Más de una docena de países participaron en el rearme de los rebeldes ruandeses, que se ocultaron en los campos de refugiados en el este de Zaire hasta la semana pasada, reveló un informe confidencial de la ONU.
El documento, preparado por una comisión de cuatro miembros encabezada por el embajador egipcio Mahmoud Kassem, señaló que los países vendedores -desde Sudáfrica hasta Europa Oriental- tambien transportaron armas este año a los rebeldes, acusados de las masacres genocidas de 1994.
Los rebeldes de la etnía hutu, que formaron las fuerzas gubernamentales ruandesas (FGR) hasta que los expulsaron y escaparon a las vecinas Zaire y Tanzania, tienen prohibido recibir armas debido a un embargo de la ONU.
Sin embargo, los ex soldados de las FGR continuaron siendo abastecidos de material bélico, apuntó la comisión.
El rearme de los rebeldes en el Este de Zaire hizo que el gobierno de Kigali apoyara el avance de los guerrilleros Banyamulengue, que tomaron la mayor parte de los centros de refugiados de Goma, Bukavu y Uvira en las últimas dos semanas.
Las FGR y los prófugos ruandeses, desde entonces, se internaron en Zaire, como así tambien en otras naciones africanas vecinas.
"Según informantes de la comisión, los suministros de armas a las ex fuerzas gubernamentales ruandesas han continuado, a menudo a través o desde Sudáfrica, Angola, Europa Oriental, la ex Yugoslavia, Kinshasa y Zaire", especificó el informe.
"En lugar de aterrizar en los relativamente amplios aeropuertos de Goma y Bukavu, como ocurrió durante el período 1994-1995, esos pertrechos son llevados ahora a pequeños aerodromos, incluyendo posiblemente Bunia, cerca del Lago Alberto, 300 kilómetros al norte de Goma", agregó.
Entre los países nombrados en el informe como posibles proveedores de armas, figuran Egipto y Francia, viejos aliados de las FGR, los cuales apoyaron al ex presidente ruandés Juvenal Habyarimana, un lider hutu cuya muerte por un accidente aéreo en 1994 desató las matanzas genocidas contra la etnía tutsi.
Alrededor de un millón de ruandeses tutsis murieron a manos de las FGR y las milicias hutu, según la ONU.
Un avion procedente de Bulgaria, con número de registro UR76539, aterrizó en Egipto en junio pasado llevando 30 toneladas de armas, apuntó la comisión Kassem.
El avión viajó luego a Kinshasa, donde las armas "pudieron ser destinadas a las ex fuerzas armadas ruandesas en violación al embargo de la ONU", expresó el documento. Agregó que Egipto no respondió a los cargos.
En forma similar, Francia, un ex aliado de las FGR y fuerte partidaria del dictador Mobutu Sese Seko, habría despachado a un ex diplomático que entrevistó recientemente al ex jefe del estado mayor ruandés, general Augustin Bizimungu, en la ciudad zairense de Mugunga. París desmintió el informe.
Otras naciones tambien podrían haber jugado un importante papel en el rearme de las FGR, incluyendo Italia, fabricante de minas antipersonales empleadas por las fuerzas ruandesas basadas en Zaire. Además, tanto el gobierno checo como Zambia fueron acusados de proporcionar pertrechos a Goma.
La comisión sigue esperando respuesta de la mayoría de las naciones supuestamente implicadas.
El principal país sospechoso de haber abastecido de material militar a los rebeldes, no obstante, es Zaire, el anfitrión de las FGR. La organización Human Rights Watch acusó al gobierno de Mobutu de ayudar al transporte de armas a los rebeldes ruandeses en un informe de 1995.
La comisión Kassem agregó que los zairenses permitieron que el aeropuerto de Ndolo, en Kinshasa, sirviera como "depósito de los embarques de armas" para los hutus.
"En vista de las continuas denuncias sobre la complicidad de Zaire en el abastecimiento ilegal de armas a las ex FGR, la comisión ha tratado de obtener información de su gobierno acerca de esas acusaciones, así como el permiso para reanudar las investigaciones en torno a Goma", señaló el informe.
"Sus esfuerzos han sido infructuosos", lamentó.
Rebeldes de Burundi basados en el Este de Zaire, tambien en su mayoría hutus que se oponen al régimen militar tutsi que gobierna su país, tambien han canalizado parte del tráfico, si bien no tienen prohibición la ONU para recibir armas, indicó la comisión.
Tanto los grupos de Burundi como Ruanda fueron desplazados de las provincias de Kivu Norte y Sur por los Banyamulengue, tutsis étnicos de Zaire que fueron amenazados con la expulsión por los gobernadores provinciales en septiembre.
Zaire atribuyó a la interferencia militar ruandesa la rápida retirada de sus tropas. Kigali arguyó haber actuado solo en defensa propia debido a las incursiones fronterizas de las ex FGR y milicias zairenses compuestas por hutus.
En su informe, escrito mientras se extiende la lucha en Kivu Norte y Sur, la comisión Kassem recomendó que las Naciones Unidas envíen inspectores a la región para vigilar el tráfico de armas.
En la actualidad, el Consejo de Seguridad está considerando distintas opciones, incluyendo la aprobación de una fuerza internacional de paz apoyada por Francia, que tambien estaría dispuesta a aportar tropas. (FIN/IPS/tra-en/fah/yjc/ego/ip).
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