AMERICA CENTRAL: Empresas militares, ¿competidoras desleales?

Mientras algunos sectores del empresariado de América Central sostienen que la participación del Ejército en los negocios es una competencia desleal, otros consideran preferible tener a los militares como "socios" que como golpistas.

Este último sector sostiene, no obstante, que la participación castrense en la economía debe ser "honesta" y producirse sin recurrir al poder y a la influencia que dan las armas y las tanquetas.

Humberto Pretti, representante del sector privado de Guatemala, opinó que los militares no representan una competencia real en los negocios.

"Preferimos tenerlos como socios en cosas lícitas que en acciones de corrupción o golpes de Estado como en el pasado", subrayó.

En diálogo con IPS, Pretti dijo que en Guatemala, a diferencia de otros países, "en los negocios los militares no son una amenaza porque no son tan buenos en estas cosas. Mientras su incursión sea transparente no habrá mayores problemas".

Una investigación elaborada por la Fundación Arias para la Paz sobre la participación militar en negocios revela que la misma es objeto de fuertes cuestionamientos ante la falta de transparencia sobre el uso y manejo de los fondos.

El estudio, proporcionado a IPS, indica que las empresas militares realizan sus transacciones a través de sus Institutos de Previsión Militar, un mecanismo que opera con fondos del Estado y aportes de sus afiliados.

Son precisamente los aportes estatales los que generan resquemores en círculos empresariales.

Los militares aducen que su incursión en el mundo del comercio y las finanzas obedece a su nuevo papel en la vida política y social de la región tras el fin de los enfrentamientos civiles que marcaron las dos décadas anteriores.

Su "eficiencia", agregan, radica en que saben administrar los recursos. De allí derivan los "celos" de algunos empresarios, señalan.

En la investigación de la Fundación Arias, el empresario nicaragüense Gilberto Cuadra Solórzano indica que en su país "los militares gozan de privilegios en las aduanas y agilidad en los trámites, lo que atenta contra los principios de la libre empresa".

Su participación en los negocios genera además temores entre los civiles. "No cualquiera va a enjuiciar a una empresa cuyos dueños son poseedores de las armas", aduce Cuadra Solórzano.

Actualmente, en América Central existen decenas de empresas manejadas poor militares. En Honduras operan 18, al tiempo que hay 14 en El Salvador, 22 en Nicaragua y siete en Guatemala.

Los servicios que brindan van desde cementerios, funerarias, hoteles, aseguradoras, transporte, comercio, finanzas, industria, pesca, educación, salud, camaroneras, granjas agrícolas, radioemisoras, bancos, bienes raíces, cementeras hasta agencias y editoriales.

En Honduras los uniformados han sabido ser unos "maestros" de los negocios, al asesorar incluso a sus homólogos de Nicaragua, con los cuales de se enfrentaron en la década pasada, cuando en Managua gobernaba el sandinismo.

Jaime Rosenthal, uno de los hombres más acaudalados de Honduras, aforma que él no presta ni hace negocios con los uniformados. "Después no sé como cobrarles", observó.

Dirigentes humanitarios y políticos hondureños denunciaron a su vez las presiones ejercidas por los militares para hacerse de una de las dos cementeras del país que fue privatizada.

El documento de la Fundación Oscar Arias indica que los parlamentos de la región deben cumplir las leyes en vigor, que les otorgan el poder de supervisión y control de los negocios realizados por las empresas militares. (FIN/IPS/tm/dg/ip/96

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