Abrumada por miles de refugiados que retornan desde Zaire, Ruanda necesita más que nunca la ayuda de la comunidad internacional para reconstruir el devastado país, destacaron organizaciones no gubernamentales.
"Ruanda es una nación pobre que sólo recibió asistencia en gotas desde el genocidio de 1994, y con el regreso de los refugiados, la necesita más que nunca", destacó el grupo de presión Survie (Supervivencia) en una declaración.
Dos millones y medio de hutus se refugiaron en Zaire y otros países vecinos luego del derrocamiento del gobierno hutu responsable del genocidio por el Frente Patriótico Ruandés, dominado por tutsis.
Organizaciones humanitarias y otros grupos como Survie temen que el retorno masivo de refugiados ruandeses de campos de Zaire lleve a la comunidad internacional a creer que la crisis está superada.
Ruanda necesita reintegrar a los refugiados a la sociedad, y eso agrega un peso considerable a los esfuerzos del país por reanudar su marcha, con escasa solidaridad de otras naciones, destacan los activistas.
"La tarea más difícil aún no fue realizada", subrayó Jean- Baptiste Richardier, codirector de la organización no gubernamental Handicap International.
Las autoridades locales ruandesas enfrentan enormes dificultades en la atención de las necesidades de aproximadamente 500.000 personas que regresaron de Zaire, afirma Handicap citando información de sus voluntarios en el área.
"Sería un error pensar que este desplazamiento de población resolvió el problema. Los problemas de la reintegración no deben ser minimizados", agregó Richardier.
Aún no se implementó la intervención internacional aprobada por la ONU para ayudar a los refugiados hutus ruandeses y a los civiles zaireños desplazados por el conflicto en el este de Zaire entre tutsis banyamulenges y el ejército.
Tomados por sorpresa por el inesperado retorno a Ruanda de los refugiados hutu, los gobiernos occidentales aún discuten los detalles de la misión e inclusive la necesidad de la misma.
La pérdida del control de los civiles por las fuerzas del anterior ejército ruandés y las milicias hutu refugiadas en Zaire, que mantuvieron como rehenes al resto de los refugiados en los últimos dos años, precipitó el retorno, según Survie.
El grupo exhortó a la comunidad internacional a manifestar al gobierno de Ruanda la solidaridad que no demostró desde que los rebeldes tutsis asumieron el control de un país en ruinas tras el genocidio de 1994.
Un seminario organizado poco después de que el nuevo gobierno tutsi tomara Kigali identificó 11 desafíos para reconstruir Ruanda y afianzar la paz, recordó Richard Petris, director del grupo Amigos de una Escuela de Paz.
Los desafíos incluían temas de justicia e impunidad, distribución de tierras y reconstrucción de la administración.
"Es desmoralizante darse cuenta de que hoy, dos años después, nada o casi nada fue cumplido", porque "la comunidad internacional no considera a Ruanda como una prioridad", concluyó Petris. (FIN/IPS/tra-en/ao/rj/ml/pr/96
