/REPETICION/ CUMBRE/ALIMENTACION: El agricultor del futuro vive en la ciudad

Más de 5.500 millones de personas residirán en el 2025 en gigantescas y atestadas ciudades. Unos 2.200 millones, más de la mitad de la población urbana de países en desarrollo, deberán gastar 90 por ciento de sus ingresos para comprar comida.

Pero esos son pronósticos. Los expertos reunidos en Roma para la Cumbre Mundial de Alimentación proponen una solución posible: la agricultura urbana. Deberá alentarse la instalación de granjas dentro y alrededor de las ciudades.

A primera vista, el término "agricultura urbana" parece una contradicción. El sentido común indica que las granjas pertenecen a las áreas rurales y las industrias a los poblados y ciudades.

Pero el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) considera que la agricultura urbana es una actividad económica importante y de rápido crecimiento que hoy ocupa a decenas de millones de personas en todo el planeta.

De hecho, no solo pone comida en los platos de los pobres de las ciudades. También les pone dinero en efectivo en sus bolsillos.

La agricultura urbana no es una de las prioridades de la Cumbre, pero se la practica hace siglos y podría constituir un ingrediente clave en las estrategias a largo plazo para acabar con la pobreza y asegurar comida para todos.

"Pasa en ciudades de todo el mundo. En los techos, en pequeñas macetas, canteros, jardines, piscinas… En todas partes cultivan verduras y legumbres, crían aves y peces", dijo Andrés Wijkman, alto funcionario del PNUD.

Así, se ven en las urbes cultivos de mandioca, maíz, frutas, especies, nueces, y hasta ocasionales hatos de vacas y cerdos.

Esto podría ser aun más importante en el futuro, cuando el precio del alimento aumentará en sincronía con la población.

"La contribución de la agricultura urbana a la seguridad alimentaria parece sustancial en muchas ciudades de países en desarrollo", según el informe anual de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) correspondiente a 1996.

Los datos sobre la cantidad de personas dedicadas a esta actividad es escasa, pero se estima que las granjas urbanas suministran 30 por ciento de las verduras consumidas en Kathmandú, 45 por ciento de la de Hong Kong, 50 por ciento de la de Karachi y 85 por ciento de la de Shangai.

El Centro Internacional de Investigaciones sobre Desarrollo de Ottawa, Canadá, estimó que 200 millones de agricultores urbanos abastecen de alimentos a 700 millones de personas, 12 por ciento de la población mundial.

Otros estudios sostienen que esta actividad es la fuente directa de ingresos para más de 100 millones de personas.

"Los pobres pasarán tiempos difíciles y las granjas urbanas serán un factor muy importante para la seguridad alimentaria", pronosticó Wijkman.

Las posibilidades son inmensas. La agricultura urbana, por ejemplo, elimina el costo del transporte, con todas sus consecuencias ambientales y económicas. La comida es, generalmente, 60 por ciento más cara en áreas rurales que en las ciudades.

Todo ello constituye "una visión", según Wijkman, de ciudades más limpias que producen su propia comida fresca. "La agricultura urbana tiene beneficios económicos, recreativos y ambientales para los habitantes de las ciudades", según la FAO.

En cambio, muchos aseguran que esta actividad no es sostenible a largo plazo, pues agotará los ya escasos recursos naturales de las ciudades, como el agua y la tierra, y provocará riesgos sanitarios y depredación ambiental.

Además, los críticos agregan a la visión bucólica de Wijkman el nauseabundo olor del ganado.

Muchos países en desarrollo que tienen un sesgo de población marcado hacia la concentración urbana pretenden pretenden conservar para sus ciudades una imagen moderna y libre de las actividades propias del medio rural, según la FAO.

"Por lo tanto, los granjeros urbanos pueden afrontar fuertes obstáculos políticos y regulatorios que incluyen acciones legales y confiscación de sus producciones", según la organización.

Por el contrario, los defensores de la agricultura en las ciudades la consideran una panacea que merece aliento.

"Las plantas de destilación de cerveza se ubican con frecuencia en las ciudades. Requieren mucha agua. El líquido que desechan podría aprovecharse en la producción de alimentos", apuntó Wijkman.

"Apenas se utiliza diez por ciento de las sustancias nutritivas del grano empleado para producir cerveza. El resto se tira, y podría emplearse como alimento de ganado o en la producción de hongos", agregó.

Los desechos domiciliarios también podrían aplicarse como fertilizantes en los cultivos urbanos, según el funcionario.

A pesar de ello, la agricultura en las ciudades no integra el Plan de Acción que aprobará la cumbre en Roma. Pero la FAO admite que ya existe en casi todas las ciudades. (FIN/IPS/tra- en/dds/mj/dv/96

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