Diplomáticos africanos se apresuran a presentar sus candidatos para reemplazar al secretario general de la ONU, Boutros Boutros-Ghali, en vísperas de la nominación de un sucesor por el Consejo de Seguridad, este martes.
El embajador italiano Francesco Paolo Fulci, actual presidente del Consejo de 15 miembros, confirmó que cuatro diplomáticos africanos presentaron formalmente sus candidatos para sustituir al egipcio Boutros-Ghali.
Los nuevos postulantes son el subsecretario general Kofi Annan, de Ghana, el secretario general de la Conferencia Islámica, Hamid Algabid, de Níger, el ex enviado de Mauritania ante la ONU, Ahmedou Ould Abdallah, y el canciller de Costa de Marfil, Amara Essy, los cuales fueron oficialmente declarados candidatos el viernes.
También se mencionaron otros postulantes, aunque no en forma oficial.
El presidente de Senegal, Abdou Diouf, anunció que su país propondrá a su canciller, Moustapha Niasse. También se preparan para la candidatura el secretario general de la conferencia Hábitat II, Wally N'Dow, de Gambia, y el de la Organización de Unidad Africana (OUA), Salim Ahmed Salim, de Tanzania.
Otro contendiente, el embajador de Nigeria ante la ONU, Ibrahim Gambari, también reúne apoyo, y algunos funcionarios del foro mundial opinan que podría ser uno de los pocos africanos capaces de superar diferencias lingüísticas y regionales y transformarse en el candidato de toda Africa.
No obstante, las posibilidades de Gambari son escasas debido al aislamiento diplomático del régimen dictatorial de Nigeria, agregan los funcionarios.
Mientras, los otros candidatos deberán enfrentar varios obstáculos para suceder al egipcio Boutros-Ghali, cuya reelección aún es posible aunque dejó su candidatura en suspenso el pasado miércoles, después de que Estados Unidos insistió en que vetaría su segundo período al frente de la ONU.
Por ahora, lo único seguro es que el próximo secretario general de la ONU será de Africa, pues los países del continente manifestaron su deseo de mantener el cargo dos períodos consecutivos.
Estados Unidos enfrenta ahora una situación paradójica. Al deshacerse de Boutros-Ghali, a quien Washington acusa de poca ejecutividad para reformar la ONU, el gobierno de Bill Clinton quizás deba aceptar otro candidato tan problemático como él para sus intereses.
El principal postulante es Salim. El vicepresidente de Sudáfrica, Thabo Mbeki, dijo que su país lo respaldaría si Boutros- Ghali resulta definitivamente marginado, y se prevé que contará con el respaldo de los delegados de Africa austral.
El jefe de la OUA constataría pronto que su popularidad supera en Africa a la de los restantes candidatos. Salim, quien fue embajador de Tanzania ante China y Cuba, es respetado entre los no alineados y los países socialistas.
Fue, además, uno de los personajes clave en la admisión de China en la ONU en perjuicio de Taiwan, en 1971.
Pero Estados Unidos considera a Salim demasiado independiente para sus intereses, y, de hecho, vetó su candidatura a la secretaría general hace 15 años. Salim obtendrá probablemente la mayoría de los votos en las consultas informales, pero Washington podría vetarlo, según fuentes diplomáticas.
Cuando el Consejo de Seguridad considere el asunto, los candidatos afrontarán varias ruedas de consultas no oficiales, en las cuales los miembros del organismo manifestarán, en secreto, sus preferencias.
Pero los principales contendientes también serán votados secreta e individualmente, y en esa votación los cinco miembros permanentes del Consejo (China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia) podrían vetar a los candidatos que no consideran deseables.
Por eso, China vetará, seguramente, la candidatura de Moustapha Niasse, pues su país, Senegal, mantiene relaciones diplomáticas con Taiwan.
El liderazgo de la Conferencia Islámica a cargo de Algabid lo convierten en un candidato inadecuado para las potencias occidentales, quienes nunca antes aceptaron un musulmán como secretario general.
Annan, un funcionario de carrera de la ONU desde 1962, ignora, según diplomáticos de Africa, las preocupaciones de este continente, y, para colmo, despierta resistencias en Estados Unidos.
Mientras tanto, Francia, que brindó fuerte respaldo a Boutros- Ghali, desea que el secretario general sea un africano francoparlante, un espaldarazo implícito a Ould Abdalla, hasta hace poco enviado de la ONU a Burundi, y a Essy, quien presidió la Asamblea General en 1994.
Pero Washington considera a Essy "una especie de peso pluma", mientras Ould Abdalla se ve perjudicado por las acusaciones contra el gobierno predominantemente árabe de su país, Mauritania, acusado de mantener la esclavitud.
Funcionarios de la ONU consideran que pocas figuras podrían ser tan efectivas como Boutros-Ghali, a pesar de todas sus fallas. "Se esté o no de acuerdo con él, no cabe duda de que Boutros- Ghali es un hombre inteligente y siempre se pone al frente en cualquier situación", dijo uno de ellos.
En contraste, agregó, la mayoría de los otros candidatos son meros administradores con pocos antecedentes de liderazgo independiente.
Ese concepto era el mismo que manejaba Estados Unidos cuando aceptó, a regañadientes, que el diplomático egipcio reemplazara al peruano Javier Pérez de Cuéllar en 1991.
En estos cinco años, la gestión de Boutros-Ghali en Bosnia- Herzegovina, Somalia y Ruanda obligó a Clinton a acusarlo de ejercer demasiado liderazgo, mientras el opositor Partido Republicano negó persistentemente su voto en el Congreso a las misiones de mantenimiento de la paz.
Otras sorpresas similares podrían surgir en el futuro, quienquiera que resulte electo como secretario general de la ONU. (FIN/IPS/tra-en/fah/aa/ml-mj/ip/96