NIGERIA: Vivienda para todos, un espejismo

Los elogios con que los nigerianos recibieron la asistencia de China para recuperar los ferrocarriles de Nigeria no se han repetido ante la posible participación de los chinos en el Programa Nacional de Vivienda.

A principios de octubre, el Ministerio de Obras y Vivienda firmó un memorándum con Beijing para rescatar el empantanado programa de viviendas. Pero antes de que los chinos pudieran entrar en él se produjo una lluvia de críticas por parte de los constructores y profesionales nacionales.

"Además de ser una política contraria al interés nacional, va en dirección contraria a las promesas del gobierno de proteger y estimular a los arquitectos e ingenieros nigerianos", expresó Joseph Uujamhan, presidente de la Sociedad Nigeriana de Ingenieros (NSE).

La NSE, que ya ha enviado una carta de protesta al Ministerio, entiende que Nigeria tiene la capacidad y los recursos humanos que hacen falta para manejar sus proyectos de vivienda sin necesidad de incluir a expertos extranjeros.

"El programa de viviendas está diseñado para producir una revolución, y no vemos de qué forma otro país puede desarrollar a nuestro país en lugar de nosotros mismos", afirmó la sociedad en una declaración pública.

Elementos críticos de la situación imperante creen que el gobierno desea dar con estos proyectos en las narices de las democracias occidentales, que han censurado con dureza el proceso político del régimen militar y su actuación en materia de derechos humanos.

"Parece que el gobierno quisiera demostrar que puede encontrar amigos en el Lejano Oriente y entre otros países en desarrollo", expresó un miembro de la oposición.

Diversos gobiernos intentaron en el pasado construir casas que la gente pudiera pagar, sin tener éxito en ninguna ocasión.

El gobierno de Ibrahim Babangida (1985-1993) inició en 1991 una Política Nacional de Vivienda que apuntó a garantizar que todos los nigerianos tuvieran en propiedad o pudieran acceder a una vivienda decente hacia el año 2000.

Esta política se propuso construir 70.000 viviendas por año, hasta llegar a una meta final de ocho millones de casas nuevas en el cambio de siglo.

Los planes fracasaron por falta de entusiasmo, burocratismo, el alto costo de los materiales de construcción y falta de voluntad en los más altos niveles políticos en términos de dirección de la política diseñada.

El último intento fue el lanzamiento del Programa Federal de Vivienda, en 1994, por el actual gobierno del general Sani Abacha. El plan se puso en marcha en 17 estados, pero a finales de aquel año no se había terminado ni una casa.

Lateef Jakande, que en aquel entonces era ministro de Obras y Vivienda, prometió construir 121.000 casas en dos años (1994-96). La meta del gobierno para el año 2000 era entregar cinco millones de unidades.

En vista del fracaso de todos los programas gubernamentales, los observadores entienden que la idea de garantizar vivienda para todos los nigerianos hacia el año 2000 no es más que un espejismo. (FIN/IPS/tra-en/to/pm/arl/dv/96

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