La Organización Mundial de Comercio (OMC) debe hacerse cargo de las voces cada vez más fuertes de sus miembros del mundo en desarrollo que reclaman una revisión del proceso de negociación, a menudo limitado a los países más grandes del cuerpo.
Las demandas de mayor transparencia y participación igualitaria en las negociaciones de la OMC emergieron en su primera conferencia ministerial, celebrada en Singapur a comienzos de este mes, y podrían convertirse en un tema determinante para la credibilidad del organismo mundial.
El director general de la OMC, Renato Ruggiero, y el presidente de la conferencia, el ministro de Comercio de Singapur, Yeo Cheow Tong, admitieron que la organización debería discutir en el futuro sobre la forma de mejorar sus procesos de toma de decisiones.
"Deberemos mejorar los procedimientos a ser aplicados en la próxima conferencia ministerial", dijo Yeo en el discurso de cierre en Singapur, disculpándose por la falta de consulta con los miembros.
Ruggiero dijo que la celebración de 50 aniversario del sistema multilateral de comercio, el año próximo, sería una buena ocasión para ver cómo "unir más transparencia con eficiencia", y añadió que "debemos enfrentarlo, aunque es un punto difícil".
Ambos respondieron a quejas de delegaciones de países en desarrollo, organizaciones no gubernamentales (ONG) y los medios sobre la falta de transparencia y participación de muchos miembros de la OMC, la cual se hizo evidente durante la conferencia de Singapur.
Mientras los ministros daban largos discursos en un enorme y casi vacío salón, las negociaciones reales e intensas sobre la futura agenda de la OMC se llevaban a cabo a puertas cerradas en un "grupo informal" integrado por 30 países.
Los críticos afirman que el proceso, que también corresponde a la forma en que la OMC trabaja en su sede en Ginebra, permite a potencias económicas como el "grupo cuadrilateral" integrado por Estados Unidos, la Unión Europea, Japón y Canadá, fijar la agenda.
Su influencia hace más fácil que utilicen la persuasión y la presión, a través del llamado proceso informal, para producir un "consenso" sobre temas que los países en desarrollo pueden no ver con iguales ojos, señalan los críticos.
La conferencia en Singapur se basó en la agenda de los países ricos, por ejemplo "temas nuevos" como los lazos entre el comercio, la inversión y la política de competencia.
La reunión apenas tocó el llamado de los países en desarrollo a abrir sus mercados a las exportaciones de textiles y productos agrícolas, destacaron organizaciones no gubernamentales (ONG) presentes en Singapur.
El grupo informal en Singapur fue seleccionado por Ruggiero y Yeo para acelerar las negociaciones y hacer el borrador de la declaración ministerial, pero el proceso de selección no fue explicado y la composición del grupo no se anunció formalmente.
Muchas delegaciones destacaron que los países industrializados fueron bien representados en el grupo, pero no así los países en desarrollo, aunque representan cuatro quintos de los miembros.
Muchos ministros y autoridades de pequeños países en desarrollo se encontraron en tinieblas, o más desinformados que muchos medios de prensa y ONG.
La noche anterior al día de cierre de la conferencia se les pidió que se reunieran, y el presidente les solicitó que respaldaran secciones polémicas de la declaración elaboradas por el grupo informal, y sin reabrir el texto para la discusión.
El portavoz de la OMC Keith Rockwell confirmó la irritación en una conferencia de prensa tras la sesión. "Los países en desarrollo expresaron su preocupación por la falta de transparencia del proceso", dijo. (FIN/IPS/tra-en/mk/js/lp/if-dv/96