El nuevo año se abrirá en México con la puesta en marcha de un plan de lucha de los dos millones de deudores morosos de la banca agrupados en "El Barzón", uno de los organismos más numerosos del país.
Micros, pequeños y medianos productores, así como firmas comerciales e industriales del campo y la ciudad, receptores de préstamos para vivienda y poseedores de tarjetas de crédito, piden una renegociación de sus adeudos "que haga posible pagarlos".
El plan de lucha abarca, además del cese del pago de deudas, una campaña de manifiestos y movilizaciones públicas y una propuesta de alianza a los partidos opositores contra el Partido Revolucionario Institucional (PRI), en el poder desde 1929.
En 1997 habrá elecciones generales de renovación legislativa en las cuales estarán en edad de votar unos 60 millones de mexicanos, sobre una población total algo superior a los 93 millones.
Para febrero El Barzón, que toma su nombre de un implemento rural usado en las yuntas de bueyes, convocó a reuniones de precandidatos opositores a fin de acordar postulaciones unificadas en busca de una derrota del PRI.
Voceros gubernamentales afirmaron reiteradamente durante los últimos meses que "la peor respuesta al problema de las deudas vencidas sería condonarlas total o parcialmente, ya que ello perjudicaría a los prestatarios y contribuyentes cumplidos".
Las autoridades señalaron que diversos planes de renegociación formulados en acuerdo con la banca privada dan pie a los deudores para regularizar su situación.
Sin embargo, en la práctica, el porcentaje de quienes se acogieron a tales programas no fue el esperado.
Alfonso Ramírez, dirigente de El Barzón, afirmó que los seis sucesivos planes oficiales para reestructurar la "cartera vencida" de la banca, que involucra a la mitad de los usuarios de créditos, fracasaron por falta de participación de los deudores.
Dijo que "el gobierno pretende sin éxito la admisión de enormes deudas totales, resultantes de ajustes derivados de la crisis económica estallada en 1994, así como el reconocimiento de excesivas cargas inflacionarias y altísimas tasas de interés".
Y añadió: "Las reestructuraciones de las deudas fracasaron sencillamente porque la gente no tiene con qué pagar."
Ramírez estimó el costo fiscal de los planes oficiales en una suma equivalente a 30.000 millones de dólares, que a su juicio no sirvió para mejorar la situación de los deudores, "sobre cuyas espaldas se busca descargar todo el peso del problema".
Adujo que, al revés, al terminar 1996, el número de personas y firmas en cartera vencida representa má del 50 por ciento de los solicitantes de préstamos a los bancos, lo que significa que unos 4,1 millones de individuos se hallan en suspensión de pagos.
Para mediados de febrero está prevista una Asamblea Nacional de El Barzón, que, además de gestionar y presentar candidaturas, deberá aprobar una Carta sobre Derechos Económicos de los Mexicanos y un Código de Etica para Servidores Públicos.
"El gobierno gastó más en rescatar a los bancos en problemas que en resolver la situación de millones de personas que están en moratoria de pagos", expuso Ramírez.
Otro dirigente de El Barzón, Manuel Ortega, expresó que la banca, reprivatizada en 1992, "se ha convertido en un lastre para las finanzas públicas y no está cumpliendo como agente del desarrollo socioeconómico mexicano".
Ortega puso el acento en que el gobierno y la banca rechazaron "propuestas viables y relativamente poco costosas de rescate del adeudo presentadas por El Barzón".
Esas propuestas consistieron en conformar un fideicomiso de apoyo a los deudores y condonar 30 por ciento de los créditos vencidos.
En tanto el grupo financiero Inverlat informó que en 1996 se redujo dos por ciento, en términos reales, el financiamiento de la banca al sector privado, cerrando con un monto aproximado equivalente a 100.000 millones de dólares.
Fue el segundo año de tasas negativas registrado en este índice del financiamiento bancario, ya que en 1995 hubo una caída de 19 por ciento.
El pronóstico de Inverlat prevé un alza del financiamiento de 17 por ciento en 1997, que dejaría al índice sólo tres por ciento debajo del registrado en 1994. (FIN/IPS/emv/dg/if-ip/96