Un acuerdo anunciado hoy para abatir los aranceles en tecnología informática es considerado por los países industrializados el punto culminante de la reunión ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) esta semana.
El acuerdo, en el que participaron la Unión Europea (UE), Estados Unidos, Canadá y Japón, obligará a los países que lo firmen, entre ellos los asiáticos de rápido crecimiento, a levantar todas las tarifas correspondientes a los artículos de computación antes del 2000.
Sin embargo, no se trata de un convenio multilateral que obligue a las 128 economías que integran la OMC, a pesar de que la firmarán entre 30 y 40 países países que representan la casi totalidad del comercio del sector.
La propuesta no impresionó a los países en desarrollo, más preocupados en obtener acceso a los mercados ricos para sus productos textiles y agrícolas.
Los firmantes del pacto son grandes importadores, exportadores o productores de "software" (programas de computación) y semiconductores.
El comisario de la UE para asuntos comerciales, Leon Brittan, sostuvo que la iniciativa "es el principal avance en materia comercial desde el final de la Ronda Uruguay" de negociaciones que culminaron con la constitución de la OMC.
Antes de la reunión de ministros iniciada este lunes en Singapur, Brittan había dicho que la cita arrojaría un "gran éxito" si no acababa con un acuerdo sobre tecnología informática que contuviera las "herramientas de comercio" del siglo XXI.
La UE y Estados Unidos trabajaron febrilmente durante semanas para delinear el acuerdo, y lo ubicaron como primera prioridad en la reunión de esta semana, inaugural de la OMC.
"El acuerdo sobre tecnología informática podría ser la primera demostración concreta de la capacidad de la OMC para avanzar junto con el mundo cambiante", dijo la representante de Comercio de Estados Unidos, Charlene Barshefsky, el día de la apertura de la conferencia.
Washington llegó a Singapur armado con la adhesión de las 18 economías del Foro de Cooperación de Asia y el Pacífico (APEC) a un acuerdo de tecnología informática.
El mercado mundial de ese sector representa una corriente comercial de 500.000 millones de dólares anuales que alcanzará los 800.000 millones en el 2000.
Los países asiáticos, desde Corea del Sur a Malasia, son usuarios o productores claves de esa tecnología, y la UE y Estados Unidos parecen haber tenido éxito en convencerlos.
Seis países se suman los 15 que constituyen la UE en la lista de grandes importadores y exportadores del sector (Corea del Sur, Estados Unidos, Japón, Malasia, Singapur y Taiwan). Otros grandes del comercio informático mundial, pero en un segundo peldaño, son Canadá, China, Hong Kong y México.
Japón era en 1995 el mayor exportador de tecnología informática, con Estados Unidos y la Unión Europea en los siguientes lugares de la nómina.
La reducción arancelaria, en el marco de lo que se denomina "un acuerdo condicional", dependerá de que las economías que sumen 90 por ciento del comercio informático mundial acepten el acuerdo el 15 de marzo de 1997.
Los autores de la iniciativa sostienen que la liberalización del flujo de artículos informáticos abatirá los costos en todo el mundo. Pero quienes suelen criticar la operativa de los países industrializados afirman que esa apertura no significará mucho para las economías desarrolladas.
"Esto preocupa apenas a unos pocos, porque escasos países del Tercer Mundo están involucrados en la tecnología informática", observó Ernest Maganya, del Instituto para Alternativas Africanas, con sede en Johannesburgo, Sudáfrica.
Mientras tanto, el representante del diminuto archipiélago caribeño de Trinidad y Tobago, el ministro de Comercio Mervyn Assam, cuestionó las prioridades de la OMC.
En respuesta al director general de la entidad, el italiano Renato Ruggiero, quien destacó en un discurso el papel de la tecnología de la información en estos tiempos, Assam recordó que una parte importante del mundo estaba marginado de los avances del sector.
Ruggieron sostuvo que la liberalización el sector informático marca "la dimensión humana de la globalización" económica, y que, en materia de telecomunicaciones, esta tendencia podría "marcar la diferencia entre la vida y la muerte".
"Nadie duda que es muy importante instalar un teléfono en cada poblado. Pero muchos de los representados por nosotros tenemos una responsabilidad mucho mayor en beneficio de nuestros representados", replicó Assam.
"Debemos construir una escuela, un hospital, una cooperativa, comprar una máquina sembradora o contratar un aviso sobre los efectos de los pesticidas, al mismo tiempo que procuramos que no se nos limite el acceso de nuestros productos a los mercados", afirmó el funcionario caribeño.
Assam desafió a los ministros de los países industrializados a "reproducir el éxito del debate sobre tecnología de la información en sectores de la importancia del comercio de textiles, ropa y productos agrícolas".
Algunos países asiáticos habían asegurado que no estaban "negociando" un acuerdo sobre tarifas de artículos informáticos y que estaban preocupados ante la posibilidad de que un pacto en tal sentido no les permitiera conducirse con flexibilidad en lo que refiere a plazos y artículos.
Pero Malasia, que posee una fuerte industria de semiconductores y es la sexta exportadora y la quinta importadora del sector, rebajó su retórica inicial.
Filipinas, Indonesia y Tailandia también respaldaron el acuerdo, pues entendieron que sus industrias informáticas se verían beneficiadas. "Con cierta flexibilidad, podremos vivir con eso", dijo Tunky Ariwibono, representante de Indonesia en la reunión de Singapur. (FIN/IPS/tra-en/js/cpj/mj/if cr/96