PALESTINA: Arafat se afianza, Hamas cae

La atmósfera distendida de la activa vida nocturna en Gaza es una de las señales más visibles de que la Autoridad Palestina tiene a la oposición fundamentalista islámica bajo firme control.

Aunque los palestinos se apresuran a indicar que se trata de un signo superficial, la mayoría reconoce que la cerveza y las danzas del vientre no serían favorecidas públicamente si el Movimiento de Resistencia Islámico (Hamas) tuviera las riendas del poder.

"Hamas no está ahora dirigiendo las calles", admite Ghazi Ahmed, vocero del movimiento en Gaza, y añade que el grupo "ha sido reprimido y está bajo presión desde hace tiempo".

Antes serio rival de la Autoridad Palestina, la organización militante ha sido efectivamente silenciada. Y a medida que el naciente gobierno fortalece sus instituciones, el público parece cada vez menos interesado en considerar a Hamas una alternativa viable.

Estadísticas revelan una consistente caída del respaldo popular a Hamas y su hermana ideológica menor, la Jihad (guerra santa) Islámica.

Los últimos sondeos muestran que el apoyo a ambos grupos apenas supera el siete por ciento, una cifra muy por debajo del 20 por ciento de hace 17 meses.

Esa caída representa un cambio significativo para una población que sólo dos años atrás hablaba sobre la posibilidad de una guerra civil. La amenaza aumentó tras un breve enfrentamiento armado entre la policía palestina y miembros de Hamas, en noviembre de 1994, en el cual murieron 14 personas.

Desde entonces, el apoyo a Hamas osciló, en función del estado del proceso de paz con Israel, mientras líderes de la Autoridad Palestina y los servicios de seguridad debatían sobre la posibilidad de dejar florecer a la organización fundamentalista como oposición política legítima o de acallarla.

La respuesta llegó cuando Hamas realizó una serie de atentados suicidas en Israel, matando a más de 60 personas, en febrero y marzo.

La Autoridad Palestina optó entonces por acallarla, infiltrando la amplia red de instituciones sociales de Hamas, siguiendo de cerca sus actividades y financiación, y reemplazando a oradores de las mezquitas afiliados a la organización por otros leales al gobierno.

Israel respondió a los atentados cerrando la franja de Gaza y Cisjordania, e impidiendo que miles de trabajadores llegaran a sus puestos en Israel, e incluso evitando temporalmente el ingreso de productos básicos y medicinas a los territorios ocupados.

El público palestino se hizo una idea clara de la situación. En lugar de saludar los ataques como una valiente resistencia a la ocupación israelí, culpó a Hamas de su sufrimiento económico. El respaldo al grupo cayó a 7.9 por ciento, para no recuperarse.

"Definitivamente redujo gran parte de su popularidad", dijo Jamil Rabah, investigador del palestino Centro Jerusalén de Medios y Comunicaciones.

A la vez, la amplia organización de Hamas comenzó a tener problemas internos entre miembros en Cisjordania y Gaza y entre los miembros en los territorios y los que viven en Damasco y Amman, lo cual afectó su respaldo en las calles.

"No hay Hamas, una Hamas real, ya no", dijo Hossam Zomlot, sociólogo palestino que trabaja en una organización pacifista basada en Gaza.

Mientras Hamas atravesaba su crisis ideológica, la Autoridad Palestina solidificaba su posición en la sociedad. Ahora, unos 68.000 palestinos, incluyendo unos 40.000 miembros de las fuerzas de seguridad, son empleados del gobierno, casi 20 por ciento de la fuerza de trabajo y un reservorio natural de apoyo político.

Mientras, las instituciones gubernamentales palestinas adquirieron prestigio ante los ojos del público.

El Consejo Legislativo tuvo un comienzo pedregoso cuando se opuso al estilo autoritario del presidente palestino, Yasser Arafat, y las humillaciones de las medidas de seguridad israelíes que impedían a algunos de sus miembros llegar hasta el lugar de sesiones.

No obstante, el cuerpo logró un nuevo impulso con la reciente visita del presidente de Francia, Jacques Chirac, y una invitación para visitar la Knesset israelí.

"Es muy simple", dijo Rabah. "Hay una Autoridad y ha demostrado ser el único poder legítimo en condiciones de controlar la situación".

Los enfrentamientos del mes pasado, en que la policía palestina apuntó sus armas contra soldados israelíes, fortalecieron la imagen de la Autoridad Palestina.

Mientras los israelíes vieron a quien creyeron su socio en la paz volverse contra ellos, los palestinos vieron a sus propias fuerzas de seguridad defendiéndolos.

Pero, en una actitud precavida, Arafat apostó tanques a lo largo del acceso a sus oficinas y otros puntos estratégicos en la franja de Gaza, y las elecciones municipales previstas para julio fueron canceladas.

Analistas señalan que los candidatos afiliados a Hamas tendrían buen resultado a nivel local, aunque su apoyo general ha caído, proque son considerados honestos y organizados en la atención de los servicios de bienestar social.

Pero los observadores advierten que una caída de ese apoyo no significa que la organización haya desaparecido. Hamas tiene profundas raíces en la sociedad palestina, y prospera en la pobreza endémica en la franja de Gaza y la frustración de los palestinos con el proceso de paz con Israel. (FIN/IPS/tra-en/dh/fn/lp/ip/96

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