La ONU emprendió esta semana una colecta de fondos por 133 millones de dólares para ayuda a Afganistán y anunció la realización en enero próximo de un foro internacional de asistencia al país asiático, sacudido por 18 años de guerra civil.
La sobrevivencia de los actuales 500.000 habitantes de Kabul, depende de la ayuda alimentaria que reciban para afrontar este invierno que comienza, advirtió Madeleine Moulin-Acevedo, vocera del Departamento de Asuntos Humanitarios (DHA) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Los fondos solicitados por agencias de la ONU, organizaciones no gubernamentales y la comunidad de donantes, se destinarán a la asistencia humanitaria urgente y atenderán también necesidades de rehabilitación y de reconstrucción en el país, explicó la fuente.
Los recursos permitirán apoyar el retorno de refugiados, la distribución de alimentos, la prestación de servicios esenciales, la limpieza de campos minados y la rehabilitación de infraestructuras básicas rurales y urbanas.
Afganistán se encuentra actualmente en una situación de "ni guerra ni paz", informó desde la capital de Pakistán, la oficina de Coordinación de Asistencia Humanitaria a Afganistán (UNOCHA).
Los combates prosiguen en los alrededores de Kabul y en ciertas regiones estratégicas del país, mientras una estabilidad precaria prevalece en el resto, indicó.
La oficina de Ginebra del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) dio un cuadro de la situación de niños y mujeres en Afganistán, que figura "entre las peores del mundo".
Entre tres y cuatro millones de niños murieron desde 1979 por desnutrición y enfermedades. La diarrea, el sarampión y las infecciones respiratorias causan anualmente la muerte de unos 249.000 niños menores de cinco años.
En promedio, uno de cada cuatro niños mueren antes de cumplir cinco años. La causa principal de incapacidad en Afganistán no es la guerra, sino la poliomielitis, consignó UNICEF. Más de 20 por ciento de los decesos de niños se producen por enfermedades prevenibles mediante vacunación.
Las niñas afganas tienen prohibido concurrir a la escuela en dos tercios del territorio del país, dominado por las fuerzas de los talibanes, una de las facciones en pugna que se caracteriza por la rigurosidad de sus prácticas religiosas islámicas.
En una medida crítica a la política de los talibanes, UNICEF ha suspendido la asistencia a la educación en los lugares donde las niñas han sido excluidas de las escuelas.
La crisis afecta también a las mujeres adultas. La tasa de mortalidad maternal se eleva a 1.700 sobre 100.000 nacimientos.
El índice de alfabetización entre las mujeres oscila entre tres y cuatro por ciento.
La situación de la mujer se exacerba por la exposición de muchas afganas a tensiones traumáticas derivadas del conflicto, entre las que sobresale el efecto de las minas terrestres.
Afganistán es el campo minado más grande del mundo. Unas 10 millones de minas antipersonales se encuentran diseminadas en el país. Cada día, por lo menos 10 afganos caen víctimas de las minas.
Otro déficit del país proviene de la fuga de sus pobladores. Más de dos millones viven en exilio, principalmente refugiados en Irán y Pakistán. La mayría de las personas técnicamente calificadas han abandonado el país.
Las agencias de la ONU preparan la realización del Foro Internacional de Asistencia a Afganistán, que se efectuará en Turkmenistán, el 21 y 22 de enero.
Las sesiones serán presididas por el secretario general adjunto de la ONU, Yashusi Akashi, también director del DHA. Asistirán representantes de organismos del sistema de la ONU, de organizaciones no gubernamentales y de la comunidad de donantes. (FIN/IPS/pc/ag/ip-hd/96