El primer día de la cumbre de jefes de Estado y de gobierno de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) fue marcado por las diferencias existentes entre las delegaciones, incluso entre aliados tradicionales.
El primer ministro británico John Major no dejó dudas sobre el carácter "atlantista" de su pais, mientras el presidente francés Jacques Chirac reafirmó el papel "europeísta" que seguirá jugando París en el continente.
Londres, en su tradicional papel de "mejor amigo" de Estados Unidos en Europa, sostiene que cabe a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ocuparse de los asuntos que afectan a la seguridad de Europa, reduciendo así el futuro papel de la OSCE.
Según Major, la OTAN y la OSCE deben complementarse, asumiendo misiones de distinto carácter.
En la ex Unión Soviética, compete a la OSCE una actuación mediadora en los conflictos étnicos y territoriales. Pero en Bosnia, "es necesaria la presencia de la OTAN, como fuerza disuasora", dijo.
Por su parte, París afirma comprender a Rusia cuando manifiesta preocupaciones por la ampliación de la OTAN hacia Hungría, Polonia y la República Checa, aunque no se opone a que estos tres países ingresen al pacto atlántico en el futuro.
"No podemos criticar y dar normas de seguridad a quien no se siente seguro. Es el caso de Rusia", afirmó el canciller francés.
En cuanto a la estrategia futura de defensa regional, al contrario de la visión exclusivamente centrada en la OTAN sustentada por Londres, París se muestra más proclive al refuerzo de la Unión Europea Occidental como "pilar europeo de defensa", que colabore, pero que no dependa del todo de Estados Unidos.
El jefe del gobierno alemán Helmut Kohl ofició de puente entre esas dos posturas, afirmándose como profundamente "europeista" pero a la vez destacando reiteradamente la relación privilegiada de Europa con Estados Unidos.
Otro punto de discrepancia es la suspensión de la Federación Yugoslava de Serbia/Montenegro de la OSCE.
Varias delegaciones sostienen que si bien no abogan por levantar la suspensión a Belgrado no se comprende por qué Croacia no sufrió el mismo castigo, al ser un país que "no funciona democráticamente de acuerdo a las premisas de la OSCE". (FIN/IPS/mdq/dg/ip/96)