La canasta básica de alimentos cuesta en Venezuela 247 dólares mensuales, 2,2 veces el ingreso mínimo del trabajador, confirmó hoy la oficina gubernamental de estadística.
Si se agregan servicios fundamentales de educación, salud, vivienda, recreación, electricidad y agua, se tiene la llamada canasta básica de consumo, cuyo precio es el doble de la alimentaria, 494 dólares, señaló la oficina.
El ingreso mínimo de un trabajador, compuesto de salario básico y diversos bonos, suma 112 dólares, y según las centrales sindicales, la mitad de los asalariados venezolanos perciben ese sueldo mensual.
Pero se trata de los asalariados registrados en la economía formal, que emplea sólo a la mitad de los 8,8 millones de venezolanos que trabajan, pues la otra mitad se desempeña en el sector informal, y a menudo en condiciones de marginalidad.
El resultado, según estudios privados que aceptan oficinas estatales, es que 84 por ciento de la población vive en la pobreza, al no poder cubrir la canasta básica de consumo.
Más de 40 por ciento vive en pobreza crítica, pues sus ingresos no alcanzan para pagar la canasta alimentaria, y entre 15 y 18 por ciento sobrevive en "pobreza atroz", pues no compra siquiera 40 por ciento de la canasta de alimentos.
La oficina de estadísticas recordó que la canasta alimentaria se compone de 46 artículos, cuyo contenido ofrece 2.200 calorías diarias (10 por ciento proteínas, 20 a 30 por ciento grasas y hasta 60 por ciento carbohidratos) a cada uno de los 5,1 miembros que tiene una familia promedio en Venezuela.
Su precio de 247 dólares corresponde al tercer trimestre de 1996, y es 20,7 por ciento mayor que el del segundo trimestre y 55 por ciento más alto que el del primer trimestre.
El alza acelerada de ambas canastas sigue a la inflación, la más alta de América Latina, con 91,5 por ciento en los primeros 10 meses del año, a cuyo cierre alcanzará la marca histórica de 100 por ciento, según adelantó este jueves el ministro de Planificación, Teodoro Petkoff.
La inflación se disparó en el segundo trimestre -se recortó en el tercero y repuntó en octubre- luego que en abril el presidente Rafael Caldera implantó un programa de ajuste, pactado con el Fondo Monetario Internacional, para contener el alza de precios a fines de este año y mantenerlo controlado en 1997.
Ese programa liberó los precios (el combustible quintuplicó su costo), los intereses y el tipo de cambio (tras una devaluación lineal de 70 por ciento), elevó las tarifas, aumentó de 12,5 a 16,5 por ciento el impuesto a las ventas, y desplomó el consumo.
Las centrales sindicales reclaman igualar el salario mínimo al costo de la canasta alimentaria.
Los empleadores -empresarios privados y gobierno- condicionan el incremento de salarios al reemplazo del sistema de cálculo de la indemnización que recibe el trabajador cuando cesa la relación laboral, y que significa pagarle un mes de ingresos por año trabajado, según el último sueldo devengado.
Una comisión tripartita (gobierno-empresarios-sindicatos) estudia el tema desde el día 12. (FIN/IPS/hm/ff/pr if/96