La propuesta francesa de enviar una fuerza internacional de paz a la perturbada región oriental de Zaire, solo obtuvo una escasa aprobación en las Naciones Unidas, informaron a IPS fuentes diplomáticas.
El gobierno francés inició una labor de persuasión entre los 15 miembros del Consejo de Seguridad de la ONU sobre la neccesidad de desplegar algún tipo de fuerza internacional financiada voluntariamente, que debería ser despachada para proteger a 1,2 millones de refugiados ruandeses desplazados por la guerra.
Las fuentes dijeron que la fuerza estaría formada por decenas de miles de soldados de Francia y otras naciones comprometidas. Esas tropas protegerían a los refugiados en algunas zonas de las provincias zairenses de Kivu Norte y Sur.
Sin embargo, ciertos miembros del consejo con poder de veto, especialmente Estados Unidos y Rusia, se muestran reluctantes a cualquier intervención militar foránea en la crisis actual, que enfrenta a los rebeldes Banyamulengue de la etnía tutsi y el Ejercito Popular de Ruanda (EPR) contra las fuerzas de Zaire.
Junto con las tropas de Zaire tambien luchan soldados del ex ejército de Ruanda, que estaba dominado por la etnía hutu.
"No voy a hacer ningún pronóstico sobre este problema", declaró la embajadora estadounidense Madeleine Albright. La diplomática declinó decir si Washington apoyará la propuesta francesa.
Francia insiste que la proyectada misión no será una reedición de la "Operación Turquesa", una operación anterior con fuerzas de paz, ejecutada por París, que custodió el sudoeste de Ruanda en el verano de 1994, luego de la cual el ex ejército ruandés fue derrotado por los efectivos del EPR.
En aquel momento, el gobierno de Ruanda acusó a Francia de proteger a los ex líderes militares hutu y las milicias Interahamwe, responsables de la matanza de más de un millón de ruandeses tutsi entre abril y julio de 1994.
"Esto no es igual a la Operacion Turquesa", aseguró a IPS un diplomático francés que prefirió mantener el anonimato. "La idea es tener allí una fuerza internacional, en vez de una de cada país".
Esa iniciativa podría ayudar a disipar los temores de aquellos que han afirmado que París desea proteger tanto a los ex militares ruandeses como al gobierno de Zaire, encabezado por Mobutu Sese Seko, un viejo aliado de Francia.
Francia insiste que la fuerza de paz será financiada por los países participantes, de modo que los estados miembros de la ONU no tengan que pagar la cuenta.
No obstante, la iniciativa francesa ha chocado con reacciones opuestas, dijeron privadamente fuentes diplomáticas. Parte del problema es que los antecedentes centroafricanos de Francia están manchados por su apoyo a dictadores, como Mobutu y el extinto presidente ruandés Juvenal Habyarimana.
Un nuevo informe de la ONU, que debe ser difundido oficialmente, señaló que un ex viceconsul francés en Ruanda se encontró en Zaire con el antiguo jefe hutu del ejército, Augustin Bizimungu, para ayudar a rearmar sus fuerzas basadas en campos de refugiados en el este del país. Francia negó las denuncias.
París todavía tiene muchas respuestas pendientes por su apoyo al viejo ejército ruandés y sus aliados zairenses, apuntó Joanna Weschler, representante ante la ONU de Human Rights Watch. Agregó que no hay confirmación, por el momento, que Francia ayude a armar a las fuerzas hutu que se ocultan en los campos de refugiados.
Los campos han caído en manos de fuerzas aliadas y del EPR- Banyamulengue en las últimas semanas. Los Banyamulengue son tutsis zairenses que fueron catalogados como inmigrantes ilegales por el gobierno de Kinshasa en 1981.
Sylvana Foa, vocera de la ONU, declaró que muchos refugiados ruandeses, incluyendo 700.000 personas en Goma, escaparon ahora hacia el centro de Zaire.
Una propuesta diferente, formulada por Alemania, para que la ONU abra corredores humanitarios en Zaire en favor de los refugiados de modo que encuentren asistencia en Ruanda y Burundi, tambien obtuvo alguna atención en el consejo.
"Existe la convicción que se necesita algún tipo de presencia internacional" para ayudar a los refugiados, comentó el embajador británico John Weston.
Sin embargo, todas las propuestas chocan con un problema común y es que todavía no resuelven el dilema, que ya se prolonga por dos años, de ayudar a los refugiados sin apoyar tambien a los ex militares ruandeses y las milicias Interahamwe, señalaron funcionarios de la ONU.
"Aunque se disponga de tropas para asegurar un corredor, ¿quién va a recorrerlo?", demandó un funcionario. "Las milicias Interahamwe controlan los campos".
La fuente dijo que no obstante los refugiados hayan escapado al avance de los Banyamulengue en los últimos días, los 50.000 ex soldados hutu de Ruanda y los Interahamwe han mantenido la misma estructura centralizada y de comando que tenían en los campos.
Ese control ha significado que las agencias humanitarias, que han mantenido los campos a un costo de un millón de dolares por día durante dos años, en sustancia han brindado al viejo ejército un refugio seguro y una oportunidad de rearmarse.
La amenaza que significan las rearmadas tropas hutu alentó la intervención armada del EPR y los Banyamulengue en Zaire.
Ahora que los refugiados están nuevamente en fuga, cualquier fuerza internacional desplegada en la región debería tratar de separar a los auténticos desplazados de las fuerzas militares y los milicianos Interahamwe.
Human Rights Watch está buscando la difusión pública del último informe de la ONU sobre ventas de armas al ex ejército ruandés, que fueron prohibidas por el Consejo de Seguridad.
El informe alega que las fuerzas hutu se beneficiaron con la venta de gran cantidad de armas ilícitas provistas con transpoortes aéreos desde Sudáfrica y lugares tan lejanos como Europa, especialmente, las ex naciones del bloque soviético.
El presidente del consejo, Nugroho Wisnumurti, de Indonesia, dijo que el organismo ejecutivo de la ONU "todavía no fijó una fecha para dar a conocer el informe".
Como las tropas de Zaire se retiran de Kivu Norte y Sur, emergió otro grave problema: la amenaza, señalada por muchos funcionarios de la ONU, que Zaire, una nación de 43 millones de habitantes con un territorio que es la cuarta parte de Estados Unidos, pueda desintegrarse.
Mobutu está gravemente enfermo por un cáncer a la próstata y actualmente se encuentra en Francia. Su primer ministro, Kengo wa Dondo, rechazó presiones que, en su calidad de medio tutsi, renuncie al gobierno. Las tropas zairenses carecen del entrenamiento y disciplina necesarios para controlar gran parte de las regiones del este y tambien del centro del país.
Como indicó un funcionario de la ONU cuando Zaire no concurrió el martes a una reunión de emergencia en Nairobi para discutir la crisis, "quizás no consiguieron enviar a nadie porque el gobierno podría caer". (FIN/IPS/tra-en/fah/yjc/ego/ip).
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