ZAIRE: Sin desarmar milicias, ayuda humanitaria podría fracasar

La operación internacional que está en gestación para intervenir en el conflicto de Zaire, sin dotar a la fuerza de intervención de potestades para desarmar a las milicias, podría no garantizar más que un auxilio precario a los refugiados y desplazados, según las organizaciones humanitarias.

Los grupos de asistencia, sin perjuicio del alivio que sienten por la próxima intervención de una fuerza multinacional para asegurar el socorro a los civiles atrapados por la violencia, insisten en la necesidad de sean desarmados los extremistas.

La Organización de las Naciones Unidas autorizará en breve una fuerza multinacional con la misión de dar seguridad a los transportes de asistencia humanitaria a la población, una vez que Estados Unidos decidió colaborar con el esfuerzo.

Bajo el comando de Canadá, la fuerza estará compuesta en lo principal por tropas canadienses, estadounidenses y francesas, pero no es probable que lleve la misión de desarmar a los grupos en pugna.

"El desarme de las milicias es indispensable. No se trata solamente de la seguridad de las organizaciones humanitarias, sino también de la protección de los refugiados", afirmó Martine Lochin, responsable de operaciones en Zaire por parte de la organización francesa Médicos Sin Fronteras.

"Sabemos de la existencia de extremistas ruandeses de la etnia hutu, que han tomado de rehenes a refugiados hutu moderados y tutsis. Si estos extremistas no son separados de los refugiados, nos encontraremos en una situación idéntica a la que produjo el actual conflicto en Zaire", previno la médica.

Refugiados ruandeses hutu y pobladores de Zaire se vieron forzados a huir cuando se agravó la lucha en las últimas semanas entre los rebeldes del grupo tutsi banyamulenge de Zaire y las fuerzas armadas zaireñas.

Los banyamulenges se levantaron en armas después de haber sido privados de sus derechos de ciudadanos de Zaire, pese a habitar en el país por más de 200 años, y supuestamente apoyados por el gobierno y el ejército del vecino Ruanda, dominados por la minoría tutsi.

Los enfrentamientos dispersaron a los refugiados hutu que ocupaban campos de refugio en la región de Kivu, en el oriente de Zaire, a lo largo de la frontera con Ruanda. Estos refugiados habían huído del país vecino a raíz del genocidio de tutsis y hutus moderados entre abril y julio de 1994.

Para consternación de los grupos humanitarios y temor del nuevo gobierno ruandés, los campos sirvieron de base para que las milicias hutu prepararan la reconquista del poder que habían perdido a manos del Frente Patriótico Ruandés, de mayoría tutsi, que ahora gobierna en Kigali. (FIN/IPS/tra-en/ao/rj/arl/ip/96

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