El mayor sindicato del sector privado de Estados Unidos asestó un duro golpe a la mafia al reelegir un presidente reformista, pero la unión aún está amenazada por elementos corruptos de "la vieja guardia", según analistas.
Por muchos años, "la imagen de los líderes sindicales ha sido la de corruptos con varios salarios y vínculos con la mafia", señaló Carl Biers, director de la Asociación para la Democracia Sindical, un grupo establecido en Brooklyn.
Sin embargo, la reelección del presidente del sindicato de los camioneros, Ron Carey, "podría ayudar a cambiar esa imagen", manifestó Biers.
La Hermandad Internacional de Camioneros (IBT, por sus siglas en inglés), que representa a 1,4 millones de conductores de camiones, vehículos recolectores de residuos y transportadores de paquetes, eligió por estrecho margen a Carey, quien desde 1991 combate duramente la corrupción sindical.
Carey derrotó a James Hoffa Jr., hijo del difunto líder de los camioneros Jimmy Hoffa, por 52 contra 48 por ciento del medio millón de votos emitidos, de acuerdo con los resultados finales conocidos el sábado.
La victoria de Carey, por segunda vez en cinco años, se produjo luego de una amarga lucha entre sus partidarios, de distintas razas, y los de Hoffa, acusado reiteradamente de connivencia con el crimen organizado.
Aunque Hoffa perdió la carrera, todavía podría ocasionar muchos problemas adicionales a los reformistas, advirtió Biers.
"Aún hay muchos funcionarios de gobierno a diferentes niveles que toleraron en el pasado la presencia de miembros de la mafia y apoyan a Hoffa", sostuvo, y predijo que ellos "resistirán los esfuerzos de Carey en favor de la democratización del sindicato".
Los esfuerzos de Carey por deshacerse de líderes sindicales corruptos y eliminar salarios y pensiones extra fueron resistidos por la vieja guardia desde que asumió el poder en 1991, con la ayuda de del grupo anticorrupción Camioneros por un Sindicato Democrático.
"Su primer período fue sumamente difícil, porque sus detractores lo combatían a diario y se esforzaban por debilitarlo, con el objetivo de poder ganar estas elecciones", señaló Ron Carver, director del departamento de campañas estratégicas de IBT.
Pero ante la segunda derrota, algunos de los antiguos líderes podrían abandonar la lucha, sugirió Carver.
"Algunos son tan corruptos que no conciben otra función que la de proteger sus bienes y beneficios adicionales", pero "confiamos en que algunos líderes se aboquen ahora a la construcción de un verdadero sindicato", manifestó.
"Estamos saliendo de la estación en el tren de la reforma y la eliminación de la corrupción", advirtió Carey a los partidarios de Hoffa al conocer el resultado de la elección.
Pero algunos analistas temen que, para ganar su segundo mandato, Carey haya tenido que negociar con algunos líderes que no tienen intenciones de promover reformas.
"Creo que su victoria sólo fue posible como resultado de una serie de compromisos con los líderes más conservadores, y eso debilita la posibilidad de cambios", opinó Robert Fitch, ex organizador sindicalista y autor de "El asesinato de Nueva York".
No obstante, subrayó, la victoria de Carey es crucial para la reforma sindical en su conjunto. "Si Hoffa hubiera ganado, ello habría significado la muerte de la reforma, y el argumento habría sido que los miembros no desean la democracia", expresó.
La victoria no sólo fortalece a Carey, sino también a reformistas de la Federación Americana del Trabajo-Congreso de Organizaciones Industriales (AFL-CIO), la principal coalición de sindicatos de Estados Unidos, observó Biers.
El presidente de la AFL-CIO, John Sweeney, depende del apoyo del sindicato de los camioneros, sin el cual él mismo no habría resultado electo, agregó.
Por extensión, el éxito de Sweeney y Carey fortalece al presidente Bill Clinton, un demócrata que recibió amplio respaldo del movimiento sindical durante su propia campaña de reelección, este año. Anteriores presidentes de IBT, como el procesado Jackie Presser, apoyaban al Partido Republicano.
"Clinton habría quedado muy mal parado" si Carey hubiese perdido la elección, porque "ya no podría volver a respaldarse en la AFL-CIO", afirmó Fitch. (FIN/IPS/tra-en/fah/yjc/ml/lb/96