La Organización Mundial de Comercio (OMC) no llegó aún a un consenso sobre el abatimiento a cero de los aranceles de los países industrializados para las exportaciones de naciones en desarrollo propuesto por el director general de la entidad, Renato Ruggiero.
Se prevé que los ministros de los 128 países miembros de la OMC, en su primera reunión desde la fundación del organismo en 1995 iniciada este lunes en Singapur, discutirán un plan de acción en beneficio de las 29 naciones menos desarrolladas.
Los 48 países menos desarrollados del mundo, la mayoría de los cuales pertenecen a Africa, suman 570 millones de habitantes pero solo representan 0,4 por ciento del comercio del planeta, lo cual los deja al margen del nuevo orden económico mundial.
El plan que se considera en la reunión de la OMC compromete a los países miembros a "explorar las posibilidades" de otorgar acceso libre de aranceles a las exportaciones de los países menos desarrollados y mejorar las condiciones de los mercados a productos como los textiles.
Ruggiero reclamó en junio en la reunión del Grupo de los Siete países más industrializados en Lyon, Francia, una reducción a cero de sus tarifas para productos de los países menos desarrollados. Gran Bretaña adhirió a la iniciativa este lunes en Singapur.
De todos modos, el portavoz de la OMC, Keith Blackwell, reveló este martes que no existe consenso en torno a la propuesta de Ruggiero. "Probablemente no haya acuerdo al respecto aquí, pero sí el año próximo. Esa es nuestra máxima aspiración", dijo.
La organización no gubernamental británica Christian Aid reveló en un informe difundido en Singapur que algunos países industrializados temen que la apertura a las exportaciones del mundo en desarrollo perjudiquen a sectores sensibles como el textil o la agricultura.
Otros prevén que un alivio arancelario podría ser utilizado como "una puesta en escena" por algunos países que tengan la intención de obtener a cambio acceso preferencial a los mercados del mundo en desarrollo.
Christian Aid sostuvo que la propuesta de Ruggieron, a la que se oponen algunos países europeos y Estados Unidos, "no es realista porque los países menos desarrollados representan apenas 0,3 por ciento de las exportaciones mundiales".
Parte de estas exportaciones ya cuenta con exenciones arancelarias en varios esquemas preferenciales, agregó la organización.
El plan también establece un incremento de la asistencia técnica a los países menos desarrollados, que, debido a la falta de recursos, tienen dificultades en las reuniones y negociaciones de la OMC en Ginebra y para cumplir las obligaciones que se desprenden de las normas de la organización.
Pero analistas de desarrollo, como el sudafricano Ernest Maganya del Instituto de Alternativas Africanas, dijo que ello no será suficiente.
"El proceso de integración al nuevo régimen comercial es tan inmanejable y, al mismo tiempo, tan desalentador, que no estoy seguro si el respaldo técnico será suficiente para protegerlos", dijo Maganya a IPS.
La parte del comercio mundial correspondiente a los países menos desarrollados se redujo a más de la mitad en las últimas dos décadas, hasta alcanzar 0,3 por ciento.
Las exportaciones de los 48 países sumadas representan menos de la mitad de las exportaciones de Irlanda, según un informe de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) a inicios de año.
La aceleración de la liberalización y la apertura tras el acuerdo mundial de 1994 provocó temor respecto de los precios de los alimentos de los países en desarrollo, que perdieron acceso a mercados de los países industrializados y debieron reformular sus políticas nacionales con nuevas normas comerciales.
Al mismo tiempo, los países menos desarrollados deben lidiar con viejos problemas como la deuda externa. Más de la mitad de esas naciones figuran en la lista de más endeudados.
"Se registra una creciente tendencia a la marginalización de los países menos desarrollados por la deuda, los malos términos comerciales y problemas de oferta. Reclamamos acciones inmediatas para revertirla", dijo el ministro de Industria de Tanzania, Abdallah Omari Kigoda.
Kigola hablaba en representación de los 12 países que integran la Comunidad de Desarrollo de Africa Austral.
El gobernante tanzanio sostuvo que la introducción de normas referidas a condiciones de trabajo o inversiones supondría "un paso más de la imposición de los fuertes sobre los débiles con un impacto perjudicial sobre los países en desarrollo".
Muchos países en desarrollo carecen incluso de medios para asistir a las 46 reuniones semanales de la OMC. De los 29 países menos desarrollados que integran la entidad, apenas 10 poseen una oficina permanente en Ginebra.
Pero otras 12 de las economías menos desarrolladas del mundo ni siquiera pueden entrar en el juego, pues ni siquiera han sido aceptadas como miembros de la OMC. (FIN/IPS/js/cpg/mj/ip if dv/96