ESTADOS UNIDOS: Niños contra Disney por bajos salarios en Haití

La gigantesca compañía Walt Disney Corporation siempre tuvo en los niños su mayor respaldo, pero los alumnos de la escuela Berkeley Carroll, en el barrio neoyorquino de Brooklin, ya no son fanáticos del ratón Mickey.

Escolares de entre siete y diez años se unieron en ese centro de estudios para firmar una carta donde el popular roedor aparece sollozante debajo de la frase "¡no confíe en el ratón!".

Es que, para estos niños, la actitud de la Disney en las fábricas que contrata en el extranjero se parece más a la de Cruela De Vil, la mefistofélica dama que intenta asesinar cachorritos en la película "101 Dálmatas", que a la del generoso y desinteresado Mickey.

"¿Sabía usted que los trabajadores de Disney en Haití apenas pretenden 58 centavos de dólar por hora, suma que les permitiría mantener a sus familias?", preguntan los niños en la carta.

Y la situación es peor en Birmania, país tristemente célebre por la explotación laboral que sufren los niños y donde, según recordaron según los escolares de Brooklin, los obreros de las fábricas contratadas por Disney obtienen un salario de apenas 45 centavos de dólar al día.

Una historieta incluida en la carta representa a un gigantesco Mickey que gruñe a un pequeño costurero. "¡Vuelve al trabajo!", vocifera el personaje. La moraleja es explícita: "¿Cuán bueno es el equipo del ratón?".

Los estudiantes de la escuela Berkeley Carroll ensayaron y presentaron este mes parodias teatrales y discursos para protestar contra el abuso que sufren los trabajadores en las empresas subcontratistas de Haití y Birmania que fabrican ropa con la marca Disney.

Muchas críticas se dirigieron, con nombre y apellido, al jefe ejecutivo de la corporación, Michael Eisner.

Tanto en Haití como en Birmania, afirmaron los niños, los fabricantes ofrecen ropa a bajo costo para la Disney, y, para abatir el precio, pagan bajos salarios y no respetan condiciones de trabajo mínimas.

"Como consumidor, Disney me escuchará. Debemos decirle a todos lo que Disney hace, firmar peticiones, escribir cartas a la empresa, arrojar panfletos, en fin, hacer cualquier cosa para que Disney nos escuche", sentenció una de las niñas, Chloe Callahan- Flintoft.

Las actividades de la escuela de Brooklin fueron parte de una semana de protestas en todo Estados Unidos patrocinada por varios grupos, entre ellos el Comité Nacional Laboral, de Nueva York, y Sweatshop Watch y la Alianza West Side, ambas de California.

En medio de la campaña, 500 monjas de California, a las que se sumaron muchas otras de Brasil, Canadá y Lesotho, acusaron a Eisner de abusar de los derechos laborales mientras asistían a sus oraciones.

También se efectúan protestas frente a la principal tienda mayorista de Disney en Nueva York.

Los activistas reclaman que la compañía estadounidense entable negociaciones con sus subcontratistas haitianos para que se aumente el salario de los trabajadores de los actuales 30 centavos de dólar por hora a un mínimo de 58 centavos.

"Disney debe exigir a quienes contrata respeto los derechos humanos básicos, así como el cese de la explotación de la miseria a través de salarios ubicados por debajo del mínimo necesario para vivir", dijo Charles Kernaghan, director ejecutivo del Comité Laboral Nacional.

Kernaghan sostuvo que las protestas tocaron, en las vísperas de Navidad, un nervio en el diente de Mickey. "Nadie quiere comprar productos fabricados por niños o mujeres adolescentes obligados a trabajar largas horas en pésimas condiciones y con salarios de hambre", observó.

"Hemos contactado a los licenciatarios de Disney en Haití y trabajamos con ellos para asegurarnos de que se comporten correctamente", afirmó a IPS un vocero de la compañía Disney, quien recordó, además, que la firma no posee directamente fábricas ni en el país caribeño ni en Birmania.

El funcionario aclaró que los licenciatarios de Disney no operan más en Birmania, pues la firma subcontratista con sede en Nueva York Mamiye Brothers se retiró del país asiático.

De cualquier manera, poco indica que las protestas hayan dañado las ventas de Disney, sobre todo en la temporada de Navidad.

La compañía ha producido uno de los mayores fenómenos en las taquillas cinematográficas del invierno boreal, "101 Dálmatas", y la venta de los productos relacionados con la película ha sido exitosa.

Pero los activistas saben que Disney no es una empresa común y corriente, pues cuida con esmero su imagen pública.

Ellen Braune, vocera del Comité Laboral Nacional, dijo a IPS que será difícil que mantenga su aura de compañía orientada a la familia si entre los que protestan figuran los propios niños.

"Hasta que haya una respuesta seria y directa por parte de Disney, y no meramente actos de relaciones públicas, las protestas seguirán", dijo Kernaghan.

"Es tiempo que los 'valores familiares' de la compañía se impongan en beneficio de las mujeres y los niños que trabajan para ella", concluyó. (FIN/IPS/tra-en/fah/yjc/mj/lb hd cr/96

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