PALESTINA: Hebrón, lenta pesadilla de 450 israelitas religiosos

La ciudad de Hebrón es vista como el más arduo problema que tienen sobre la mesa los negociadores israelíes y palestinos para destrabar el proceso de paz en Medio Oriente, sin contar el estatuto de Jerusalén.

En el centro de Hebrón y en medio de 120.000 palestinos, viven 54 familias de colonos judíos que habitan edificios fuertemente custodiados. La ciudad es sagrada para los dos pueblos, el hebreo y el árabe palestino de fe musulmana, por contener el sepulcro del patriarca y profeta Abraham, Ibrahim para los musulmanes.

Según los judíos ortodoxos que decidieron asentarse en Hebrón al amparo del Estado de Israel, esta ciudad sagrada sólo le va en zaga a la propia Jerusalén, de acuerdo con la tradición hebrea.

Entre esos colonos religiosos se cuenta Shani Horowitz, de 37 años, nacida y criada en Nueva York. Hace 14 años, esta neoyorquina cambió su confortable vida en Estados Unidos por un lóbrego apartamento en el corazón de esta tumultuosa ciudad.

Shani afirma, sin embargo, que su decisión fue correcta. Como hebreos ortodoxos, ella y su marido querían estar cerca del sepulcro de Abraham. Por ello han soportado la violencia del alzamiento palestino y el desprecio de una porción cada vez mayor de la sociedad israelí.

Hoy en día, mientras israelíes y palestinos negocian el futuro de la ciudad y en especial su seguridad, Shani no se siente capaz de imaginar otro lugar para vivir. "Aquí están nuestros lazos y nuestras raíces. Nuestra espiritualidad está aquí".

Sus palabras se repiten en los cinco pequeños enclaves de colonos que están esparcidos en el centro de Hebrón. Motivados por sus hondas convicciones religiosas, los 450 colonos basan en la Biblia su derecho a vivir en esta ciudad.

Mientras otros aplican modernas ideas políticas para definir las fronteras del Estado de Israel, estos israelitas creen que la tierra de Israel fue otorgada por Dios en una promesa eterna que sobrevivirá a todos los estados y tratados de paz.

Su inflexible convicción hace que un número creciente de israelíes caractericen a los colonos de Hebrón como "fanáticos" religiosos. Muchos de los colonos hebreos más radicales eligieron vivir en esta ciudad, y entre ellos se cuentan los miembros del racista Movimiento Kach, ahora ilegalizado.

Desde su llegada, Hebrón se ha convertido en un centro de violencia. En febrero de 1994, otro colono nacido en Estados Unidos, Baruch Goldstein, masacró a 29 palestinos mientras oraban en el lugar donde se reverencia la tumba de Abraham/Ibrahim, de forma compartida entre judíos y musulmanes.

El ataque de Goldstein hizo más férreo el control militar de Israel en la ciudad, paralizándose la actividad de las zonas palestinas.

Ahora los colonos son vistos por los palestinos como un foco de violencia a corto plazo y un impedimento a largo plazo para la autonomía palestina.

La comunidad hebrea, sin embargo, se autodefine de forma muy diferente. Ellos se consideran pioneros, cuya presencia garantiza que los judíos puedan visitar esta conflictiva ciudad.

"Creo que esto es un gran honor que Dios me ha concedido", dijo Elisheva Federman, una vecina de 25 años cuyo marido, ex portavoz del grupo Kach, se encuentra bajo "detención administrativa" y sin juicio hasta que se efectúe el repliegue de las tropas de Israel apostadas en Hebrón.

"Si nosotros no estuviéramos aquí no podría venir ningún judío a Hebrón", sostuvo Elisheva.

Los soldados de Israel, armados con ametralladoras, están apostados ante las puertas de los edificios donde viven los colonos, en puestos fortificados de hormigón y bolsas de arena.

Sólo cruzando la calle donde vive Shani se encuentra una escuela para niñas palestinas, detrás están el mercado árabe de verduras y una vieja "casbah", en una calle adyacente se ubica una serie de tiendas árabes.

Los hijos de Shani son llevados en autobús a una escuela sita en Kiryat Arba, asentamiento hebreo de 6.000 habitantes, a un kilómetro de distancia de Hebrón.

Las dificultades de este estilo de vida determinan que sólo los más radicales nacionalistas religiosos deseen vivir en Hebrón. La mayoría prefieren vivir en Kiryat Arba. Pero detrás de los muros de sus edificios les parece fácil olvidar a los 120.000 palestinos que les rodean.

El movimiento de asentarse en Hebrón se remonta a 1968 -un año después que Israel arrebatara a Jordania la Cisjordania-, cuando un grupo de rabinos alquiló un hotel en vacaciones y luego se negó a abandonarlo.

Un acuerdo con el gobierno terminó enviándoles al lugar donde ahora se encuentra el asentamiento de Kiryat Arba.

Más tarde, en 1978, un grupo de mujeres y niños ocupó en el centro de Hebrón unos apartamentos que eran propiedad de judíos masacrados por los palestinos en los motines de 1929. Esos apartamentos forman hoy en día el núcleo de la presencia de los colonos en la ciudad.

La retirada del ejército israelí podría significar el fin de esa presencia. Para los colonos, esa perspectiva se aparece como una pesadilla en cámara lenta. "Tenemos derechos sobre esta tierra", repitió Shani Horowitz. "Pero es como si estuviéramos abandonándolos. Así se pisotean los ideales sionistas". (FIN/IPS/tra-en/dho/rj/arl/ip-cr/96

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