Después de la baja que sufrío en Estados Unidos a comienzos de esta década, la salsa, género musical romántico y bailable procedente de América Latina, está de regreso, aun con más fuerza y popularidad que antes.
La salsa, cuyo ritmo sincopado y sin freno sirve de ancla a letras románticas y a menudo melodramáticas, pareció perder seguidores en los últimos años, a medida que estrellas como Héctor Lavoe quedaban a la vera del camino por el que avanzaban jóvenes rockeros que cantan mitad en inglés y mitad en español.
Por un tiempo, pareció que los grandes salseros tenían mejores posibilidades en la política, como el panameño Ruben Blades, quien fundó el pequeño partido Papa Egoro en su país, y Willie Colon, que se presentó sin éxito como candidato a legislador al Congreso de Estados Unidos por Puerto Rico.
Pero una nueva camada de estrellas de la salsa, entre ellos los portorriqueños Jerry Rivera y La India, está arrastrando a los fanáticos del baile de las pistas de hip-hop hacia las suyas.
Tanto Rivera como La India (quien fue cantante de hip-hop en inglés antes de convertirse en la más poderosa y agresiva exponente de la salsa) ampliaron sus audiencias con sus nuevos discos.
La India, cuyo sobrenombre se debe a sus rasgos indígenas, retornó a las canciones en inglés en su último disco, "Jazzin"' ("Jazzeando"), donde se dedica a clásicos de la música pop estadounidense acompañada por el genial percusionista cubano Tito Puente.
La producción de "Jazzing"', a cargo del sello TropiJazz, fue una empresa riesgosa, pues unió el canto de raíz rockera de la cantante con viejos éxitos como "Love for Sale", de Cole Porter, o "Aguas de marzo", del brasileño Antonio Carlos Jobim.
Pero no solo se salvo del fracaso, sino que se convirtió en un gran éxito. Puente sabe, cuando está al frente de una banda experta, cómo mantener dentro de las canciones un sutil impulso latino.
Los músicos que tocaron en el disco, como Hilton Ruiz Jr. y Dave Valentin, combinaron la moderna salsa y la música afrocubana con el elegante estilo de las "big bands" de la década del 50. La orquesta de Count Basie, incluso, participa en varias canciones.
Sin embargo, el ingrediente clave es la propia La India, con su estilo alegre y agresivo a la vez. En canciones como "What a Difference a Day Makes", la cantante le roba el estilo a divas del jazz como Dinah Washington y lo hace propio.
Mientras tanto, Jerry Rivera, un cantante con cara de bebé célebre por sus sensibleras canciones de amor, mantiene el mismo tono romántico a lo largo de sus discos.
Pero en el último, "Fresco", Rivera acelera viejos éxitos suyos, como "Loco de amor" y "Linda fantasía", mediante nuevos y revolucionarios arreglos musicales.
El primer éxito del disco, "Suave", es un ejemplo de eso. El cantante le dice a la chica que ella es "suave / como brisa de verano". Y ese estribillo tonto aunque entusiasta adquiere nuevo sentido con un enérgico arreglo de bronces y un ritmo salsero acelerado.
Este tipo de arreglos, a cargo de Cuto Soto y Ramón Sánchez, es lo que trajo a los jóvenes hispanos fanáticos del rap de vuelta al mundo de la salsa. Es decir, un cambio de decorado para el mismo tipo de canciones obsesivas de amores heridos que son la marca de fábrica de la salsa.
Y la imagen de Rivera mezcla todo eso, pues en sus canciones se retrata a sí mismo como un tonto soñador que cree en el amor verdadero y también se proclama un joven rebelde en "Sí, soy un muchacho malo".
El renacimiento de la salsa es suficientemente fuerte como para restar seguidores al más bailable merengue de República Dominicana. El propio dominicano Manny Manuel, en su último disco, "Auténtico" (de Merengazo Records), se saca el sombrero ante el género y canta varias baladas salseras.
Blades y Colon no tuvieron éxito en sus candidaturas, pero sus discípulos les abrieron nuevamente el camino por si desean abandonar la militancia política. (FIN/IPS/tra-en/fah/mj/cr/96