El Tribunal Supremo Electoral (TSE) de El Salvador convocará este viernes a comicios legislativos y municipales para el 20 de marzo próximo, en medio de una fuerte incertidumbre provocada por la crisis económica y social que vive este país centroamericano.
Estas elecciones serán las segundas que se efectúan desde que finalizó la guerra civil en enero de 1992 y se realizarán en medio de un auge de la delicuencia que mantiene al país en un estado de inmovilidad.
El sociólogo Rafael Guido Béjar afirmó que en El Salvador hay un auge de la delincuencia común, el crimen organizado y el narcotráfico, actividades en las que participan destacados políticos del país.
En la próxima contienda electoral se presenciará el fraccionamiento del sistema político. En las elecciones de 1994 participaron nueve partidos, en tanto que en las próximas se presentarán 12, y dos más están en espera de su legalización.
El izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) formó coalición en los últimos comicios con el socialdemócrata Movimiento Nacional Revolucionario (MNR) y la centroizquierdista Convergencia Democrática (CD).
En este momento no se observan posibles coaliciones, aunque el FMLN, que se mantiene como segunda fuerza política, se ha pronunciado por ellas.
En las próximas elecciones se disputarán 84 escaños en el parlamento y 282 cargos municipales.
El Salvador, con 5,7 millones de habitantes, cuenta con 2,8 millones de ciudadanos registrados en el Padrón Electoral y el TSE estima que llegará a tres millones.
El secretario general de las Naciones Unidas (ONU), Boutros Boutros Ghali, mostró recientemente su preocupación porque en El Salvador no se realizaron las reformas necesarias para modernizar y democratizar el sistema electoral.
Estas reformas consistirían fundamentalmente en la emisión de un documento único de identidad, con el que se podría también votar, y la composición proporcional de los concejos municipales.
Rubén Zamora, de la opositora Convergencia Democrática, aseguró que el gobernante partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) es el menos interesado en los cambios, ya que se beneficia con la alta abstención, de alrededor de 50 por ciento, y cuenta con el llamado "voto duro" de sus miembros.
El investigador social Alvaro Artiga estima que el actual sistema electoral está diseñado para que beneficie al menos a tres fuerzas políticas, tal como sucedió en las elecciones que se celebraron entre 1982 y 1994.
En 1994, ARENA, que mantuvo la Presidencia en su poder, logró 45 por ciento de los votos, el FMLN 21 por ciento y el Partido Demócrata Cristiano (PDC) 17,9 por ciento, y se descuenta que en esta oportunidad dominarán nuevamente la escena electoral.
ARENA, en el gobierno desde 1989, ha prometido resolver la pobreza en que vive 60 por ciento de los salvadoreños. Sin embargo, los niveles de miseria no han descendido desde entonces, sino todo lo contrario.
Oficialmente se considera que 60 por ciento de la población es víctima de la pobreza, pero representantes de la empresa privada la sitúan en 80 por ciento.
El economista Alfonso Goitia, presidente de la Fundación Nacional para el Desarrollo (FUNDE), asevera que el ajuste estructural y la aplicación de las políticas neoliberales han implicado para El Salvador un incremento de la concentración de la riqueza en pocas manos.
Esta situación de crisis económica y represión militar se sumó en la década de los años 70 al surgimiento de grupos guerrilleros, y desde 1980 hasta 1992 este país estuvo inmerso en una guerra civil que costó 75.000 muertos y la destrucción de gran parte de la infraestructura económica.
Casi la totalidad de los políticos de todas las tendencias evitan hacer alusión a la posibilidad de un nuevo conflicto armado por temor a perder respaldo electoral.
Sin embargo, el ex comandante guerrillero y actual diputado Dagoberto Gutiérrez advirtió que "a cuatro años y medio de la firma de los acuerdos de paz entre el gobierno y la guerrilla sigue habiendo hoy más que nunca la injusticia social y la violación constante de los derechos humanos".
"Significa que la posguerra no ha traído para los salvadoreños la tan anhelada paz que muchos esperaban, por lo que sigue planteada la continuación de la lucha por los cambios", acotó Gutiérrez, cuyas palabras advierten el posible escenario violento en el que se llevarán a cabo las próximas elecciones. (FIN/IPS/jd/ag/ip/96
