Un rayo de sol se filtró a través de la neblina que cubría el área pantanosa más extensa de Sri Lanka, convertida ahora notable en atracción turística.
La embarcación que transportaba visitantes a los pantanos de Muthurajawela pasó junto a bancos de lirios acuáticos y espesa vegetación cenagosa, colonias de aves como garzas reales, aguiluchos y avutardas de cola azul, entre otras, y se internó profundamente en los espesos bosques de manglares de esta isla del Océano Indico.
Habitantes de los pantanos, sobre todo pescadores, emergieron de la neblina en sus catamaranes de madera, buscando las presas del día tal como hicieron sus abuelos, con redes de lianas y trampas para cangrejos fabricadas con bambú.
A medida que se levanta el sol, la vida rápidamente asume su ritmo rutinario, con hombres y animales que comparten el medio ambiente y procuran subsistir con el producto de este ecosistema.
Los habitantes de los pantanos secan al sol el pescado salado delante de sus chozas, mientras sus hijos juegan sumergidos hasta las rodillas en el agua cenagosa.
"Este no es un safari convencional. Lo siento, aquí no hay elefantes ni leopardos", dijo Vasabha Vattala, del Departamento de Conservación de la Fauna, que administra el centro para visitantes del pantano. "Lo que sí podemos ofrecer es una gratificante experiencia con la naturaleza", acotó.
Lo novedoso de Muthurajawela es que recientemente se convirtió en beneficiaria del más ambicioso proyecto de conservación de tierras húmedas en Sri Lanka. Además, es la última atracción turística.
El centro de visitantes, que se abrió sobre el límite de la reserva hace cinco meses, está situado al norte de Colombo y es fácilmente accesible desde la capital.
Los visitantes pueden gozar de una fascinante observación de la vida en el pantano porque el centro les brinda la posibilidad de internarse en su ecosistema.
También ofrece caminatas a lo largo de extensos senderos naturales y excursiones en barcas por algunas de las incontables vías de agua que alimentan el pantano y otorgan a sus residentes la única manera de ponerse en contacto con el mundo exterior.
Otrora un tropical terreno fértil usado para cultivar arroz, Muthurajawela se extiende por 6.232 hectáreas a partir de la zona periférica septentrional de Colombo.
Invadido por el mar hace varios siglos, luego que fracasó un plan de construir un canal entre Colombo y la vieja ciudad portuaria de Negombo para facilitar los embarques de canela, actualmente sirve de base a la pesca costera, con 126 especies de aves, 40 migratorias, y actúa como "pulmón verde" para la gran área de Colombo.
Sin embargo, el pantano tambien es el patio trasero de 4.000 familias que han vivido en el lugar por generaciones. Los conservacionistas temen que las ciénagas, abarrotadas de aves y peces, sean destruídas por predadores.
"Hay demasiados pescadores", observó Rogus Wilman, quien pesca en el pantano desde hace 20 años. "Ahora hay que hacer 10 viajes para capturar suficientes peces cuando antes bastaba uno solo".
Jayampathy Samarakoon, de la Autoridad Central del Ambiente, que es asesor del proyecto de conservación de las tierras húmedas de Muthurajawela, dijo que estaban buscando armonizar una administración ecológica con el desarrollo económico.
En lugar de desalojar a los habitantes del pantano, que no vivirían en el lugar si dispusieran de medios, el proyecto pretende brindarles recursos alternativos para disminuir su dependencia sobre las tierras cenagosas.
El esfuerzo consistió en emplear con propósitos de desarrollo una extensión equivalente al cuatro por ciento del área total. En esa zona, 280 familias recibieron viviendas permanentes a un costo de 385.000 dólares.
El pantano está dividido de la zona en desarrollo por un área intermedia. Alrededor de 17 comunidades dispersas fueron amalgamadas en unas pocas para eliminar la polución. Otras vieron mejoradas sus casas con desagues y cloacas.
"Toda la ejecución nos costó alrededor de 1,05 millones de dólares, que es una cantidad pequeña en comparación con los actuales niveles de conservación ", señaló Samarakoon.
"A la gente le gusta. Esta es la unica posibilidad de cambiar el pantano por una vivienda permanente", observó Annesely Kumarange, un pescador que hace las veces de botero para visitantes. Tambien los residentes del pantano están recibiendo los beneficios de un programa de educación.
"Les decimos porqué no deben capturar peces pequeños, que deben vivir para poder crecer y multiplicarse", expresó Vattala.
La gente tambien es alentada a tomar empleos alternativos, como cultivar hierbas y verduras en tierras seleccionadas del área intermedia, añadió.
Además son animados a practicar formas de administración de recursos comunes, manejados de generación en generación, evitando que sean explotados abusivamente.
El acceso a la pesca en un área determinada del pantano está basado en el derecho hereditario del primer hijo varón de una familia. "La restauración ecológica recien comienza. En la medida que los residentes se mudan a viviendas para trabajar la tierra, la ecología debería mejorar", subrayó Samarakoon. (FIN/IPS/tra- en/ms/an/ego/en).
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