(Artes y Espectáculos) JAMAICA: Crudo retrato social en TV provoca furor y crítica

"Royal Palm Estate" es su nombre, y se trata de una telenovela, un culebrón jamaiquino al que algunos han calificado de "ofensivo" por entender que algunas de sus escenas bordean la pornografía, pero nadie deja de verlo.

La telenovela pretende reflejar las duras realidades de la vida en Jamaica, lo cual la ha convertido en el éxito más popular de la televisión nacional.

Desde el gobernador general británico de esta isla caribeña – jefe de Estado en representación de la reina Isabel- hasta la gente de la calle, todos asisten con igual avidez a las emisiones de Royal Palm Estate una hora por semana.

Lanzada inicialmente hace dos años, esta producción nacional está salpicada de escenas picantes y desarrolla algunos enredos de largo alcance, típicos de las obras de su género. Continuada ahora por séptima vez, se emite los domingos en un horario de preferencia.

Los últimos estudios de audiencia demuestran que Royal Palm Estate es más popular que muchos de los programas exhibidos por la televisión de Jamaica, incluyendo a sus rivales, los culebrones estadounidenses y las comedias reideras que dominan las pantallas de los hogares.

Esa popularidad ha crecido a despecho de las recientes declaraciones de condena realizadas por grupos feministas según los cuales algunas de las escenas muestran a la mujer bajo un enfoque negativo.

El autor, director y productor de la serie, Lennie Little- White, de 50 años, afirma que esas críticas reflejan una dualidad de criterios.

"Una de las escenas fue motivo de polémica, pero en otras ocasiones, en el pasado, no se habían escuchado críticas de ese tipo", señaló Little-White. "La única razón por la que ahora la gente se preocupa es que en esta obra las personas involucradas son jamaiquinas", dijo en alusión a las extranjeras.

La escena en cuestión mostraba a un traficante de drogas quitando cocaína del órgano genital de una mujer después del fracaso de un negocio. De inmediato se levantó una ola de críticas y algunas personas pidieron que se suavizara el tono del libreto.

Little-White, sin embargo, sostiene que el contenido de la obra refleja la "cultura subterránea" de Jamaica.

Los restos del pasado colonial, todavía evidentes en la composición social del país, han sido uno de los principales focos de atención de los productores de la serie. En ese marco, temas como el tráfico de drogas son usados para ilustrar el poder de las clases altas.

"La gente que controla el tráfico de drogas -precisó Little- White- son los blancos y mulatos blancos, la gente de piel clara. La única cosa que los negros controlan en Jamaica es la política".

Melody Walker, del grupo feminista Women's Media Watch (WMW), opinó por el contrario que la producción retrata en todo momento a las mujeres y a los hombres en el desempeño de papeles negativos.

"Da una imagen estereotipada que tiende fuertemente a ser unidimensional", dijo Walker. "Las mujeres son presentadas como tramposas y supersexuadas, y los hombres como mujeriegos".

Tras admitir que sigue con bastante regularidad el desarrollo de Royal Palm Estate, Walker desechó la protesta de Little-White en el sentido de que su grupo no critica a los programas extranjeros.

"Sabemos que esta producción muestra la realidad de Jamaica, pero nos gustaría que fuera exhibida de una manera sensible en lugar de ser embellecida".

El ataque del WMW no perjudicó la audiencia de la serie, que subió de forma apreciable a partir del episodio que dio motivo a la queja de la organización.

Los productores de Royal Palm nunca se imaginaron una reacción de esa naturaleza cuando la serie realizó su primera temporada en 1994.

Después de dos temporadas, el éxito de Royal Palm fue tan grande que el tiempo de cada capítulo fue extendido de 30 minutos a una hora, lo que en opinión de su director ha sido muy beneficioso para el desarrollo de la telenovela.

Para atender las exigencias financieras de la producción, Little-White está negociando con emisoras extranjeras de televisión que han mostrado interés por exhibir la serie, tal el caso de Gran Bretaña, Canadá y algunos países del Caribe.

Al dar una pintura de la vida a todo trapo de las clases altas y de la corrupción política, Royal Palm Estate no sólo ha puesto en primer plano el verdadero rostro de la sociedad jamaiquina, sino que además -según Little-White- ha mostrado al país de una forma positiva que no se había visto en filmes anteriores. (FIN/IPS/tra-en/hc/arl/cr/96

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