Una intensa ola de frío ha hecho aflorar en España la pobreza extrema, al completar las plazas de los refugios para indigentes y obligar a habilitar estaciones del ferrocarril suberráneo para alojar a parte de éstos.
El frío y las fuertes lluvias azotan a toda Europa. En la Península Ibérica ninguna zona ha quedado al margen de este fenómeno, aunque su manifestación varíe de acuerdo a la altura y la cercanía al mar.
En Madrid, 500 personas sin hogar coparon las plazas disponibles en los albergues municipales, donde reciben comida y cama gratis. Otroa 200, aproximadamente, se acogieron al refugio de una gran estación del ferrocarril metropolitano subterráneo (el popular "metro").
La estación de Atocha del metro, ubicada en las cercanías del tradicional parque del Retiro y de la terminal ferroviaria del mismo nombre, queda abierta toda la noche para que en sus andenes puedan refugiarse los indigentes.
El total de personas que en España carecen absolutamente de todo, que no tienen un techo donde cobijarse, empleo ni pensión, es de 55.000, según la organización no gubernamental Cáritas, vinculada a la Iglesia Católica.
La posición de las autoridades no es la misma en toda España. En Madrid y Barcelona, gobernada por el centroderecha la primera y por los socialistas la segunda, el ayuntamiento no persigue ni expulsa a los mendigos. Les ofrece albergues, pero no los obliga a cobijarse en ellos.
En la capital, es una escena de la vida cotidiana ver personas pidiendo caridad en la Gran Vía o en cualquiera de las calles. Unos disimulan el pedido directo ofreciendo en venta pañuelos de papel o un periódico de los sin casa y otros lo hacen directamente, extendiendo la mano y pidiendo una limosna.
Pero no ocurre lo mismo en otras ciudades, lo que ha llevado al Defensor del Pueblo, el democristiano Fernando Alvarez de Miranda, a disponer una investigación exigiendo el cese del hostigamiento.
En Marbella, los mendigos tienen prohibida la entrada. La ciudad está regida por el independiente Jesús Gil, dueño del club de fútbol Atlético de Madrid y famoso por sus expresiones racistas y xenófobas.
El informe del Defensor señala que "muchos alcaldes siguen utilizando ordenanzas municipales inspiradas en valores morales y éticos antidemocráticos, claramente inconstitucionales".
Así, en Cartagena y Murcia, dos ciudades de la costa del mar Mediterráneo, las autoridades municipales requisan el dinero de las limosnas recibidas por los mendigos, a los que expulsan.
En Las Palmas de Gran Canaria el alcalde, José Manuel Soria, del centroderechista Partido Popular, al igual que los de Cartagena y Murcia, bautizó como "Puente de Plata" a la operación que puso en marcha para "erradicar" la pobreza en ese centro turístico.
La operación consiste en poner a los mendigos en un avión con destino a la península ibérica. Eso sí, pagándoles el viaje, de ida solamente.
Del trasfondo de esa situación emerge una realidad: España ha conocido un fuerte desarrollo económico en las dos últimas décadas y su Producto Interno Bruto por habitante se ha colocado entre los más altos del mundo.
Pero su nivel de desempleo es también el más alto del mundo, afectando a 22 por ciento de la población activa y sin perspectivas de grandes cambios, ni siquiera si se cumplen los planes de reactivación económica.
El ministro de Trabajo, Javier Arenas, declaró el domingo al diario ABC que 1997 será el año del empleo y sus previsiones son que se crearán 237.000 puestos de trabajo.
Aún si se cumpliera ese pronóstico, la desocupación que hoy supera los 3,5 millones de personas, seguirá siendo el principal problema de los españoles.
Esa falta de trabajo es la que explica que en todo el país una quinta parte de la población, unos ocho millones de personas, esté por debajo del umbral de pobreza, según datos de Cáritas.
La organización católica puntualiza que los ingresos familiares de las personas incluidas debajo del umbral no superan el equivalente a 300 dólares mensuales.
Además, 1,5 millones de esos ocho millones están en situación de pobreza severa, ya que los ingresos sumados de cada núcleo familiar no superan los 150 dólares mensuales.
El frío ha hecho emerger el iceberg de la pobreza, mostrando sus extremos más duros, las políticas contradictorias de las autoridades y la realidad de un país próspero con grandes desigualdades sociales. (FIN/IPS/td/dg/ip-pr/96
