/DERECHOS HUMANOS/EL SALVADOR: Trabajadores critican a maquilas en Estados Unidos

Cuando las trabajadoras de la fábrica de ropa GABO en El Salvador pidieron aumento de sueldo y otras mejoras laborales, los gerentes contestaron de la forma habitual: cerraron la planta y despidieron a 400 personas.

La sindicalista Ana María Romero viajó a Estados Unidos para cambiar el frente de batalla, pues el país norteamericano fue el factótum de la zona de procesamiento de exportaciones (régimen conociedo como "maquila") de San Marcos, donde se ubicaba la fábrica de GABO.

"Muchos saben de la existencia de las 'tiendas de sudor' ('sweatshops'), pero desconocen la realidad. Nos obligan a trabajar de siete de la mañana a siete de la tarde, y a veces hasta la medianoche. Los capataces nos gritan todo el tiempo, nos maltratan y no tenemos libertad de organización", dijo Romero.

El Comité de Solidaridad con el Pueblo de El Salvador (CISPES), un grupo con sede en Estados Unidos, informó que el salario promedio de las jóvenes mujeres que trabajan en las maquilas es de apenas 57 centavos de dolar por hora.

Y solo se les permite ir al baño dos veces al día.

Romero explico que en GABO, que fabricaba vestidos para la compañía mayorista estadounidense Sears Roebuck, los salarios eran de solo 4,50 dólares por cada jornada que, con frecuencia, era de más de 12 horas. La empresa tampoco pagaba bonos establecidos por la ley de El Salvador, aseguró.

Las malas condiciones de trabajo provocaba abortos en muchas embarazadas, al tiempo que se negaba la atención médica a otras mujeres, dijo la sindicalista.

Cualquier intento de organización sindical entre los 50.000 trabajadores de las zonas de procesamiento de exportaciones es objeto de acoso y despidos, lo que le aseguraba a los empleadores una mano de obra dócil, agregó.

La tendencia en El Salvador es que haya cada vez más tiendas de sudor, sostuvo Wilmer Erroa Argüeta, secretario nacional e internacional de la Asociación de Trabajadores de Telecomunicaciones del país centroamericano.

El gobierno de El Salvador obliga a muchos trabajadores a apelar al empleo en las maquilas pues despide a empleados del Estado y privatiza grandes compañías como la de telecomunicaciones (ANTEL), según Argüeta.

La privatización de ANTEL, a cargo del banco estadounidense Citibank, podría derivar en el despido de la mitad de los 6.000 trabajadores de la empresa, dijo el sindicalista.

"El mayor interés del presidente Armando Calderón Sol es convertir a El Salvador en una gigantesca tienda de sudor. Pero las maquilas no trajeron ningún desarrollo social o tecnológico a ningún país del mundo", agregó.

Romero se lamentó de que las leyes que establecen condiciones de trabajo mínimas nunca se cumplan, mientras los subcontratistas (en su mayoría japoneses, taiwaneses y surcoreaneos, dijo) toman sus propias decisiones al respecto.

"Los capataces se ubican por encima de la ley. Los coreanos tratan a las mujeres como sin no fueran humanas", afirmó.

Pero Romero alertó que, a pesar de los abusos, los salvadoreños no quieren que las compañías se retiren del país y se lleven con ellas miles de puestos de trabajo.

"No reclamamos que se vayan de El Salvador ni pedimos a nadie que no compre productos fabricados en el país. Solo reclamamos que se nos dé el respeto que merecemos como seres humanos y un salario justo", argumentó.

El gobierno derechista de El Salvador cuestionó con dureza a Romero y Argüeta después de que prestaron declaración ante un subcomité del Congreso de Estados Unidos.

"Solo puedo decir que son unos traidores inhumanos que atacan a la familia salvadoreña", dijo Calderón Sol en declaraciones publicadas este jueves por El Diario, de El Salvador.

"Hemos confirmado que CISPES inició un boicot contra los productos de El Salvador", afirmó Edgardo Zelaya, diputado de la gobernante Alianza Republicana Nacional (Arena). El portavoz de CISPES, Geoff Herzog, negó esa campaña.

De todos modos, las condiciones de trabajo en El Salvador provocaron una caída en la venta de productos del país centroamericano en Estados Unidos.

En ese sentido, fueron decisivos los informes sobre trabajo infantil en la fábrica Mandarin, que produce ropa para la empresa mayorista estadounidense The Gap, la cual acordó establecer una investigación permanente e independiente en diciembre pasado.

Un año después, la única fábrica que cuenta con un control de ese tipo es la propia Mandarin. (FIN/IPS/tra-en/fah/pz/mj/hd lb/96

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