Unas 30.000 personas echaron mano a sus ahorros y en las últimas dos semanas acudieron a comprar acciones de telefonía, una movilización que entusiasmó a los promotores de las privatizaciones en Venezuela.
Amas de casa, secretarias con ropas modestas, curtidos carteros y vigilantes de tránsito se mezclaban con "yuppies" casi imberbes y mensajeros de gerentes en la disputa de planillas de órdenes de compra en las taquillas de los bancos.
Este viernes, tras 10 jornadas consecutivas de transacciones, los agentes de colocación de acciones del Estado en la Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela (CANTV) habían negociado 105 millones de dólares entre casi 30.000 solicitantes.
Bastaban a una persona 212 dólares para invertir, y el gobierno financió adquisiciones hasta 10.600 dólares: descuentos, 24 meses de plazo para pagar e intereses anuales de 12 por ciento, un tercio de lo que cuesta un crédito comercial.
"Con esas facilidades, el riesgo es no invertir y dejar el dinero guardado para que se lo coma la inflación" (de 100 por ciento este año), dijo a IPS Ana Ramos, secretaria de una empresa papelera que reunió casi 1.000 dólares entre sus parientes "para algo más seguro".
Igual hizo el camarógrafo Juan Hernández, aunque con menos entusiasmo, al colocar casi 700 dólares: "Esto va a ser beneficioso, pero a la larga", opinó, calzando con el objetivo gubernamental de estimular el ahorro de largo plazo, según dijo el ministro de Inversiones, Alberto Poletto.
Otro es el caso de Edgar Vargas, vigilante que quiere "ser propietario", según dijo a IPS sin precisar el monto de su inversión, y mostró una inminente paradoja: será uno de los dueños de la empresa, pero su casa carece de teléfono y "desde hace años" busca el servicio para el barrio donde vive.
CANTV es el monopolio de telefonía básica en este país de 22 millones de habitantes, con más de tres millones de líneas instaladas y 2,4 millones de abonados, además de incursionar en telefonía celular, Internet y servicios asociados.
El Estado fue su propietario hasta que en 1991 vendió a un consorcio encabezado por la estadounidense GTE 40 por ciento de la propiedad y el control de la empresa, por 1.885 millones de dólares, lo que cotizó las acciones a 4,71 dólares. Once por ciento quedaron reservadas para los 20.000 trabajadores.
El gobierno que Rafael Caldera inició en 1994 -con una actitud inicial de "parar la hemorragia de privatizaciones"- estipuló hace un mes que 49 por ciento de acciones que conservaba en su poder es de menor valor que las vendidas hace cinco años, por no tener igual poder de voto para la junta directiva.
De manera que las acciones al "segmento minorista" de compradores, es decir, los casi 30.000 venezolanos mayores de edad, se ofrecerán a entre 3,07 y 3,50 dólares, cuando a fines de mes se atiendan las órdenes de compra recibidas.
"Ese negocio, y con las facilidades que dio el gobierno, es tan fácil como pegarle un tiro al suelo", dijo a IPS Juan Velutini, presidente de la casa de bolsa Bancaracas, "y es natural que todo el mundo tome ventajas de esa oferta".
Para Velutini "es una oportunidad excelente, y en mi opinión la primera vez que un gobierno realiza un esfuerzo claro para estimular el ahorro de largo plazo entre los venezolanos".
"El espíritu de inversión y participación es novedoso y un valioso aporte para los cambios que necesita nuestra sociedad", señaló a IPS el sociólogo Roberto Briceño-León, jefe del laboratorio de ciencias sociales de la Universidad Central.
Briceño-León dijo que en la gente influyó la propaganda y el deseo de no quedarse de último ante la oportunidad "pero también el conocimiento adquirido de que debe enfrentarse la inflación porque el dinero en sus manos o ahorros no es duradero".
Observó además que "muchos compradores son de una clase media urbana que antes invertían ahorros u otros excedentes en comprar una vivienda para alquilar a un tercero y tener una renta, pero con la nueva realidad del mercado ya no es posible".
Ello porque la ley de alquileres limita las acciones contra inquilinos morosos, contiene los precios y, por añadidura, con la inflación de los últimos años los inmuebles apropiados para rentas alcanzan precios prohibitivos, dijo Briceño-León.
Para el sociólogo "la fiebre por invertir tampoco es extraña si se considera que se desparrama sobre la pirámide social desde el 10 por ciento más rico que en los últimos 10 años, en medio de la crisis, ganó hasta ocho puntos en la 'torta' del ingreso".
El ministro de Planificación, Teodoro Petkoff, dijo que el 10 por ciento más rico de la población recibe 46 por ciento del ingreso, y el 10 por ciento más pobre apenas 1,6 por ciento.
El gobierno aceleró las privatizaciones como complemento de un plan de ajustes que lanzó en abril, incluyendo entre sus objetivos descargarse de empresas para liberar recursos con los cuales revitalizar el Estado y la economía productiva, en procura de crear empleos y mermar la pobreza.
La colocación "popular" de papeles de la CANTV estimularía la venta en los mercados de capitales de acciones de industrias de acero y aluminio que se privatizarán en 1997, señalaron gerentes de esos complejos estatales.
La "fiebre" por las acciones de la CANTV tuvo como contrapartida el entusiasmo de mercados bursátiles en Europa y Estados Unidos, dijo Poletto, arquitecto del proceso, pues se han recibido órdenes de compra "mayoristas" por unos 800 millones de dólares.
"Parece que antes nadie creía o no quería que se hiciera. Pero promovemos una nueva cultura del ahorro y de la inversión, así como una ampliación de la base del mercado de capitales en Venezuela", sentenció Poletto. (FIN/IPS/hm/jc/if/96