La firma del cese al fuego definitivo entre la guerrila y el gobierno de Guatemala, producida hoy en Noruega, hacía soñar a muchos con un país más tranquilo, pero la violencia se ha incrementado en los últimos días.
El cese al fuego es el primero de los tres tratados que se firmarán en Europa y que concluirán con un acuerdo de "paz firme y duradera" el día 29 en la ciudad de Guatemala, para poner fin a 36 años de un enfrentamiento armado interno que dejó un saldo de 150.000 muertos.
Al pacto de Oslo seguirá, el sábado próximo en Estcolomo la suscripción de un acuerdo de Reformas Constitucionales y Régimen Electoral, y el día 12, en Madrid, de otro acerca de la reinserción social de los insurgentes de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca.
Siete cadáveres acribillados a balazos y con el "tiro de gracia", signos característicos de las ejecuciones extrajudiciales, han sido encontrados esta semana en distintos lugares del sureño departamento de Escuintla, a unos 55 kilómetros de la capital.
A esos hechos se suma una ola de secuestros, robos y asaltos, así como el hecho de que las autoridades no han podido controlar la proliferación ilegal de armas entre civiles.
El ministro de Gobernación (Interior), Rodolfo Mendoza, tras reconocer que ha habido un repunte de la violencia, opinó que ello podría deberse a grupos que intentan desestabilizar el país.
"Hay sectores interesados en entorpecer la firma de la paz, porque la aparición de cadáveres a la orilla de las carreteras ha golpeado mucho al país en el pasado", declaró.
Mendoza solicitará el apoyo de instituciones como el Ministerio Público para establecer una comisión especial que encuentre a los responsables de la ola de violencia.
El Ministerio de Gobernación continuará paralelamente implementando acciones de represión en todo el territorio nacional con apoyo del Ejército, indicó.
Mario Polanco, dirigente de la organización humanitaria Grupo de Apoyo Mutuo, que nuclea a familiares de desaparecidos, dijo a IPS que los hechos criminales de los últimos días se enmarcan en "una operación de limpieza entre las bandas paramilitares o escuadrones de la muerte".
Las organizaciones de ultraderecha están preocupadas por la perspectiva de una paz estable y el próximo funcionamiento de una Comisión de Esclarecimiento Histórico, o Comisión de la Verdad, encargada de aclarar las desapariciones y asesinatos ocurridos en las últimas décadas.
Según advirtió el arzobispo metropolitano Próspero Penados, la inseguridad, los secuestros y el narcotráfico serán algunos de los nuevos retos que deberá enfrentar Guatemala tras la firma de la paz. (FIN/IPS/cz/dg/ip/96