Estados Unidos y Canadá condicionaron su voto a la liberación total del comercio de textiles y ropa en el 2005 en la reunión ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) a la inclusión, entre otros puntos, de cláusulas sociales.
Sin embargo, otras delegaciones en la reunión inaugural de la OMC se negaron a participar en un diálogo sobre la iniciativa norteamericana, pues, dijeron, la reunión en Singapur no tiene como objetivo negociar.
"Esto no es un foro de negociación. Las negociaciones corresponden a Ginebra", donde está la sede de la OMC, dijo la ministra de Comercio de Malasia, Rafidah Aziz.
Lo manifestado por otros ministros en materia de comercio de textiles reflejó la posición de Aziz, a pesar de que varios delegados sostuvieron que la declaración de Singapur debe estar a tono con las medidas de liberación comercial que se negociarán en los próximos años.
El borrador del proyecto de declaración final de la reunión ministerial confirma el "compromiso al completo y cabal cumplimiento de lo previsto en el Acuerdo de Textiles y Ropa", pactado en 1994 cuando concluyó la Ronda Uruguay de negociaciones sobre comercio.
Este acuerdo supone el compromiso a desmantelar gradualmente tarifas arancelarias a las importaciones de productos textiles y ropa en un período de diez años a partir del 1 de enero de 1995.
Muchos países en desarrollo accedieron durante la Ronda Uruguay a negociar cuestiones como la propiedad intelectual, los servicios y las inversiones con la esperanza de acabar con el sistema de cuotas impuestas por los países compradores.
Por eso, el sector textil se convirtió en Singapur la regla para medir el compromiso del Norte industrializado con la liberalización del comercio.
Los ministros del Sur en desarrollo han manifestado en forma unánime en Singapur que muchos países no cumplieron su parte del Acuerdo sobre Textiles y Ropa, pues mantuvieron cerrados sus mercados a esos productos.
Además, alertaron, el mundo industrializado ha intentado incluir nuevas condiciones a la apertura pactada, como "cláusulas sociales" que incorporen condiciones de trabajo y niveles de salario.
Tailandia, Indonesia, India, Pakistán, Bangladesh y Filipinas, países que son grandes exportadores de vestimenta, acusaron a los países industrializados de no estar implementando el Acuedo sobre Textiles y Ropa.
"La experiencia de los dos últimos años en la implementación del acuerdo no es alentadora", advirtió César Bautista, secretario de Comercio e Industria de Filipinas.
"Sucedió lo que más temíamos", agregó Bautista, pues, dijo, muy pocos productos de salida limitada por el sistema de cuotas se incorporaron a las listas de liberalización. "Los productos importantes para nosotros siguen restringidos, y al parecer continuarán así hasta el 2005", manifestó.
Por otra parte, los países industrializados intentan introducir cambios a las normas de origen, lo cual podría acabar con la industria textil y de vestimenta de Filipinas, que emplea a más de 5.000 trabajadores y exporta la quinta parte de las ventas del país.
"Estos cambios distorsionan el flujo comercial. Como resultado, unos 1.700 millones de dólares quedarán bajo las nuevas restricciones en este período", explicó Muhammad Zubair Khan, ministro de Comercio de Pakistán.
El portavoz de la OMC, Keith Rockwell, admitió que "hubo violaciones al acuerdo textil", pero acotó que "no es correcto decir que el acuerdo no avanzó".
"Los consumidores del Norte industrializado sufren porque las tarifas textiles mantuvieron altos los precios de la ropa producida en sus países", dijo Jayanti Durai, de la organización no gubernamental Consumers International.
Cuando Suecia desmanteló sus tarifas para textiles y ropa, los consumidores de ese país europeo pudieron comprar el doble de esas mercaderías por el mismo precio, explicó. (FIN/IPS/tra- en/ks/kd/mj/if/96