Los países del Caribe ingresan en el nuevo año con perspectivas comerciales más brillantes que la realidad de 1996, poco fecunda para la mayoría de exportadores de productos básicos tradicionales de la región.
La mejora está menos relacionada a la presión de la reducción de los mercados preferenciales para la región y más a un esfuerzo concentrado por fortalecer las relaciones comerciales en la cuenca del Caribe.
Las negociaciones entre varios países y grupos de países en 1997 seguramente lleven a una serie de acuerdos comerciales que fortalezcan la capacidad de la región para hacer frente a los cambios en el comercio internacional.
El mercado preferencial del banano de la Unión Europea recibió nuevos ataques, y Estados Unidos y varios productores latinoamericanos llevaron la disputa ante la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Estados Unidos, Ecuador, Guatemala, Honduras y México sostienen que la UE restringe deslealmente las importaciones de banano de algunos países de América Latina, a favor de unas 70 ex colonias de Africa, el Caribe y el Pacífico (ACP).
El Caribe, a su vez, afirma que el régimen de importaciones de banano de la UE afectará adversamente las economías de los pequeños productores del este de la región. Pero el argumento no disuadió a los productores estadounidenses y latinoamericanos.
Poco se ha hecho por la región, que pretende determinar la naturaleza de un "acuerdo sucesor" de la Convención de Lomé entre la UE y los 70 países de ACP.
La región finaliza el año sin éxito en sus esfuerzos por lograr preferencias de acceso a Estados Unidos y Canadá.
Preocupaciones internas como la elección presidencial estadounidense distrayeron la atención del reclamo del Caribe por la paridad con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC).
La causa de las preocupaciones de la cuenca del Caribe quedaron ilustradas en la segunda mitad del año, cuando varios países informaron que plantas de industrias ligeras, en su mayoría productoras de vestimenta, estaban siendo cerradas y trasladadas a México.
"El crecimiento de este mercado se está logrando en el TLC sin paridad para la vestimenta. La situación debe ser corregida", dijo un funcionario del gobierno de Jamaica.
La tendencia a la mundialización del comercio internacional continúa, y tomó impulso con la primera reunión ministerial de la OMC, realizada a comienzos de este mes en Singapur.
Los gobiernos del Caribe dicen no estar en contra de los mercados abiertos y el libre comercio, pero señalan que sus frágiles economías necesitan un período de ajuste. Si se desmantelan las preferencias comerciales, el proceso debe ser gradual, para evitar la dislocación social y económica.
Estos problemas han coincidido con los esfuerzos de gobiernos regionales por poner en orden sus cuentas fiscales y recortar el déficit, con varios de ellos introduciendo medidas monetarias para reducir la inflación y la presión sobre la paridad de sus monedas.
Muchos mantuvieron el compromiso con las reformas económicas, estimulando la reducción de la participación del gobierno en la economía mediante la privatización de empresas estatales, que fueron compradas por inversores extranjeros y locales.
Pero estos esfuerzos no fueron respaldados, mientras se registra una reducción del respaldo financiero extranjero del que dependen algunas de las economías más pequeñas.
Aunque muchos líderes políticos han dicho que su interés se centra más en el comercio y menos en la ayuda, varios admitieron que sus economías están bajo presiones cada vez más fuertes debido a una caída de los flujos de ayuda desde Europa y América del Norte.
El sindrome de "cansancio de los donantes" coincidió con la creciente incertidumbre por el futuro de los mercados preferenciales de las exportaciones de productos básicos.
A esto se suman los cambios hechos en Estados Unidos a las disposiciones de la Sección 936 del Código de Ganancias de Estados Unidos, como parte de los esfuerzos por recortar el déficit presupuestal.
No hay indicaciones de que estos problemas tendrán solución en 1997. El debate por el régimen de importación de banano debe resolverse dentro de la OMC, y podría determinar la forma en que muchas economías regionales harán frente a los cambios de los próximos cinco años.
Aunque la región ha sido lenta para lograr los niveles de integración económica previstos hace dos décadas, los 14 miembros de la Comunidad del Caribe (Caricom) intentan fortalecer sus economías mediante varios acuerdos comerciales.
La Comunidad ha negociado con Colombia y Venezuela para ampliar y mejorar los acuerdos comerciales existentes. Los tecnócratas regionales, no obstante, añaden gran significado económico al tratado de libre comercio propuesto entre Caricom y países de América Central.
Las negociaciones comenzarán en 1997 entre un grupo de países con problemas comunes de tamaño y desarrollo lento.
República Dominicana y Caricom negociarán también un pacto de libre comercio, y la comunidad considerará una solicitud de Cuba de un pacto similar.
El fin de un año difícil coincidió con esfuerzos por infundir nueva vida a la Asociación de Estados del Caribe, un grupo de 25 naciones que según sus líderes tiene el potencial de convertirse en el cuarto bloque comercial del mundo.
Los gobiernos esperan que, con el comienzo del Area de Libre Comercio de América en el 2005, los países de la cuenca del Caribe se habrán expuesto lo suficiente a las inclemencias de los mercados libres, para poder participar en áreas más amplias del comercio sin mayores dificultades.
Los cambios que presenta 1997 son demasiado rápidos y radicales, y junto a la reducción de la ayuda al desarrollo, presentan pocas alternativas para algunos países, entre ellas la expansión de las redes internacionales de traficantes, en especial de drogas y lavado de dinero, alertan líderes caribeños. (FIN/IPS/tra-en/cj/cb/lp/if/96