El músico Kali, de la isla de Martinica, presentó en dos conciertos en Zimbabwe una fusión de reggae, biguine y calipso para la satisfacción de la audiencia, habituada a ritmos occidentales, trasladando parte del Caribe a Africa Austral.
"Modernizamos un poco esta música y con mis canciones contemporáneas, se convierte en música de Martinica", explicó a IPS el popular cantante.
La audiencia africana siguió a coro los estribillos de Kali, aunque no supiera mucho francés, idioma de la isla caribeña en que vive el músico.
"Esto es fantástico, es bueno cambiar. Siempre recibimos el mismo tipo de música occidental en radio y televisión", dijo un joven peinado a la usanza rastafari.
Kali, quien comparte su nombre con un famoso personaje de tira cómica francés, y con la diosa hindú de la venganza, fue el último de una serie de artistas internacionales traídos a Zimbabwe con el respaldo del centro cultural Alianza Francesa.
La banda del músico tocó en Harare y la segunda ciudad de Zimbabwe, Bulawayo, el 9 y 10 de noviembre respectivamente, durante su primera visita a Africa Austral, para lanzar su nueva canción "Reggae Kolor", un tributo a Bob Marley.
El viaje fue parte de las cada vez más frecuentes salidas al exterior de Kali, quien nació hace 38 años en la comunidad de Saint Pierre, en Martinica, en una familia de músicos.
Kali, quien ha cantado a dúo con la viuda de Marley, Rita, comparte las ideas sociales y políticas del rey del reggae. Su primera banda, creada en 1975, fue llamada "Gaoule", en memoria de una masacre de esclavos en el siglo XVII.
"Canto mucho sobre el país, sobre la belleza del país, de su naturaleza, y sobre las riquezas que tenemos. También canto contra el sistema, contra la injusticia", dijo Kali.
"Hablo sobre el colonialismo que sufrimos durante años en Martinica (territorio de ultramar francés), sobre el crack (droga derivada de la cocaína) que invadió al país, la pobreza moral que crece entre la gente. Hablo de la miseria".
El estilo de Kali combina los ritmos caribeños del biguine, el calypso y el reggae, e instrumentos tradicionales como el banjo y los tambores con guitarras eléctricas y teclados.
"Redescubrí mis raíces", relata el músico. "Redescubrí el banjo y con él toda la vieja música de mi país volvió a mi cabeza. Así hice tres discos. Desde entonces he modernizado esa música".
"Me siento parte de mi país y creo que todos deben promover la música de su países, para evitar que los sonidos sean tan internacionales, buscando que sea música mundial en el sentido de que existe como realidad étnica", exhortó Kali.
Con varios premios internacionales por álbumes como "Racines 1" y "Racines 2", "Lese La Te Tounen" y "Debranche", Kali, considerado uno de los más destacados artistas del Caribe, disfruta de renombre internacional.
Poco tiempo atrás tocó recientemente en el club "Hot Brass" de París, representó a Francia en el concurso Eurovisión de 1992 y recorrió Africa, Europa y Japón.
No obstante, hacer de la música una profesión está lejos de ser sencillo en el pequeño país antillano del artista, en parte debido al mercadeo inadecuado de su tipo de música en países anglófonos en los que el lenguaje es una barrera.
Según Patrick Fillon, director de la Alianza Francesa, el conocimiento limitado de la cultura de los estados francófonos es una de las razones por la cual sólo varios cientos de personas concurrieron al espectáculo de Kali. (FIN/IPS/tra-en/jm/hvdb/lp/cr/96