La Cumbre de América sobre Desarrollo Sostenible que concluyó hoy en Santa Cruz logró un frágil consenso entre Norte y Sur, cuyos conflictos estuvieron a punto de hacer naufragar la cita en su etapa preparatoria.
La reunión, que lanzó el compromiso de hacer crecer las economías de la región con mecanismos de cooperación sin depredar el ambiente, fue la primera cumbre convocada por iniciativa de un país del sur y con una agenda propuesta por ese mismo país: Bolivia.
El presidente de este país, Gonzalo Sánchez de Lozada, anfitrión de otros 14 mandatarios y representantes gubernamentales de otras 20 naciones, admitió al clausurar el encuentro que la posición de Estados Unidos era como un muro que finalmente cambió "desde arriba".
"La cumbre estaba por naufragar. Había un problema Norte-Sur, más que un enfrentamiento entre Bolivia y Estados Unidos. Nuestro país estaba en un fuego cruzado", dijo Sánchez de Lozada a los periodistas minutos después de cerrar la reunión.
Mientras el Norte se interesaba casi prioritariamente por el ambiente, el Sur tenía su mirada puesta en la perspectiva del desarrollo, explicó el presidente.
Y en esa lucha, Bolivia representaba a los países más pobres del hemisferio, en tanto que naciones "grandes" del sur, como Brasil, México y Chile veían primero el desarrollo y después el medio ambiente, indicó Sánchez de Lozada.
"Más que un enfrentamiento entre Bolivia y Estados Unidos, Bolivia estaba en un fuego cruzado… Pero lo increíble de esta cumbre es que se ha logrado un consenso entre Norte y Sur sobre este tema", aseguró.
El cambio de actitud de Estados Unidos quedó demostrado con la asistencia del vicepresidente Al Gore a la cumbre, y la aceptación de su delegación -este domingo- de que la Organización de Estados Americanos (OEA) haga el seguimiento de los compromisos asumidos.
Sánchez de Lozada, a cuya "tosudez" los mandatarios visitantes atribuyeron el éxito de ese consenso, reveló que Estados Unidos "era un muro, una pared" en la búsqueda de un acuerdo que aceptara la dimensión social y la urgencia de superar la pobreza para hacer viable el desarrollo sostenible.
Gracias al relativo éxito de este llamado, el presidente dijo vislumbrar, como una de sus utopías, la recuperación de una verdadera "unión panamericana" en la región, a la manera de lo que sucede en Europa, donde la gran ventaja es la similitud de niveles de desarrollo de sus naciones.
En América, en cambio, el mayor obstáculo para una mayor integración es la abismal diferencia de crecimiento económico y niveles de vida entre el país del Norte y el resto de las naciones.
Una figura comparativa utilizada por Sánchez describe con contundencia esa dificultad:
"La economía de Bolivia es el 10 por ciento de la economía de Chile y el uno por ciento de la economía del Brasil. Y la del Brasil es apenas el 10 por ciento de la economía norteamericana (Estados Unidos)", dijo.
En ese marco se inscribe la Declaración de Santa Cruz de la Sierra y el extenso Plan de Acción de 65 iniciativas aprobado el sábado de una manera inusual en este tipo de encuentros: con aplausos y no por votos.
De esos documentos, según Sánchez de Lozada, dos puntos son los que tienen una especial significación para las naciones menos desarrolladas del hemisferio: una iniciativa para hacer de las urbes del continente "ciudades sostenibles" y otra para un decidido impulso de la educación y la salud.
Ciudades sostenibles, porque la tendencia actual del mundo es a concentrar la población en las ciudades, como consecuencia de incontrolabres flujos migratorios.
"Salud y educación, porque el desarrollo sostenible únicamente se logra con gente educada que goce de buena salud: madres educadas que saben leer y escribir son más importantes para la salud que la misma inversión en salud", afirmó Sánchez de Lozada ante una consulta de IPS.
Y el gran secreto para la economía también es la gente educada, precisó el presidente. (FIN/IPS/jcr/ggr/ip- en/96