NEPAL: Fin de la edad de la inocencia en política

El gobierno que encabeza el primer ministro de Nepal, Sher Bahadur Deuba, sobrevivió a un nuevo susto, pero esta última crisis de la monarquía parlamentaria también marcó el fin de la edad de la inocencia en la joven democracia del Himalaya.

Como nunca había sucedido en los siete años de historia democrática de Nepal, el país vivió un drama político de alto voltaje, en que el gobierno fue acusado de corrupción, soborno, secuestro e incluso asesinato de parlamentarios opositores.

Los medios de prensa opinaron que el perdedor de esta crisis no ha sido solamente la oposición -que no consiguió este martes un voto de censura contra Deuba- sino todos los dirigentes políticos en general, que están desacreditados ante la gente.

El problema se suscitó cuando los partidos comunistas de la oposición presentaron una moción de censura por segunda vez en nueve meses, contra el gobierno de coalición de tres fuerzas en el que predomina el Partido del Congreso Nepalés, que orienta Deuba.

Lo mismo que la vez anterior, los comunistas lograron arrancar un jirón de la coalición gobernante. Más de la mitad de los 19 legisladores de uno de los coaligados -el Partido Democrático Nacional (NDP)- desertaron del gobierno.

El gobierno estuvo en verdadero riesgo cuando dos de los tres legisladores del otro socio, el Partido Sadbhavana de Nepal, decidió respaldar a los comunistas.

Para salvar su gobierno en la Cámara de Representantes de 205 miembros donde dispone de una estrecha mayoría, Deuba debió realizar maniobras desesperadas, como enviar fuera del país a cinco ministros que amenazaban con votar la censura.

Finalmente el gobierno logró que un mínimo de 101 legisladores se opusieran a la moción de censura, lo cual desde el punto de vista técnico cerró el paso a la moción y permitió al gabinete continuar su gestión pero como gobierno en minoría.

De acuerdo con la Constitución, es el partido que propone la moción de censura el lque debe demostrar que dispone de apoyo mayoritario en la Cámara.

Algunos analistas entienden que Deuba está ahora moralmente obligado a dimitir o a convocar nuevas elecciones.

También reclaman su renuncia los partidos comunistas de la oposición y la facción disidente del NDP. (FIN/IPS/tra-en/sp/mu/arl/ip/96

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