CHILE: En 1997 debe despejarse ruta hacia el TLC //Balance y Perspectivas //

El año que termina fue promisorio para Chile en materia de acuerdos comerciales y el país espera, "sin prisa y sin pausa", que en 1997 se despeje la ruta hacia el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC).

Si bien el gobierno del presidente Eduardo Frei se cuida de generar expectativas en ese sentido, para no reeditar críticas experiencias de 1995, las proyecciones para el año entrante sugieren avances hacia el tratado que conforman Estados Unidos, Canadá y México.

La visita que Frei hará a Washington en febrero, en lo que será su primera salida al exterior en el nuevo año, así como la organización por parte de Chile de la Cumbre de América para marzo de 1998, son ingredientes para un todavía cauto optimismo en cuanto a aproximaciones con Estados Unidos y el TLC.

Para el canciller José Miguel Insulza el acontecimiento más trascendental para Chile en el ámbito de las relaciones internacionales durante 1996 fue la asociación con el Mercado Común del Sur (Mercosur), materializada desde el 1 de octubre.

En la enumeración de los "12 hitos" sentados en la política exterior durante este año, Insulza incluyó otros cinco hechos vinculados a la expansión de los acuerdos y vínculos comerciales.

La firma de un tratado comercial con Canadá en noviembre, el nuevo acuerdo marco con la Unión Europea (UE), la gira del presidente Frei a Brasil con 150 empresarios y las visitas a Chile de los jefes de gobierno de Japón, Corea del Sur y China, forman parte del "ranking" del canciller.

El listado de éxitos en la integración comercial incluye por último la participación de Frei en la cuarta cumbre del foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), realizada en noviembre en Filipinas con la presencia de 18 gobernantes.

La favorable revisión del proceso de inserción económica internacional de fines de 1996 contrasta con el balance más bien crítico de fines de 1995, marcado por la incertidumbre en torno al Mercosur y al TLC.

En octubre de 1995 el Congreso estadounidense echó un balde de agua fría sobre las pretensiones chilenas al negarle al presidente Bill Clinton la autorización de la vía rápida para negociar la adhesión de este país sudamericano al TLC.

Aunque el traspié era previsible en el ambiente preelectoral de Estados Unidos, sirvió para que el gobierno de Frei cobrara conciencia de que al concentrar sus esfuerzos en el TLC había dejado de lado las negociaciones en otros frentes.

Desde comienzos de 1996 se llevó una política de recomposición y fortalecimiento de puentes con la UE y el Mercosur y el TLC quedó virtualmente archivado, invirtiendo el cuadro de 1995.

En una estrategia de aproximación "oblicua" al tratado norteamericano, Chile negoció en forma relativamente acelerada un acuerdo bilateral con Canadá, que se sumó al suscrito con México en 1991.

El tratado con Canadá fue altamente valorado por Frei no sólo como expresión de acercamiento al TLC por sobre la demora estadounidense, sino también como el primer acuerdo bilateral de Chile con un miembro del exclusivo Grupo de los Siete países más industrializados del mundo.

En la visión panorámica, 1996 deja para los chilenos síntomas de progreso en todos sus frentes de expansión e integración comercial: América Latina, América del Norte, la Unión Europea y la vasta área Asia-Pacífico.

Los vínculos comerciales latinoamericanos tendrán un impulso adicional desde el primer día de 1997, con la entrada en vigor de los acuerdos que establecen arancel cero para 95 por ciento de los intercambios de Chile con Colombia y Venezuela.

El TLC, y más particularmente Estados Unidos, aparece como el único frente económico-comercial rezagado en la estrategia chilena, y donde se espera un paulatino cambio de escenario durante 1997.

Si bien Insulza anticipó que no es dable esperar grandes novedades en torno al TLC durante la próxima visita de Frei a Washington, se sabe que el gobierno de Clinton intentará conseguir en el año entrante la aprobación del "fast track".

Una vez alcanzada su reelección, el mandatario estadounidense debe volcar nuevamente su mirada hacia América Latina, un frente de integración política y comercial que dejó de lado en su campaña proselitista para concentrar los fuegos en su frente interno.

Ahora, Clinton debería retomar las paralizadas ofertas que hizo como anfitrión de la cumbre hemisférica de 1994 en Miami, Estados Unidos, donde prometió la puesta en marcha del Area de Libre Comercio de América (ALCA) para el año 2010.

En Miami, Chile fue elegido por el propio Clinton como el primer hito en ese proceso, con la invitación para que el país se adhiriera como cuarto socio al TLC, considerado el germen del ALCA.

En medios diplomáticos de Santiago se estima que para el presidente de los Estados Unidos será muy incómodo llegar a la Cumbre de América en marzo de 1998 sin ningún progreso en las entusiastas ofertas de libre comercio que hizo en 1994. (FIN/IPS/ggr/dg/if/96

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