URUGUAY: El tango dejó el arrabal y llegó a la cumbre

Nacido en la segunda mitad del siglo pasado en los arrabales y zonas portuarias de las capitales de Argentina y Uruguay, el tango alcanza a un paso del siglo XXI su máximo reconocimiento universal.

Montevideo es desde el lunes sede de la III Cumbre Mundial del Tango, luego de dos ediciones previas, en Buenos Aires (1990) y la ciudad española de Granada (1995) y, según los organizadores, la nueva edición se presenta como el mayor acontecimiento en la historia de este género musical.

"Asistiremos a la mayor fiesta de tango realizada en la historia y difícilmente volverá a repetirse, por la calidad y número de artistas presentes", dijo a IPS Gerardo Bugarín, coordinador de la III Cumbre.

Ciento treinta intérpretes, procedentes incluso de Australia, Finlandia, Holanda y Japón, comparten diversos escenarios con artistas de Alemania, Brasil, Chile, España, Francia, y obviamente, de Argentina y Uruguay.

La mística del tango alienta a los participantes. La mayoría llegaron a Uruguay sólo "por hotel y comida, porque los pasajes los pagan ellos", comentó Miguel Esmoris, del comité organizador.

Por esa razón, en la mayoría de los espectáculos no se cobrará entrada, salvo en dos o tres, en los que el precio más elevado será de 16 dólares.

El soporte económico surge de empresas privadas y del respaldo del gobierno nacional y de la comuna de Montevideo, una ciudad designada este año "Capital Iberoamericana de la Cultura".

La Cumbre del Tango no se limitará a música, canto y baile. También se dictarán conferencias, habrá exposiciones pictóricas y se ofrecerá una retrospectiva cinematográfica.

Olvidadas en el pasado quedaron las sórdidas cantinas y los salones marginales de baile en que se interpretaba el tango y que eran observados despectivamente por los sectores privilegiados de la sociedad de ambas márgenes del Río de la Plata.

Progresivamente, esta expresión artística alcanzó su mayor desarrollo en la capital argentina, al amparo de mayor número de habitantes y de una industria discográfica poderosa que proyectó el tango hacia el mundo.

"Tango" se llamó precisamente la primera película con sonido producida en Argentina, que lleva fecha de 1933.

Pero Uruguay, un país 11 veces menor que su vecino, fue en materia de tango un gran productor de talentos, muchos de los cuales alcanzaron su plenitud en la otra orilla del río.

Uruguayos fueron Gerardo Matos Rodriguez, autor de "La Cumparsita", el himno de los tangos, estrenado en Montevideo el 19 de abril de 1917, y "Pintín" Castellanos, creador de la milonga "La Puñalada", la más editada en su género.

También nacieron en Uruguay Julio Sosa, el cantante de mayor repercusión popular de las últimas décadas, el afamado director de orquesta Francisco Canaro, y Horacio Ferrer, un especialista en cultura popular rioplatense y autor de la letra de "Balada para un loco", un tango con música de Astor Piazzola que rompió los esquemas del tradicionalismo.

Diferente es la situación de Carlos Gardel, sobre quien se han tejido las más diversas hipótesis sobre su origen, que algunos ubican en Uruguay y otros en Francia o en Argentina.

Pero más allá de la polémica sobre la misteriosa nacionalidad de Gardel, en lo que parece existir unanimidad de criterios es que el tango está presente desde hace mucho tiempo en todo el mundo.

Así quedó de manifiesto con la música de fondo de "Il Postino", la película italiana que este año obtuvo el Oscar de Hollywood a la mejor banda sonora.

La música de "Il Postino" es obra del compositor argentino Luis Bacalov y la interpretación en bandoneón fue del uruguayo Héctor Ulises Passarella, radicado en Italia desde hace una década y que regresó a Montevideo para intervenir en el festival.

Según Passarella, en el tango también existen raíces europeas, ya que su música "es sentimiento de ausencia y expresión de los inmigranes y de sus hijos".

El bandoneón, instrumento tangero por antonomasia, llegó al Río de la Plata a comienzos del siglo en manos de un ignoto marinero alemán.

Antes de "Il Postino", el tango se había ganado un lugar de privilegio en el cine internacional, abandonando progresivamente la imagen de Rodolfo Valentino, que lo bailó combinando el atuendo del gaucho con un típico sombrero español.

Años más tarde, la melodía de "La cumparsita" se deslizó por las curvas de Marilyn Monroe en "Una eva y dos adanes", y recientemente fue incorporada por Woody Allen a "Alice".

En "Perfume de mujer", un ciego Al Pacino baila con dignidad rioplatense el tango "Por una cabeza". (FIN/IPS/rr/ff/cr/96

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