El gobierno de Perú no ha respondido hasta el momento si aceptará o no liberar a los 300 presos del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA), organización insurgente que la noche del martes tomó la residencia de la embajada de Japón en esta capital y mantiene como rehenes a unas 250 personas.
Luego que los "emerretistas"' liberaron a las mujeres y ancianos y, posteriormente, al personal de servicio, quedan en sus manos alrededor de 250 invitados varones, entre ellos el canciller Francisco Tudela, el presidente de la Corte Suprema, 12 embajadores, tres parlamentarios y otras personalidades.
La policía ha alejado a los periodistas a 100 metros de la residencia del diplomático japonés, pero la TV local cubre panorámicamente lo que ocurre en el jardín y las calles adyacentes desde los elevados edificios vecinos.
Los insurgentes están apostados en el cuerpo central de la residencia diplomática, dejando despejado y como tierra de nadie el amplio jardín que la rodea, mientras la policía controla la calle desde la puerta exterior.
Según uno de los dos varones que lograron escapar en las primeras horas de este miércoles, los insurgentes han clasificado a sus rehenes en orden de jerarquía y mantienen a los que consideran más importantes en el segundo piso.
Los rehenes evadidos son el alcalde de Miraflores, Fernando Andrade y el comandante naval y edecán de Fujimori, Rodolfo Reategui.
Andrade se escabulló desde la ventana de un baño al jardín, mientras que Reategui se despojó de su uniforme y cubriendo con tohallas su cuerpo desnudo ganó la calle corriendo en zig zag.
A 12 horas de la captura de la embajada por los insurgentes, fuentes extraoficiales aseguran que no se han iniciado negociaciones entre el "comandante Huerta", seudónimo del insurgente que dirigió la captura de la embajada, y el gobierno.
Pero varios indicios muestran que hay un nivel de coordinación telefónica con algún jefe policial.
El jefe de la oficina en Lima de la Cruz Roja Internacional, Michel Mining, entra y sale constantemente de la casona en donde reside el embajador japonés, acompañó a los rehenes que fueron liberados e hizo ingresar medicinas para algunos rehenes asmáticos, diabéticos e hipertensos.
El asalto se produjo a las 20.00 hora locales. Unos 20 insurgentes que habían ingresado disfrazados como cocineros y mozos de servicio para la recepción diplomática desenfundaron armas, incluyendo fusiles AKM, y obligaron a tenderse en el suelo a los invitados que departían bajo un toldo en el jardín.
Mediante cuatro disparos de granadas antitanque disparadas por fusiles, el MRTA comunicó sonoramente que tenía en su poder la embajada, y de inmediato se produjo un intercambio de disparos (aparentemente casi todos al aire) con los policías que se encontraban en el exterior.
Los insurgentes concentraron a sus rehenes en la casa y desde las 22 horas comenzaron a liberar a las mujeres en grupos de 10, comenzando por las más ancianas, entre las que se encontraba la madre del presidente Alberto Fujimori.
Algunas de las mujeres liberadas informaron que sólo una persona resultó herida en el confuso tiroteo de los primeros minutos, un insurgente impactado en la pantorrilla por una bala.
Mediante una de las invitadas, una periodista norteamericana, se conocieron las demandas de los insurgentes: reclaman la libertad de todos sus compañeros presos y solicitan la presencia del Defensor del Pueblo, Jorge Santisteban, y el sacerdote católico Hubert Lansiers, ambos miembros del comité de indultos.
Utilizando el teléfono celular de uno de los rehenes, una radioemisora local logró conversar brevemente con uno de los miembros del comando del MRTA, quien anuncio que en algún momento el "comandante Huertas" convocará a una conferencia de prensa en el interior de la embajada.
Calificó como "prisioneros de guerra' 'a los rehenes y advirtió que si el gobierno no cede "comenzaremos a ajusticiar a los prisioneros…La liberación de todos los compañeros o nos morimos todos con los rehenes. ?Estamos claros?", expresó el insurgente. (FIN/IPS/al/jc/ip/96