EE.UU.: Inmigrantes del sur de Asia cuestionan su identidad

La primera generación de ciudadanos de Estados Unidos descendientes de asiáticos enfrenta en sus hogares la resistencia de familiares, mientras sus amigos los consideran extranjeros por su acento y color.

"Realmente no sé a dónde pertenezco, ni quién soy", se queja Lubna Sadik, bancario paquistaní en Canadá, nacido en Estados Unidos. "Cuando estoy en casa, no logro comprender la mentalidad de mis padres. Según ellos, me he convertido en estadounidense".

Según el Servicio de Inmigración y Naturalización de Estados Unidos, la mayoría de los niños del sur de Asia nacidos en Estados Unidos descienden de un millón de inmigrantes del sur de Asia llegados al país después de 1964. Otros son hijos de 6.400 imigrantes de una primera ola, en 1920.

"En la escuela, era pakistaní por mis rasgos y la forma en que hablaba, pero al regresar a casa, mis padres me llamaban 'americano', porque pensaba como uno de ellos, y decían que había perdido una tradición", dijo Sadik.

La división entre dos culturas y dos tradiciones suele hacerse sentir en varios procesos vitales, como el noviazgo. Shivani Mishra, decoradora de ambientes de origen indio, relata que cuando su familia supo que salía con un hombre estadounidense, la acusó de haberle faltado el respeto.

Desde otro ángulo, la dificultad de integrarse surge de los prejuicios que muchos ciudadanos estadounidenses tienen en relación a los asiáticos.

La abogada indioamericana Vandana Patel cree que en general "los estadounidenses ven a los asiáticos del sur como empleados de tiendas o dueños de hoteles con acentos muy marcados".

Un ejemplo es el personaje indio del programa de televisión "Los Simpson", el cual "es el estereotipo que la gente de este país tiene de nosotros", sostuvo Patel, en referencia a Apu, el inepto vendedor de verduras de la serie de Fox.

El profesor de sociología de la Universidad de Massachusetts Mohamad Alim explica que la confusión de la primera generación de inmigrantes deriva del hecho de vivir en dos mundos separados que no tienen una base cultural única. La sociedad y su hogar los condenan a elegir entre uno u otro.

Pero la segunda generación de ciudadanos estadounidenses no tiene este problema, porque se considera americana, añadió.

Alim alega que no es el pasaporte o el lenguage lo que hace a la gente como es, sino "el pasado, el cual determina el tipo de persona".

"Cuando me preguntan quién soy y de dónde soy, dijo que soy paquistaní y de Maryland", dijo Maha Kazi, ingeniero en Baltimore. "Puedo ser físicamente pakistaní y creer en las tradiciones estadounidenses, pero mis orígenes familiares están en Pakistán". (FIN/IPS/tra-en/mm-fah/yjc/lp/pr/96

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