Según una investigación difundida hoy en Argentina, 45 por ciento de la población en condiciones de trabajar tiene problemas de empleo y los principales afectados son mujeres y jóvenes.
El informe, realizado por la economista Luisa Montuschi, advierte además que, en contra de las promesas oficiales, la flexibilización laboral que se debate en el Congreso "no asegura por sí misma la creación de puestos de trabajo".
Sobre 14 millones de personas que integran la población económicamente activa, Montuschi registra 2,2 millones como desocupados plenos, 2,8 millones como subocupados invisibles – empleos eventuales, sin estabilidad- y 1,3 millones de subocupados visibles -trabajan menos de 35 horas semanales-.
La autora del informe "El empleo en Argentina" advierte que hay un aumento de lo que denomina los "trabajadores desalentados", aquellos que dejan de buscar empleo porque ya no tienen esperanzas de encontrarlo y, por lo tanto, no aparecen en las estadísticas oficiales.
El organismo oficial que registra el nivel de empleo en Argentina es el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, que elabora los indicadores en mayo y octubre. En mayo la medición arrojó 17,1 por ciento de desocupados plenos, pero los datos de octubre no se conocieron aún.
El ministro de Trabajo Armando Caro Figueroa admitió que se podría estar un poco por encima de la tasa de mayo, es decir cerca de 18 por ciento, a pesar de que hubo un incremento de la actividad económica en el tercer trimestre del año.
El estudio de Montuschi observa también que aumentó la "intensidad" del fenómeno del desempleo. En 1995, 47 por ciento los trabajadores pasaban más de tres meses sin encontrar ocupación y este año ese mismo índice trepó a 51 por ciento.
En el grupo de los que buscan una ocupación desde hace más de un trimestre, la mayoría son mujeres, "que soportan el mayor peso de la desocupación junto con los jóvenes", menciona el estudio.
Montuschi advierte que los jóvenes "podrían ingresar en la informalidad y, eventualmente, en la marginalidad" en los próximos años.
La autora del informe pertenece al cuerpo docente del Centro de Estudios Macroeconómicos, el organismo de investigación fundado por el actual ministro de Economía Roque Fernández. Sin embargo, Fernández es uno de los impulsores de la flexibilización que el estudio critica.
El ministro aseguró este martes que el desempleo bajará a cinco o seis por ciento en cuatro años, si se aplican con éxito las reformas laborales propuestas por el gobierno, y que cuentan con el aval del Banco Mundial y de algunos empresarios.
En cambio, las iniciativas son rechazadas por el sindicalismo y por la Iglesia Católica. Justamente, la cúpula eclesiástica se reunió el lunes con el presidente Carlos Menem para pedirle que frene los proyectos para prevenir el riesgo de precarizar el empleo y avasallar conquistas sociales ya adquiridas.
El mandatario había advertido que emitiría una serie de decretos de reforma laboral, si el Congreso no aprueba los proyectos antes de finalizar este año. Esos proyectos prevén que se flexibilicen los contratos, los horarios, el otorgamiento de las vacaciones y el pago de aguinaldo.
Menem manifestó en reiteradas oportunidades su convencimiento de que las leyes de reforma laboral reducirán el costo del empleo y generarán una fuerte demanda de trabajadores.
Sin embargo, sus cálculos no son garantizados por los empresarios, quienes a pesar de reclamar la flexibilización no aseguran que las normas apunten a crear nuevas fuentes de trabajo.
En este sentido, la Organización Internacional del Trabajo divulgará este jueves un informe (El empleo en el mundo 1996/97) en el que afirma que la flexibilización laboral no es la solución para el desempleo.
"La rigidez del mercado laboral no es la causa de desempleo. En los países en desarrollo los costos laborales son más bien modestos. Los salarios mínimos distan de lo que prevén las normas internacionales y hay poca protección a los trabajadores descalificados o desempleados", destaca el informe. (FIN/IPS/mv/dg/lb-pr-if/96
