AMERICA: Desarrollo sostenible y pobreza, una síntesis imposible

La Cumbre de Desarrollo Sostenible de las Américas, que se celebra este fin de semana en Santa Cruz, Bolivia, tendrá como "convidada de piedra" a la pobreza, cuestión recurrente en las últimas citas de gobernantes de la región.

Las estadísticas muestran que 40 por ciento de la población de América Latina vive en condición de pobreza, que el fenómeno crece en los Estados Unidos y Canadá, y que se incrementa la brecha entre ricos y pobres en materia de distribución del ingreso.

La reunión sobre desarrollo sostenible en Santa Cruz marca la continuidad, a nivel de gobernantes, de la Cumbre de las Américas celebrada en Miami en diciembre de 1994, que tuvo como eje la integración comercial del hemisferio.

La propuesta de gestar en los primeros años del nuevo milenio el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) está avalada por la adscripción casi uniforme de todos los países de esta parte del mundo al sistema económico de mercado.

Desde ahí, y con la guía inspiradora de la multiplicación del comercio, el continente adhiere a las fórmulas del regionalismo abierto para procurar nuevas formas de reinserción en la economía mundial.

El paradigma de la época plantea que el incremento del comercio, combinado con disciplina fiscal, control de la inflación y desregulaciones, consiguió sacar a América Latina de la crisis de la década del 80 y ahora debe llevarla a un crecimiento sostenido.

Las posibilidades comerciales de la región descansan fundamentalmente en la venta de materias primas, ya que, con las excepciones de México y Brasil, los países latinoamericanos no tienen a las manufacturas como un componente esencial de sus exportaciones.

De ahí que la preocupación por el ambiente aparezca como una consecuencia lógica de las aspiraciones de crear el ALCA, en tanto la sobreexplotación de los recursos naturales es un riesgo permanentemente vinculado a la ambición comercial.

Pero la depredación ambiental no es consecuencia solo de la explotación de materias primas, sino que tiene además otros dos componentes importantes y aparentemente antagónicos: la extrema pobreza y la extrema riqueza.

La primera se convierte en un agente depredador del ambiente cuando las insuficiencias de ingresos, servicios, alimentos y oportunidades llevan a las comunidades pobres, sobre todo en los medios rurales, a agotar los escasos suelos y exterminar los aun más escasos bosques.

Se sabe que el efecto multiplicador de la pobreza reside en la carencia de educación de los sectores de menores recursos para aspirar a mejores empleos y en la falta de acceso a la salud y a servicios básicos, por lo que sufren continuas patologías intestinales y otras enfermedades prevenibles.

"¿Cómo se explica y justifica tanta pobreza en un mundo tan rico?", se pregunta el ex presidente chileno Patricio Aylwin, quien mantiene una suerte de cruzada permanente contra el consumismo y el despilfarro de los países y sectores ricos.

Para Rayén Quiroga, directora de la carrera de Economía de la Universidad Bolivariana de Santiago de Chile, la aseveración de que el crecimiento económico da sustentabilidad y permite contrarrestar la depredación provocada por la pobreza es falsa.

La "teoría umbral", adoptada enre otros por el economista alternativo Manfred Max-Neef, muestra que aquellas sociedades industrializadas que llegan a un alto nivel de crecimiento y consumo chocan con un "techo" desde el cual inician una suerte de decadencia.

Fenómenos como el uso excesivo de energía o el deterioro de la capa de ozono por el empleo indiscriminado de propelentes químicos en equipos de refrigeración que aumentan "la calidad de vida" ilustran el carácter depredador del ambiente de la riqueza.

El concepto de desarrollo sostenible ha sido asumido en América Latina como la formulación de estrategias que posibiliten el crecimiento económico sin agotar los recursos naturales ni dañar el entorno ambiental del ser humano.

El presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada, sostiene que el neoliberalismo es perfectamente compatible con la ecología, dentro de lo que define como una expresión tridimensional del desarrollo: económica, humana y ambiental.

En un foro organizado en Santiago por la revista Tierramérica, Quiroga formuló dudas sobre la sustentabilidad del modelo neoliberal, no solo en sus aspectos ambientales, sino también en su perspectiva estratégica para el desarrollo.

"Creo que en Chile estamos sobreexplotando nuestros recursos sin una visión de largo plazo. Nos estamos comiendo esos recursos a cambio de nada, como ocurre por ejemplo con el bosque nativo", señaló la economista.

"En Suecia exportaron como madera prácticamente todos sus bosques naturales, pero el producto lo invirtieron en el desarrollo de la ingeniería, campo en que hoy los suecos están a la vanguardia, y gracias a ello hoy están replantando sus bosques", explicó.

Quiroga subrayó que no está propiciando esa fórmula sueca para Chile ni para ningún otro país, sino que lo importante es adoptar estrategias que lleven efectivamente a un desarrollo sostenible, atacando la pobreza y sin caer en la depredación de la extrema riqueza. (FIN/IPS/ggr/mj/en ip dv/96

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