Los elefantes asiáticos, que una vez sirvieron de medio de transporte entre India e Indochina, están desapareciendo con rapidez, y los ambientalistas en Vietnam ahora tratan de salvar de la extinción a las últimas manadas que quedan en el país.
«Hemos creado un equipo de 37 vigilantes para preservar a los elefantes salvajes y domesticados», informó Voong Nhi, subjefe de administrativo de la comunidad Buon Don, en el distrito de Yon Don, situado en la provincia montañosa de Dac Lac.
Las autoridades locales reclutaron a tribeños de la minoría Rhade como «vigilantes especiales» de elefantes, para salvar a sus declinantes manadas de la extinción. El proyecto es realizado por una comisión local y coordinado por un grupo en Hanoi.
El plan, financiado por Fauna y Flora Internacional del Reino Unido (FFI), es parte de una campaña mucho más amplia lanzada para salvar al elefante asiático, el cual se cree al borde de la desaparición.
La fase inicial del proyecto de tres años, iniciado hace dos semanas, está destinado a conservar las poblaciones de elefantes con la oferta de eficaz protección en Dac Lac, 400 kilómetros al norte de Ciudad Ho Chi Minh (ex Saigón), y luego en la provincia de Nghe An, 300 kilómetros al sur de Hanoi, dijo Joe Walston, del FFI.
El proyecto de preservación de elefantes, el primero realizado en Vietnam por el FFI, tendrá vigencia hasta 1998 y costará en total 600.000 dólares.
Vigilantes especialmente entrenados patrullarán las reservas de elefantes para alejar a cazadores furtivos, prevenir más daños a su habitat y tratar de reducir el conflicto entre personas que compiten por los mismos recursos naturales.
«Serán especialmente equipados y entrenados por gente que trabaja con elefantes asiáticos en India y Malasia. Cada uno de los vigilantes debe asistir a un curso de formación en India. Todos son miembros de la población local, ninguno vino de afuera», apuntó Walston a IPS.
«Elegimos a Yok Don como un proyecto piloto porque conocemos mucho acerca de los elefantes en el área y solo podemos realizarlo si sabemos exactamente cuántos hay, donde viven y que peligros afrontan. Si Yok Don tiene éxito, como creemos, entonces haremos lo mismo en el área de Dghe An», explicó.
«Existen muchas opciones de cómo controlar el movimiento de los elefantes, a veces con alambradas eléctricas, otras mediante ciertos cultivos que no agradan a los paquidermos. Sin embargo, en Yonk Donc, llegamos a la conclusión que el empleo de vigilantes es el único método para frenar su extinción», acotó.
«Confiamos poderlo repetir en otras áreas a largo plazo», dijo.
No obstante, surgieron dudas si los vigilantes estarán suficientemente motivados, porque los cazadores furtivos son tambien habitantes locales y un solo elefante adulto rinde miles de dólares solo con sus colmillos.
FFI no está de acuerdo. «Esta oportunidad permite a los vigilantes tener entrenamiento y una carrera», aseguró Walston. «El año pasado ayudaron a los ambientalistas a proteger su propia área. Pretenden sobre todo que el habitat de los elefantes, los bosques, permanezcan intactos».
Por otro lado, los cazadores furtivos obtienen reducidas cantidades de dinero, 100 dólares el kilo, por el marfil. El dinero se gana realmente en el otro extremo de la línea comercial, y no tiene retorno.
«Durante los últimos dos años, los residentes locales descubrieron los restos de 20 elefantes salvajes abatidos por cazadores», apuntó Voong Nhi. «La doma y la domesticación es uno de los medios para salvar elefantes», agregó.
Un elefante domesticado, que puede ser empleado entre otras cosas en la explotación maderera, puede valer más de 10.000 dólares.
Los elefantes domesticados tambien están amenazados porque muchos fueron abatidos a balazos o envenenados por el marfil. Están tanto en peligro como sus congéneres salvajes. A pesar de la represión gubernamental, la demanda de marfil todavía existe en Vietnam, donde un cazador puede ganar hasta 900 dólares por un colmillo.
Además de la introducción de vigilantes, las autoridades comenzaron a aplicar medidas severas para disuadir a los cazadores. El mes pasado cuatro furtivos fueron encarcelados y sentenciados a penas de cinco a 20 años. Los acusados debieron pagar al dueño del elefante 10.000 dólares en daños.
Treinta años de guerra, complementados con caza en gran escala y destrucción de áreas forestales, han reducido la población de elefantes salvajes en Vietnam a apenas 300 ejemplares. Al ritmo actual, en cuatro años quedarán totalmente extinguidos.
«Hemos apoyado los esfuerzos para proteger la población de elefantes en la reserva de Cat Tien, pero por el momento encargamos esa tarea al FFI», declaró David Hulse, representante en Vietnam del Programa Indochino del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
La verdadera cuestión para los conservacionistas en Vietnam es saber cual población es viable. Los expertos creen que probablemente hay solo tres poblaciones de elefantes en Vietnam que en 20 años seguirán subsistiendo, incluyendo el Parque Nacional de Cat Tien y las reservas en las provincias de Nghe An y Dac Lac.
Vietnam ya ha firmado importantes tratados internacionales sobre el ambiente, incluyendo convenciones sobre especies en peligro, tierras húmedas, biodiversidad y polución marina. Adhirió a la Convencion internacional sobre Especies en Peligro de Fauna y Flora en 1994, pero la caza clandestina continúa.
En mayo pasado, el primer ministro Vo Van Kiet ordenó estrictas leyes represivas para proteger la fauna salvaje de Vietnam. Además, hizo un llamamiento a las autoridades centrales y locales para que pongan fin a la caza ilegal. (FIN/IPS/tra-en/sb/ral/ego/en).
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