El conflicto que desplazó a unas 70.000 personas en la frontera de Uganda con Zaire recibió menos cobertura y atención mundial que la crisis que, a poca distancia, movilizó a refugiados hutu que decidieron volver a Ruanda.
Desde la semana pasada, una invasión del vecino Zaire hizo que los habitantes en la frontera de Uganda huyeran hacia el interior del país.
"La lucha desplazó a unas 70.000 personas de Karambi, Bwera, Nyabiyombu y Kisinga, quienes inundaron la ciudad de Kases", dijo Lilian Okech, de la alcaldía de la ciudad.
Los desplazados, en su mayoría mujeres y niños, vivían en áreas del sudeste de Uganda invadidas por grupos armados de Zaire.
Okech afirmó que los atacantes fueron disidentes basados en Zaire, con el respaldo de soldados de ese país y las milicias ruandesas "Interahamwe", que en 1994 cometieron la mayoría de las masacres en Ruanda.
No obstante, Zaire negó que sus tropas hallan atacado posiciones en Uganda, e insiste en que los vecinos Uganda, Burundi y Ruanda respaldan a rebeldes en el este de Zaire dispuestos a derrocar al presidente zairense, Mobutu Sese Seko, en el poder desde 1965.
Los rebeldes, conocidos como banyamulenge, pertencen al grupo étnico tutsi, llegados desde la actual Ruanda y Burundi hace 200 años.
El ataque al sudeste de Uganda fue informado en Kampala el 13 de noviembre por el ministro de Relaciones Exteriores del país africano, Martin Aliker, quien dijo a los periodistas que una fuerza combinada de zairenses y rebeldes ugandeses habían atacado a una unidad del ejército ugandés en Karambi y Mpondwe.
Fuentes del ministerio de Defensa en Kampala dijeron luego que 50 atacantes habían muerto en enfrentamientos con soldados de uganda durante los dos primeros días de lucha. El ejército perdió tres soldados y otros 10 resultaron heridos.
Este lunes, un alto funcionario del ejército de Uganda, el brigadier Yoramo Muvunge, afirmó en Kampala que los soldados ugandeses habían superado a los atacantes "matando a un ciento de ellos".
La inseguridad en el área, unos 250 kilómetros al noroeste de Kampala, se produce en momentos en que el presidente Yoweri Museveni lucha con otros dos grupos rebeldes que operan en el norte del país.
El gobierno lucha contra el Ejército de Resistencia del Señor (LRA), cuya meta es gobernar Uganda siguiendo los 10 mandamientos bíblicos, e intenta contener al Frente de la Ribera Oeste del Nilo (WNBF), dominado por ex miembros del ejército del derrocado dictador Idi Amin.
El líder del WNBF, el coronel Juma Oris, fue un alto funcionario del régimen de Amin.
Uganda denuncia que ambos grupos están respaldados por el vecino Sudán, mientras Jartúm afirma que Uganda respalda al Ejército Popular de Liberación de Sudán (SPLA).
Fuentes militares en Kampala informaron este lunes que se habían enviado refuerzos al sudeste. (FIN/IPS/tra-en/mn/kb/lp/ip-pr/96