PALESTINA: En Hebrón, el reloj marca la cuenta regresiva al caos

Palestinos y colonos judíos se preparan para la violencia cuando las tropas de Israel se retiren de esta ciudad, la última de ocho que deberá pasar a manos de la Autoridad Nacional Palestina.

Aunque el presidente de Egipto, Hosni Mubarak, negó este jueves a la prensa de su país informaciones según las cuales un acuerdo palestino-israelí sobre el retiro sería firmado la semana próxima en El Cairo, se espera que las tropas israelíes se movilicen este mes.

Los soldados israelíes serán reemplazados por 400 policías palestinos armados. La planificada partida de Israel generó una atmósfera aprensiva en la ciudad, y la mayoría de los colonos judíos y los palestinos alimentan ideas de guerra.

"Los palestinos no quieren la paz con los colonos en la ciudad', explicó un taxista palestino. "No llegaron en paz y no son bienvenidos".

El colono Noam Federman, portavoz del movimiento militante ilegal Kach, está de acuerdo en que no habrá paz. "Nos dispararán, y nosotros les dispararemos", predijo.

El retiro de las tropas se complica debido a la presencia de los colonos. Los soldados israelíes tienen una fuerte presencia en la ciudad, para mantener su seguridad, la cual, según los palestinos, tiene preferencia por sobre las necesidades sociales y económicas de los habitantes árabes.

Los colonos que pronostican un baño de sangre pidieron al gobierno de Israel que no deje la ciudad. Rodeados por 100.000 palestinos, los colonos acusan a las autoridades de crear un clima de desesperación.

El líder de los colonos Rabbi Moshe Lebinger, conocido por sus puntos de vista extremistas, se refirió a Yigal Amir, asesino del ex primer ministro Yitzhak Rabin, como ejemplo de lo que puede suceder si los colonos se sienten acorralados.

"Hemos ejercitado la restricción durante años, pero no puedo garantizar que la mantendremos si siguen adelante con el retiro suicida", dijo Levinger a autoridades israelíes durante una recorrida a la ciudad, dos semanas atrás.

Pero las opciones del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, son limitadas. Llegó al poder en mayo, tras vencer al arquitecto de los acuerdos de paz de Oslo, Shimon Peres, prometiendo a los israelíes "paz con seguridad". Además, obligó a su gobierno derechista a satisfacer un acuerdo de paz que rechaza.

Como primer aspecto de Oslo a ser ejecutado por Netanyahu desde su victoria en mayo, el retiro de Hebrón es considerado la prueba de su compromiso con los acuerdos.

También es un barómetro de la estabilidad, en una región donde el estancamiento en el frente político puede desintegrarse rápidamente en violencia.

Sin movimientos en Hebrón, el futuro del amenazado acuerdo de paz con los palestinos se ve negro, y las futuras relaciones de Israel con los vecinos árabes cubiertas por una nube de interrogantes.

Bajo presión de aliados estadounidenses y árabes, y de la comunidad empresarial, un tanto ansiosa, Netanyahu se comprometió a realizar el retiro de tropas con una modesta mejora de la seguridad para los colonos.

Además del mantenimiento del cierre del mercado y la calle donde hace dos años el colono judío nacido en Estados Unidos Baruch Goldstein disparó contra 29 palestinos que oraban en una mezquita, Netanyahu demanda que la policía palestina patrulle la ciudad dejando sus armas en la base.

El primer ministro pretende también que los soldados israelíes tengan a acceso a áreas de la ciudad controladas por los palestinos en caso de necesidad por motivos de seguridad.

Los palestinos califican estas demandas de "humillantes" y se niegan a hacer cambios al acuerdo firmado por el anterior gobierno de Israel. "Tenemos un acuerdo. Estamos esperando por ellos para que lo implementen", dijo el negociador palestino Saeb Erekat.

En una ciudad que se ha convertido en centro de la ira judía y árabe, el retiro podría significar el derrumbe final de la frágil paz buscada por voces pragmáticas de ambas partes.

Los palestinos de Hebrón respaldan a Hamas (Movimiento de Resistencia Islámico) y la Jihad (guera santa) Islámica más que en otras ciudades de Cisjordania.

Una reciente encuesta del Centro Palestino de Opinión Pública reveló que 44 por ciento de los residentes de Hebrón no obedecerían un llamado del presidente palestino, Yasser Arafat, para detener las operaciones militares y los ataques suicidas contra Israel.

Los colonos judíos de Hebrón son caracterizados como ultranacionalistas y fanáticos religiosos, incluso por israelíes ubicados a la derecha del espectro político. "No hay duda de que son extremistas", dijo Ehud Sprinzak, analista político especialista en la política de la derecha israelí.

Los palestinos señalan que la presencia de una pequeña comunidad de colonos ansiosos y bien armados es una amenaza de desastre. Más de 80 por ciento afirma que no puede coexistir pacíficamente con los colonos en la ciudad, según las encuestas.

"Los colonos deben dejar nuestra ciudad. Esa es la única solución", dijo el alcalde de Hebrón, Mustafa Natsche.

Varios palestinos hablan de reunir armas para hacer frente a los colonos. Aunque es poco posible que muchos lo hayan logrado, dadas las medidas de seguridad de Israel, se dice que muchas circulan en la ciudad.

Algunos colonos afirman que una vez que el acuerdo se ejecute, esperan obstruirlo generando problemas. Federman, que opera lo que denomina "patrullas civiles", sostiene que planifica continuar con ellas una vez que Israel se retire, con la esperanza de provocar el regreso de los soldados.

En la tensa atmósfera de Hebrón, ese tipo de provocación podría desatar una explosión. "Las posibilidades de violencia entre colonos y palestinos son muy altas", dijo Srpinzak. "Ambas partes la prevén. Hay alta probabilidad de que se trate de una profecía autocumplida". (FIN/IPS/tra-en/dho/rj/lp/ip/96

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