La Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) inició hoy en esta capital una cumbre de dos días con el anuncio de un acuerdo entre los países miembros para la reducción de armamentos de las Fuerzas Convencionales en Europa (FCE).
A partir del encuentro de Lisboa comenzará a ser implementada una Carta de Seguridad Europea.
La primer jornada de la cumbre estuvo marcada por discursos cautos y diplomáticos.
Asisten a la cita 54 de los 55 miembros de la OSCE (la Federación Yugoslava de Serbia/Montenegro está suspendida), de la que hacen parte los países europeos, Estados Unidos y Canadá, así como seis naciones del Mediterráneo y Japón, asociados para la cooperación.
Los presidentes de Estados Unidos, Bill Clinton, y de Rusia, Boris Yeltin, son los dos grandes ausentes de la cumbre. Fueron reemplazados por el vicepresidente Al Gore y por el primer ministro Viktor Chernomirdin, respectivamente.
Según loss observadores locales, la ausencia de los dos jefes de Estado restó importancia e impacto al encuentro.
En su discurso de apertura, el primer ministro portugués Antonio Guterres hizo un llamamiento a "ampliar la cultura democrática en todos los países de la OSCE", fustigando "los conflictos étnicos que solo trajeron muerte y destrucción".
"La paz entre los Estados presupone paz interna y ésta se llama democracia, se llama respeto por los derechos humanos, por el respecto por los ciudadanos", añadió.
Acogiendo la tradicional postura rusa, apeló a la "reflexión sobre el futuro de la arquitectura de seguridad en Europa para el siglo XXI".
Concilió luego esa postura con la idea de Estados Unidos de que la OSCE aborde estos temas "en un marco más vasto".
Chernomirdin ratificó este lunes la frontal oposición de Moscú a una ampliación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) hacia Hungría, Polonia y la República Checa.
Rusia es favorable a dar a la OSCE un papel preponderante en el futuro de la seguridad continental, confirmó.
Gore, por su parte, expreso que la OSCE no debe trabajar sola "porque no es la única" organización existente en este campo. Llamó a una mayor cooperación con la OTAN y con la Unión Europea Occidental, garantizando a Rusia que la alianza atlántica "desea cooperar" con ella.
Pese a la aparente discrepancia de fondo entre Moscú y Washington, un miembro de la delegación húngara reveló a IPS que Moscú "mantiene una línea dura dirigida a la casa y otra más flexible entre bastidores diplomáticos".
Esa opinión aparece avalada por el analista Carlos Santos Pereira, el principal experto portugués en Europa Central y Oriental.
Los rusos, aislados en una OSCE em principio partidaria de la la ampliación del pacto atlántico, "esperan gestos simbólicos, que aparezcan algunas concesiones de Occidente", "una cooperación, una asociación, ser escuchados", indicó Santos Pereira.
"Hay que conocer la mentalidad rusa. Muchas veces se trata de razones de orgullo nacional, de no ser humillados internacionalmente", afirmó.
Entre las notas curiosas del inicio de la cumbre destaca el indisimulado malestar de los delegados ante los atrasos de más de una hora en llegar a Lisboa del presidente francés Jacques Chirac y de los jefes de gobierno de Alemania, Helmut Kohl, y del Reino Unido, John Major.
En cambio, Gore y el primer ministro de Italia Romano Prodi respetaron escrupulosamente el horario y el protocolo.
En materia de seguridad, el único incidente fue protagonizado por un agente de los servicios secretos del Mosad israelí, que al insistir entrar al salón de delegados junto al primer ministro de su país Benjamin Netanyahu, contrariando las normas del protocolo, fue impedido por la fuerza por policías portugueses. (FIN/IPS/mdq/dg/ip/96