Cerca de medio millón de niños de entre cinco y nueve años trabajan en Brasil, casi todos sin remuneración, reveló una encuesta del Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE).
La encuesta, que se realiza anualmente en todo Brasil, indicó que la gran mayoría de estos niños trabaja hasta 40 horas semanales, lo que les impide ir a la escuela, y que 92 por ciento de ellos lo hace sin percibir pago alguno.
"Esto es una vergüenza y un crimen", comentó el secretario ejecutivo del Ministerio de Justicia, Milton Seligman, al enterarse de los resultados de la encuesta.
El ministro de Trabajo, Paulo Paiva, dijo que el gobierno ha adoptado una serie de iniciativas para enfrentar el problema, pero comentó que "es necesaria una mayor participación de la sociedad civil y de los gobiernos municipales y estaduales".
Paradójicamente, no es en el nordeste, la región más pobre de Brasil, donde se concentra el mayor número de trabajadores infantiles, sino en el sur, senalada como la zona del país donde la distribución de la renta es menos injusta.
El 22 por de los padres consultados admitió que sus hijos no asisten a la escuela, pero la investigadora Ana Lucía Saboia, que dirigió el estudio, supone que la cifra real debe ser mucho mayor, pues "muchos padres temen confesar que no mandan sus hijos a la escuela".
"Además, basta cruzar datos para concluir que es poco probable que niños que trabajan hasta 39 horas semanales tengan tiempo de estudiar", agregó.
Desde el tiempo de la colonia es costumbre en Brasil que los hijos de las familias más pobres trabajen desde niños, pero este drama sólo fue reconocido oficialmente a partir de 1992, cuando el IBGE incluyó por primera vez en sus encuestas una pregunta sobre los trabajadores de entre cinco y nueve años.
Las cifras de esta encuesta muestran escasa variación de un año a otro en lo que se refiere al trabajo infantil, por lo que la investigadora concluye que esto "demuestra que hay falta de voluntad política para erradicar el problema".
Paiva subrayó la complejidad del problema, recordando que la explotación de la mano de obra infantil es una práctica muy antigua en Brasil, asociada a la reproducción de relaciones sociales arcaicas y al grado de pobreza del pais.
"Es preciso atacar las raíces del problema a lo largo del tiempo", señaló.
El gobierno brasileño creó este año un Grupo Ejecutivo para la Erradicación del Trabajo Infantil, con la participación de empresas y sindicatos.
Sin embargo, resulta difícil detectar la utilización de mano de obra infantil tanto en las pequeñas empresas del circuito informal como en las zonas rurales más alejadas.
Mientras tanto, en la ciudad de Franca, en el estado de Sao Paulo, donde se concentran muchas grandes fábricas de calzados, el no gubernamental Instituto Pro-Crianca propuso un sello de calidad que garantiza la no utilización de trabajo infantil.
Actualmente, la cuarta parte de los 126.000 pares de zapatos producidos diariamente en Franca exiben este sello.
La legislación brasileña prohibe el trabajo de menores de 14 años, pero la encuesta demostró que unos cinco millones de menores de entre 10 y 14 años trabajan. Esa cifra constituye la mitad del total de niños de esa franja de edad. (FIN/IPS/rs/ag/pr-hd/96