AMBIENTE: Transporte de pasajeros resucitará río filipino

El río Pasig, que atraviesa esta capital, está biológicamente muerto, pero un plan para aliviar la congestión del tráfico y utilizar barcas de transporte podría resucitarlo.

Las aguas malolientes del Pasig son el barómetro real de la decadencia urbana de Manila. Aunque el río sólo recorre 25 kilómetros, conectando la Laguna de Bay con el mar, en su curso atraviesa fábricas, barrios residenciales y comunidades marginadas.

Cloacas desembocan en el río, la basura se pudre en las riberas y las bolsas de plástico flotan en sus aguas.

Pero todavía hay esperanzas. El Programa de Rehabilitación del Río Pasig intenta convertirlo en una arteria de barcas de transporte de pasajeros para reducir la intensidad del tráfico en las embotellas calles de Manila.

Para esto, el río debe limpiarse. Ningún pasajero subiría ahora a una barca de transporte en el río debido al olor. "Actualmente el Pasig no es apropiado para la supervivencia", admite Danile Songco, consultor del proyecto de rehabilitación.

Pero los planes prevén la instalación de catamaranes en el río para que los pasajeros acorten camino a su trabajo.

La "primera dama" de Filipinas, Angelita Ramos, asumió el proyecto de limpieza del río. Desde su oficina en el Palacio Presidencial, construido sobre el río en la época en que no estaba contaminado, Ramos afirma que los esfuerzos iniciales están dando resultado, y que el río no huele tan mal como antes.

Los esfuerzos actuales resultan positivos porque, a diferencia de intentos anteriores, ataca la combinación de factores del ambiente urbano que aniquilaron su ecosistema.

Según activistas defensores del medio ambiente, nuevas estimaciones revelan que los desechos industriales líquidos, fuente de 45 por ciento de la contaminación del río, comienzan a disminuir. Otro 45 por ciento se compone de desechos líquidos domésticos, y 10 por ciento de residuos sólidos.

Los expertos admiten que, aunque se reduzca la basura industrial, la doméstica continuará siendo un gran problema. Sólo 12 por ciento de las viviendas de la capital están conectadas al sistema de saneamiento, por lo cual el resto utiliza el río.

Un Pasig contaminado significa una bahía contaminada, de la cual millones de personas dependen para alimentarse con la pesca. La bahía de Manila ya sufre regulares ataques de "marea roja", un fenómeno causado por la contaminación que envenena peces y mariscos.

Además de los esfuerzos de Ramos, hay varias iniciativas en funcionamiento para limpiar el Pasig. Una es la del grupo "Un peso para el Pasig", que busca crear un fondo de dos millones de dólares para lograr el apoyo de grandes empresas.

En 1993, activistas de la causa entraron en el "pacto del río limpio" con 25 industrias. No todas mantienen el acuerdo, pero algunas construyeron plantas de tratamiento de desechos.

Un grupo de empresarios elaboró el año pasado un plan para ayudar al gobierno a administrar los proyectos del Pasig, con un costo estimado en 500 millones de dólares en los próximos 15 años.

Pero muchos creen que sólo el dinero no será suficiente, y que sin la participación de las comunidades involucradas y los miles de familias instaladas en asentamientos precarios en las riberas, el dinero sólo se diluirá en las aguas del río. (FIN/IPS/tra-en/js/kd/lp/en/96

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