La firma del acuerdo de paz entre el gobierno y la guerrilla, que pondrá fin a 36 años de conflicto armado interno, transformó a este domingo en un día de fiesta para Guatemala. Sin embargo, las dudas y los temores persisten en distintos sectores y no todos creen en la reconciliación.
Este domingo fue de fiesta, cánticos, manifestaciones, actividades culturales y artísticas para celebrar la firma de la paz. "Que todos se levanten, que nadie se quede atrás", reza un cartel de manifestantes, citando al Popol Vuh, libro sagrado de los mayas.
Hechos insólitos e históricos ocurrieron en este día en este país centroamericano, como el hecho de que por primera vez las fuerzas de seguridad se dedicaron a escoltar y a proteger a la comandancia guerrillera, en lugar de perseguirlos.
Sin embargo, la dirigente indígena y Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú, dijo que en Guatemala todavía hay sectores que no quieren la paz, pero que estos grupos ya no contarán con el apoyo del gobierno que en el pasado utilizaba su estructura para la represión.
Menchú sostuvo que muchos guatemaltecos no conocen el contenido de los acuerdos de paz entre el gobierno y la guerrilla. Sin embargo expresó que hay confianza, aunque "muchas reservas sobre su ejecución".
"El pueblo está cansado de escuchar tantas promesas que no se han cumplido y la gente creerá en los acuerdos cuando se comiencen a cumplir", aseveró la líder indígena.
Representantes del gobierno de Guatemala y de la guerrillera Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) llevaron a cabo un proceso de negociación directa desde 1991, aunque los orígenes del proceso de paz se remontan a 1986.
Durante el proceso se firmaron importantes acuerdos sobre derechos humanos, socioeconómicos, de identidad y derechos de los pueblos indígenas, así como de fortalecimiento del poder civil y papel del ejército en una sociedad democrática.
Una encuesta realizada por el influyente matutino local "Prensa Libre" revela que si bien casi todos los consultados aprueban que el gobierno y la guerrilla hayan negociado el fin del enfrentamiento armado, hay ignorancia sobre los acuerdos firmados y persisten las dudas sobre el futuro.
Pese a que la prensa local dedicó grandes espacios al tema de la paz en los últimos meses, el grado de conocimiento de los mismos es muy bajo, ya que 74 por ciento reconoció que no conoce su contenido.
Asimismo, 59 por ciento de los capitalinos encuestados manifestaron su creencia de que los acuerdos de paz no van a ser respetados.
Por su parte, los guerrilleros que desde este domingo se incorporan a la vida legal, temen que "sectores duros" del ejército que siempre se opusieron a las negociaciones de paz desaten una represión selectiva contra miembros de la URNG.
El "teniente Ortiz" dirigente de un comando urbano de las Fuerzas Armadas Rebeldes, una de las organizaciones que integran la URNG, dijo que será necesario "disolver el aparato clandestino" del ejército, porque sus estructuras secretas pueden facilitar "ajusticiamientos de dirigentes medios".
El insurgente agregó también que pese a que según los acuerdos pactados el ejército sufrirá una reducción de 33 por ciento, continúa contando con escuadrones de la muerte como la "Mano Blanca" y el "Jaguar Justiciero", además de la G-2 (inteligencia militar).
El guerrillero reconoció que tras la firma de la paz la situación del país cambiará favorablemente, pero que esto se dará paulatinamente, "no de la noche a la mañana".
Agregó también que la URNG se enfrentará a un cambio radical, de una organización político-militar a un partido político "de nuevo tipo" que estará conformado por los actuales militantes, simpatizantes y otras organizaciones afines.
El presidente Alvaro Arzú también expresó que "el maná no caerá del cielo al día siguiente de la firma de la paz" y que será un proceso en el que deberán participar todos los guatemaltecos para que los acuerdos pactados se cumplan y la paz se consolide. (FIN/IPS/cz/jc/ip/96
