MERCOSUR: Los automóviles, otra vez manzana de la discordia

El primer día de 1997, cuando se inicie la construcción de una planta automotriz de la alemana Mercedes Benz en el estado brasileño de Minas Gerais, con una inversión de 820 millones de dólares, se habrá concretado un sueño en ese país, que desvela a los argentinos.

Los diversos estados brasileños ofrecen siempre nuevos y mayores grandes incentivos a la radicación de automotoras, un atractivo que abre una profunda brecha con Argentina y que amenaza con desatar una nueva crisis en el Mercosur con la industria de automóviles como protagonista.

La primera gran crisis fue en abril de 1995, cuando Brasil elaboró un régimen automotor sin consultarlo con Argentina. Tras una serie de negociaciones, el conflicto se zanjó y Brasil aceptó negociar un régimen común para el Mercosur que regirá a partir de 2000.

Pero este jueves, a sólo dos días de la cumbre del bloque en Fortaleza, Brasil, el presidente de la nación anfitriona, Fernando Henrique Cardoso, firmó un decreto que otorga amplios beneficios a las empresas que se instalen en el nordeste de ese país, decisión a medida de las automotoras Hyundai y Asia Motors.

Su par argentino Carlos Menem le había advertido el martes que si Brasil continuaba otorgando beneficios, Argentina haría lo mismo, pero Cardoso respondió que el decreto estaba "en estudio". Este jueves, las terminales radicadas en Argentina expresaron su sorpresa y malestar por la novedad.

Hasta ahora, los estados de Minas Gerais, Rio Grande do Sul, Santa Catarina, Paraná, y desde esta semana los de la región nordeste, otorgaron fuertes incentivos a la instalación de fábricas, al punto de cambiar decisiones de algunas multinacionales que tenían previsto desembarcar en Argentina.

El Mercosur planea fabricar unos tres millones de vehículos al comenzar el próximo milenio. Muchas transnacionales están por eso en carrera para instalar en los distintos países del bloque fábricas de productos que se complementen en el mercado.

En diálogo con IPS, el presidente de Mercedes Benz Argentina, Axel Arendt, sostuvo que Argentina y Brasil "deben tener una estrategia común en el Mercosur".

Si Brasil, que es el país más grande del bloque, ofrece ventajas, Argentina, quiera o no, no se puede quedar atrás, advirtió.

El caso de la alemana es un ejemplo de las diferentes políticas del país huésped, atribuídas en parte a la fuerte competencia que hay en Brasil entre los propios estados del interior.

Desde mediados de septiembre, Mercedes Benz comenzó a producir el utilitario Sprinter en Argentina con una inversión de 100 millones de dólares.

El proyecto es producir 15.000 unidades al año, de las cuales 10.000 irán a Brasil, 3.000 quedarán para el mercado nacional y 2.000 para el resto de América Latina.

La semana próxima se embarcan los primeros 100 utilitarios hacia Brasil, pero no son pocas las dificultades que sortea la empresa para llegar al puerto.

Los caminos desde la planta situada en la localidad de González Catán, provincia de Buenos Aires, son muy malos y muy transitados, lo cvual encarece los fletes. Desde hace dos años la empresa reclama infructuosamente al gobierno que asfalte una ruta alternativa que sería más directa.

Esa no es la única desventaja para la compañía en Argentina. La planta de González Catán, que emplea a 1.400 trabajadores, abona por año a la provincia un millón de dólares de impuestos fiscales. Antes de decidir el sitio, recorrieron provincias del interior y ninguna ofrecía ventajas.

Cuando un terreno resultaba accesible, no tenía conexiones de electricidad o gas, proyectos que debían correr por cuenta del inversor.

En Minas Gerais se levantará el primer día de 1997 la planta que fabricará 70.000 unidades de un vehículo mediano para el Mercosur -el Clase A-, que será el primer auto de precio accesible que fabrica Mercedes.

El estado regaló un terreno fiscal de 2,8 millones de metros cuadrados y otorgó a la empresa una exención impositiva por 10 años, además de ofrecer capacitación laboral para los que trabajen en la compañía.

Allí, en Juiz da Fora, se emplearán 1.500 operarios directos y se crearán unos 5.000 empleos indirectos. El auto que saldrá en 1999 se venderá en todo el mundo, y en Argentina será moneda de cambio con el "Sprinter" para compensar el intercambio.

El presidente de la empresa alemana en Argentina explicó que la estrategia de la multinacional es situarse en las regiones de mayor potencial de crecimiento, entre las que citó al sudeste asiático primero y al Mercosur después.

Pero admitió también que es muy difícil convencer al directorio y a los accionistas de invertir en Argentina y no en Brasil, o en los países de Asia, si los incentivos que otorga el país no son lo suficientemente atractivos para hacer negocios. (FIN/IPS/mv/dg/if/96)

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