Los matrimonios prematuros y forzosos, comunes entre la comunidad musulmana de Costa de Marfil pese a que la ley castiga con 20 años de cárcel las relaciones sexuales con una menor, fueron puestos en el centro de la atención pública por el caso de una niña que este año mató a su marido.
Cuando tenía 12 años, Fanta Keita estaba aún muy lejos de llegar a la edad de 18, en que dejará de ser menor y podrá casarse oficialmente, de acuerdo con la ley.
No obstante, hace un año y medio sus padres musulmanes la "casaron" con un hombre al que nunca había visto antes.
"Yo nunca había conocido a ese hombre, antes del día en que me trajeron de la aldea para reunirme con él en Abidjan como su esposa. Nunca me gustó, pero él me golpeaba y me violaba con frecuencia", relató Keita a IPS este fin de semana.
En abril de este año, cuando ya no pudo soportar la situación, Keita tomó medidas drásticas para ponerle fin.
"Esperé a que estuviera dormido y corté su garganta con un cuchillo", confió la adolescente a IPS desde la cárcel donde está confinada pues le ha sido negada la libertad bajo fianza.
"El caso de Keita ha llamado la atención porque involucra una muerte, pero puedo asegurar que tenemos muchos casos de niñas que han sido forzadas a entrar en relaciones de este tipo a temprana edad", explicó Yai Constance, abogada y presidenta de la Asociación para la Defensa de los Derechos de la Mujer (AIDF).
"Tengo en mis manos actualmente otros dos casos de niñas que fueron sacadas de la escuela para entrar en matrimonio. En uno de los casos, los padres piden que la AIDF devuelva al futuro marido la "dote" que pagó por casarse con la muchacha, si al fin conseguimos impedir el casamiento", dijo Yai a IPS.
"Es el tipo de injusticia social que nuestra sociedad moderna debería cambiar, ya que no se justifica que seamos firmantes de convenciones internacionales sobre derechos humanos y cerremos los ojos ante prácticas anticuadas que dejan muchas dudas", comentó Yai.
A la cabeza de una campaña para salvar a Keita, la AIDF ha creado un comité para movilizar a la opinión pública en su favor y reunir fondos para ella, que fue denunciada por sus propios padres.
"Sus padres dicen que la niña ha arrojado vergüenza y deshonor sobre la familia al matar a su marido, y por lo tanto ya no tienen nada que ver con ella", dijo Françoise Kamara, presidenta de la campaña Salvemos a Fanta.
"Incluso si finalmente conseguimos su libertad, ella no podrá identificarse nunca más con su familia. Se ha convertido en un paria, alguien sin casta, víctima de una práctica tradicional pasada de moda, según la cual una niña puede ser casada contra su voluntad", agregó Kamara.
El comité presidido por Kamara ha escrito al presidente de Costa de Marfil, Henri Konan Bedie, pidiendo que ordene la puesta en libertad de Keita.
Las encuestas publicadas en diarios locales reflejan una práctica unanimidad de opiniones contrarias a los matrimonios forzosos. (FIN/IPS/tra-en/md/jm/pm/arl/hd-pr/96