Un documento que circula privadamente desde hace meses en las Naciones Unidas sugiere que el secretario general, Boutros Boutros-Ghali, y otros altos funcionarios de la organización, fueron informados en enero de 1994 acerca de un complot para masacrar a cientos de miles de ruandeses.
Sin embargo, los funcionarios de la ONU guardaron silencio, incluso despues que el genocidio dirigido sobre todo a los tutsis ruandeses comenzó a raíz de la muerte del presidente Juvenal Habyarimana en un accidente aéreo, ocurrido en abril de ese año.
Para muchos diplomáticos aquí, la idea que Boutros-Ghali ocultó la información acerca de la planeada matanza por varios meses cruciales representa un serio revés, en un momento que el diplomático egipcio cuenta con los votos africanos para apoyar su reelección al frente de la ONU por otros cinco años.
El documento consiste en un telegrama enviado en esa época por el comandante militar de la ONU en Ruanda, el general canadiense Romeo Dallaire, sobre declaraciones formuladas por un líder hutu estrechamente asociado al gobierno de Habyarimana.
Dallaire escribió a la sede de la ONU el 11 de enero de 1994, informando que "se había dado orden de registrar a todos los tutsis en Kigali" y sospechaba que era para su exterminio. Dió como ejemplo que en 20 minutos su personal podía matar a 1.000 tutsis.
Desde entonces, fuentes de la ONU confirmaron que el informante de Dallaire fue Jean-Pierre Turatsinze, un personaje de alto nivel en las fuerzas paramilitares derechistas de la etnía hutu, denominadas Interahamwe (aquellos que permanecen juntos).
Tras la muerte todavía inexplicable de Habyarimana, en efecto, miles de tutsis y familias de hutus moderados cayeron masacrados por el ejército ruandés y las Interahamwe. Más de un millón de ruandeses de una población de ocho millones fueron abatidos entre abril y julio de 1994.
Dallaire tambien citó a Turatsinze cuando advirtió que "las tropas belgas tambien iban a ser provocadas y, si sus soldados apelaban a la fuerza, muchas iban a morir y eso garantizaría la retirada de las fuerzas de Bruselas de Ruanda".
Diez soldados del contingente belga de las tropas de la ONU fueron capturados, torturados y asesinados un día despues de la muerte de Habyarimana, obligando a Bélgica, la ex potencia colonial en Ruanda, a evacuar el país. Eso dejó una presencia mínima de la ONU en Ruanda durante el genocidio.
A pesar de esas advertencias, la ONU no reconoció la existencia de plan alguno para perpetrar el genocidio ante el Consejo de Seguridad, una vez que se inició la matanza.
En un informe dado a conocer al inicio del año, Boutros-Ghali explicó que "esas situaciones e informes alarmantes sobre el terreno, pese a ser consideradas con la máxima seriedad por los funcionarios de la ONU, no son insólitas en el contexto de las misiones de paz".
Enfatizó que las tropas de la ONU nunca tuvieron la autorización para actuar basándose en las advertencias de Dallaire.
Funcionarios ruandeses arguyeron que, incluso sin el telegrama de Dallaire, las Naciones Unidas debieron haber estado prevenidas que las masacres fueron planeadas.
"Hubo información anterior, en la que partidos políticos escribieron a la sede de la ONU", declaró a IPS el enviado ruandés Pierre-Emmanuel Ubalijoro. "Muchos ex funcionarios del gobierno advirtieron a través de las tropas de la ONU de las matanzas. Pero no se dió una respuesta…".
Parte de la culpa por la falta de información fue atribuída al enviado de la ONU en Ruanda, Jacques-Roger Booh-Booh, embajador de Camerún, y al subsecretario general Kofi Annan, de Ghana, responsable de la misión de paz de la ONU.
En aquel momento, funcionarios de la ONU, según diplomáticos aquí, se mostraron temerosos de realizar cualquier operación de paz más incisiva, teniendo en cuenta el fracaso de la intervención en Somalía. Probablemente contribuyeron al fracaso de la organización mundial para responder a las advertencias.
"Si Boutros-Ghali lo sabía o no, es académico, porque no hubiera podido hacer nada. No tenía mandato para movilizar tropas y todos los gobiernos se mostraron reluctantes a intervenir", apuntó un diplomático de Sri Lanka que no quiso ser identificado.
El actual gobierno ruandés, integrado por muchos sobrevivientes de las masacres de 1994 y miembros de las fuerzas rebeldes lideradas por tutsis, que sucedió a Habyarimana, responsabiliza sobre todo al propio Boutros-Ghali.
"El sistema está encabezado por una persona, el secretario general, y éste es el único responsable", afirmó Ubalijoro. "Nuestra posición respecto a él es perfectamente conocida…, no nos agradó la manera en que (la ONU) manejó la situación".
Si bien la Organización de Unidad Africana (OUA) apoya a Boutros- Ghali para un segundo período, Ruanda, junto con Ghana y Etiopía, es contraria. Estados Unidos ha vetado a Boutros-Ghali y está buscando a otros candidatos africanos para ocupar el puesto.
Diplomáticos locales no descuentan la mano de Washington detrás de la aparición del telegrama.
"Es un manejo usado desautorizar a Boutros-Ghali y Kofi Annan", opinó un diplomático africano. Hasta ahora, Annan había sido considerado el candidato favorito de Washington para suceder al actual secretario general.
La prensa danesa fue la primera que informó sobre el documento luego que su agencia humanitaria oficial, DANIDA, publicó un informe crítico en marzo del papel de la ONU en Ruanda. Hace pocos días, la noticia fue levantada por medios estadounidenses y británicos, incluyendo el "Telegraph" de Londres y el "Boston Globe".
Al mismo tiempo, al menos un líder africano, el presidente etíope Meles Zenawi, escribió a su colega Paul Biya de Camerún, el actual titular de la OUA, para urgir que se consideren otros candidatos africanos además de Boutros-Ghali.
"Deberíamos asegurar rápidamente un segundo período para Africa en ese puesto, evitando presentar solo un candidato para el cargo, para no correr el riesgo de fracasar en nuestro propósito", escribio Meles el lunes.
"El grupo de presión necesario debería comenzar a trabajar inmediatamente", agregó. "Cualquier dilación, y esto me preocupa mucho, resultaría un revés fatal para esta oportunidad africana".
Hasta ahora, Boutros-Ghali es el unico candidato africano para secretario general en una carrera que todos los países, incluyendo Estados Unidos, han manifestado amplia preferencia por aspirantes de ese continente. Un nuevo jefe de la ONU debe ser encontrado antes del 31 de diciembre. (FIN/(IPS/tra-en/fah/yjc/ego/ip).
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