El gobierno de India guardó en una carpeta el proyecto Agni, un misil balístico de alcance intermedio fabricado en el país y parcialmente probado, debido a la ostensible presión de Estados Unidos.
La suspensión del proyecto también revela la falta de una política nacional de seguridad, la ausencia de coordinación entre las agencias del gobierno en la materia y las sempiternas discrepancias entre políticos y militares de India.
El Comité Permanente de Defensa aseguró al parlamento que el proyecto se mantendría "abierto" y reiteró que el el Agni ("fuego", en idioma hindi) representaba una "demostración de capacidad tecnológica" y no el desarrollo de un sistema de misiles.
La repentina decisión de aplazar el Agni, adoptada la semana pasada, contradice actitudes del propio comité, que en marzo reclamó al gobierno el desarrollo y producción del proyectil con destino a los arsenales militares.
El comité sostuvo que los presupuestos reducidos del sector impedían la modernización de las fuerzas armadas indias, que no podrían acompasar el ritmo de avance en materia de equipamiento de vecinos hostiles como Pakistán y China.
Los dos países, presentes en todas las hipótesis de conflicto bélico de India, avanzan en el desarrollo de sus arsenales, especialmente de sus sistemas misiles con capacidad nuclear.
India y Pakistán se enfrentaron en tres guerras desde la independencia de ambas naciones de Gran Bretaña, en 1947, y la resolución de varios diferendos fronterizos aún está pendiente.
La suspensión del Agni fue decidida tres meses después de que A. J. P. Kalam, jefe de la Organización de Investigación y Desarrollo de Defensa (DRDO) y arquitecto del avanzado programa de misiles, remitió al primer ministro H. D. Deve Gowda los resultados de las pruebas de los proyectiles.
Kalam sostuvo que las quejas sobre armamentismo no tenían sentido en lo que refiere al Agni después de que India negó su firma al Tratado de Prohibición Total de Pruebas Nucleares (CTBT).
Por lo tanto, aseguró el funcionario, el país era libre para probar sus misiles de largo alcance sin temor a represalias.
En su tercera y última prueba, efectuada en febrero de 1994, el Agni, de 21 metros de longitud y 19 toneladas de peso, dio exitosamente en el blanco designado a 1.400 kilómetros de distancia, unos 1.100 kilómetros menos que su alcance óptimo.
Luego, se declaró al proyecto como "demostración de capacidad tecnológica" y se lo aplazó en forma temporaria, supuestamente debido a presiones de Estados Unidos, que está decidido a impedir la proliferación de misiles en Asia meridional.
Funcionarios militares afirmaron, de todos modos, que la falta de cualquier tipo de planeamiento en defensa y seguridad en carácter de política nacional de estado es lo que se oculta detrás del abandono de proyectos en fases avanzadas, como el Agni.
Pakistán protagoniza una "guerra por intermediarios" en el disputado estado septentrional indio de Cachemira, pues, afirmaron, arma y entrena a quienes combaten hace siete años por la constitución de un estado musulmán independiente. Islamabad rechaza las acusaciones.
Mientras tanto, China moderniza con celeridad su fuerza aérea y su marina, al tiempo que afila sus armas nucleares.
A pesar de que las relaciones entre China e India, los países más poblados del mundo, mejoraron a fines de la década pasada y los soldados de ambos se retiraron detrás de las líneas de seguridad pactadas, los militares indios son escépticos respecto de las futuras intenciones de su vecino.
Los funcionarios de India están preocupados porque, afirman, no se presta atención a lo que podría surgir como una amenaza seria contra la seguridad del país en los próximos años.
Altos militares sostuvieron que la falta de una doctrina de seguridad impide el planeamiento operativo, medidas disuasivas creíbles y una política de equipamiento bélico. De eso es un ejemplo, explicaron, las erráticas idas y venidas en torno a la creación de órganos que entendieran en la materia.
Después de la independencia, se instaló un Comité de Defensa del gabinete, presidido por el primer ministro e integrado, entre otros, por los tres comandantes en jefe.
El organismo fue reemplazado a mediados de la década del 60 por el Comité del Gabinete para Asuntos Políticos (CCPA), con funciones más amplias y difusas.
Los militares no han integrado nunca el CCPA, pero miembros del cuerpo han admitido que tampoco hubo coordinación efectiva entre los ministerios de Defensa, Relaciones Exteriores, Ciencias y Economía ni entre éstos y las agencias de inteligencia.
Los controles burocráticos sobre la política de seguridad aislaron progresivamente a los militares de las cuestiones de defensa, lo que dejó a virtuales novicios a cargo de estos delicados asuntos.
Altos funcionarios de defensa afirmaron que deben operar en un sistema donde los militares y el gobierno estaban invariablemente en desacuerdo e imposibilitados de ejecutar o iniciar cualquier planificación a largo plazo.
En 1986, el entonces primer ministro, Rajiv Gandhi, constituyó un comité asesor que incluía a altos funcionarios de los ministerios de Relaciones Exteriores, Defensa y Gobierno, el secretario del gabinete, el jefe de inteligencia y el director del Instituto para Estudios y Análisis Estratégicos.
Pero los jefes de las tres ramas militares fueron exluidos nuevamente del comité que, de todos modos, fue herido de muerte tras el fracaso de la Fuerza India de Mantenimiento de la Paz en Sri Lanka.
Pero, en 1990, el gobierno del primer ministro Vishwanath Pratap Singh anunció la creación de un Consejo de Seguridad Nacional compuesto por él mismo, los ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa.
El cuerpo contaría con un Grupo Estratégico presidido por el secretario del gabinete e integrado por los comandantes de las tres ramas de las fuerzas armadas, altos funcionarios y encargados de los servicios de inteligencia.
El gobierno de Singh cayó 11 meses después de asumir y el experimento de un Consejo de Seguridad Nacional no prosperó hasta 1993, cuando el anterior primer ministro, P. V. Narasimha Rao, anunció la restauración de ese órgano.
Un año después, Rao sostuvo que el órgano estaba en proceso de creación. Desde entonces, no se ha vuelto a hablar del Consejo. (FIN/IPS/tra-en/rb/an/mj/ip/96