MEXICO: Oficialismo nombra nuevo jefe ante reveses electorales

El relevo en la cúpula del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobierna México desde su origen en 1929, fue interpretado hoy por políticos y analistas como un intento de mejorar el desempeño electoral del sector.

Humberto Roque Villanueva, jefe del bloque de diputados oficialista, se perfiló este sábado como principal aspirante a suceder en la conducción del PRI al renunciante Santiago Oñate, decisión que se asumirá posiblemente este domingo.

Oñate fundamentó su dimisión, presentada la noche del viernes, en que el PRI "reclama un decidido impulso y una dirigencia renovada, libre de cargas y desgastes" de cara a los comicios parlamentarios parciales de 1997.

Observadores y políticos tanto del oficialismo como de la oposición coincidieron en que los importantes reveses electorales sufridos este año por el PRI en comicios locales fueron la causa fundamental del cambio de mando.

El PRI perdió en 1996 las elecciones en las capitales de los estados de Michoacán, Chiapas, Puebla, Sinaloa, Oaxaca y Coahuila, entre otros municipios claves, así como el control de los congresos de Coahuila y del populoso estado de México, que rodea la zona metropolitana.

Sin embargo, el oficialismo retuvo la gobernación de Michoacán, obtuvo más de 65 por ciento de las diputaciones, presidencias municipales y regidurías en juego y recuperó las alcaldías más importantes de los estados de Baja California Sur y Quintana Roo.

La séptima asamblea del PRI, bajo la dirección de Oñate, fijó nuevos requisitos para la candidatura oficialista a la presidencia de México, entre ellos la posesión de antecedentes en cargos electivos.

Esta reforma, considerada una reacción del ala tradicionalista del PRI contra la denominada "tecnocracia" que dominó las últimas dos décadas, afectó a miembros del gabinete ministerial que se consideraron excluidos de la carrera por la sucesión presidencial.

El inmediato y masivo respaldo público de los legisladores oficialistas a la designación de Villanueva como sucesor de Oñate, así como la ausencia de otras candidaturas fuertes, parece confirmar el resurgimiento del sector "duro" o "político".

Las renuncias presentadas este mes por varias figuras oficialistas que se pasaron al centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD, segunda fuerza opositora) debilitó la gestión de Oñate.

La jefatura del PRI había sido cuestionada antes por la bancada de diputados oficialistas, cuando enmendaron una ley electoral democratizante negociada entre el oficialista, el PRD y el derechista Partido Acción Nacional (PAN, principal oposición).

Las enmiendas no sólo restaron sentido de apertura al proyecto, pues también perjudicaron el vínculo entre gobierno y las fuerzas opositoras y su imagen de flexibilidad pluralista.

Las deserciones del PRI, que parecen seguir un ritmo programado, incluyeron ya a dos ex gobernadores estatales, una senadora y una diputada, y continúan sucediéndose en forma ininterrumpida.

El fundamento de estas dimisiones y del correspondiente cambio de filiación política en beneficio del PRD consiste en que "el PRI ha abandonado la defensa de las causas populares y los principios del movimiento social plasmado en la revolución de 1910- 1917".

Los máximos dirigentes del PRD y del PAN coincidieron en señalar que el cambio en la cúpula del PRI tiene el objetivo de evitar nuevos reveses electorales, al tiempo que revela una crisis profunda.

Felipe Calderón, del PAN, calificó de "vergüenza para el país, y no sólo para el PRI, la forma en que, sin consideración ni decoro, son despedidos sus principales dirigentes".

Añadió que el relevo de Oñate deja en evidencia "la descomposición creciente del oficialismo, a la que se quiere detener mediante reacomodos y alianzas cada vez más frágiles e inconsistentes".

"Buscan restaurar lealtades y complicidades, pero es tarde, y veremos un PRI dividido en el proceso electoral de 1997", sostuvo.

A su vez, Manuel López Obrador, del PRD, dijo que "la renuncia de Oñate es signo de la grave crisis del régimen, producto de su corrupción y de luchas intestinas por el poder".

Según López Obrador "la señal más preocupante es la posible designación de Villanueva, que pretende detener el avance del movimiento democrático con prácticas fraudulentas".

Afirmó que "el relevo muestra la decadencia del PRI, debida a su crisis de identidad, porque es un partido que surgió del movimiento revolucionario de la segunda década del siglo pero traicionó sus principios al plegarse al neoliberalismo dominante".

"Villanueva es del grupo más atrasado del PRI, y es mucho decir…", añadió.

A juicio de López Obrador, "el PRI está sumido en la lucha de facciones internas, en la corrupción de sus dirigentes y de los gobernantes emanados de sus filas, y en la impunidad de los crímenes por 'vendettas' entre sus grupos de poder".

"Peor aun, se ha alejado del ideario democrático y social que en algún momento de su historia fue su razón de ser", sentenció.

Ante la renuncia de Oñate, que los analistas coinciden unánimemente en atribuir a decisiones del presidente de México, Ernesto Zedillo, deberá reunirse el Consejo Político Nacional del PRI para nombrar sucesor, lo que se prevé para este domingo.

El PAN y el PRD designan a sus jefes partidarios mediante elecciones entre sus afiliados que se efectúan en todo el territorio mexicano. (FIN/IPS/emv/mj/ip/96

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